En la Primavera de 1945, ya está todo a punto para hacer estallar la primeras de las bombas nucleares que se están creando. Durante meses se está estudiando la climatología para que la explosión se haga con seguridad y para que la radiactividad no se pueda extender fuera de una zona controlada y llegue a ningún núcleo urbano. Mientras, el ejército organiza los planes para evacuar a la población civil de las poblaciones más cercanas.
En la base de Roswell también se están realizando vuelos de prueba con un B-29, el mismo aparato que los que lanzaran las bombas de Hiroshima y Nagasaki. El avión se dirige a un punto de lanzamiento sobre el que lanzan un paquete de tamaño similar a las bombas y luego se aleja del lugar a toda velocidad para conocer si una vez lanzada la bomba el aparato puede escapar de la explosión.
El día 16 de julio, a las 5:30 de la mañana, Oppenheimer ordena detonar la bomba. La bomba, de 21 kilotones como la que se lanzará en Nagasaki (la de Hiroshima será de 15), se encuentra en una torre a 30 metros de altura. Cuando la bomba hace explosión todo se llena de una luz cegadora más intensa que el sol seguida de un tremendo impacto de aire caliente a gran velocidad. La explosión produce un cráter de un diámetro de casi 400 metros y el calor fue tan intenso que funde la arena del desierto. La explosión se hizo sentir en muchos kilómetros y para evitar el pánico el ejército da la noticia de que ha sido un accidente que se ha producido en un depósito de munición.
El día 17 llega un mensaje a la Casa Blanca para el presidente Harry S. Truman que dice escuetamente: "Los bebés han nacido bien". Truman sabe muy bien que significa. Los norteamericanos han conseguido la bomba más mortífera de la historia.
Fuente:
Voices of the Manhattan Proyect
Wikipedia
Hipertextual
ABC
Platea