¡SEÑOR DE LOS MILAGROS, GRACIAS MIL!. ¡Todo por la Inmaculada!

Por Joseantoniobenito

Se acaban los días del mes morado y el último sábado los militantes es nuestro día D. Unos desde Ventanilla, otros de Villa Salvador, otros del Callao, Comas, Pueblo Libre… A las 7 en punto todos en la iglesia de San Pedro, corazón de la espiritualidad ignaciana, inicio de nuestra peregrinación. De allí salió Sebastián de Antuñano (“vizcaíno español” –como reza en la lápida con sus cenizas en el templo de las Nazarenas), convertido tras los 8 días de Ejercicios Espirituales para responder la voz del Señor: “Sebastián, ven a hacerme compañía”. Y claro que la hizo. Regresó a España, arregló todos sus asuntos y al volver compró la chacra para santuario y logró que el Beaterio se convirtiese en Monasterio Carmelitano. ¿Qué habría pasado si el cuarto mayordomo, Sebastián de Antuñano hubiese roto la cadena? El P. Morales decía “el día en que tú te apagues otros muchos morirán de frío”. Y él dio fuego a la devoción del Cristo Moreno, él dedicó su plata, su chacra, su tiempo, su energía a convertir en duradero lo que fue un acontecimiento en su vida. Y ahora son millones los que se benefician de los milagros del Señor. Nosotros también. Nos fuimos caminando tras sus huellas, en silencio, o rezando avemarías…para pedirle la gracia de la conversión, para ganar la indulgencia y volver al primer amor. ¡Qué privilegio estar a unos centímetros del anda y cara a cara del auténtico Muro del Cristo de las Maravillas o de Pachacamilla! Varios pudieron confesarse, otros lo habían hecho ya…casi los cincuenta –entre militantes, amigos y familiares- pudimos comulgar. ¡Qué fuego puso el P. Carlos en su homilía! ¡Cómo nos recordaba al P. Morales, hoy su 101 aniversario de nacido! Sí, el Señor tenía un aspecto “feo” como el de la madre de la cara quemada porque dio hasta su última gota de sangre por salvarnos. Y amor con amor se paga. Con qué tierno amor nos habló de Santa María…

A todos se nos repartió la historia de la devoción, la explicación de la iconografía…¡Qué don el de Perú! Y luego el compartir, por supuesto, turrón de Doña Pepa, dispuesto por los militantes; no sé cómo se multiplicó porque el grupo fue creciendo y parece que el turrón también,…pero a todos llegó. Agradecimos con bellos testimonios, nos alegramos por estar allí, de nuevo, y sobre todo por las ganas de seguir. Ya se presentó la Campaña de la Inmaculada. No es tiempo de dormir. Hay que tomar carrerilla al Adviento, ¡velad! O hacemos “Alcaldesa” de nuestro corazón a la Inmaculada o nos gana la batalla del Diablo. En el Génesis quedó claro que la Mujer le aplastó la cabeza a la Serpiente…Y ahora nos unimos en comunión para ponernos en misión. La Milicia de Santa María es una familia que se une para multiplicar el bien y ser manos y corazón de María en nuestro mundo. ¡Hoy, ante el Señor de los Milagros, dijimos que sí: Hágase, Estar! En todo servir y amar. O como dijese el P. Kolbe: ¡Todo por la Inmaculada!