No estoy tan segura de que sea para estar orgullosa, pero lo que no parece apropiado es que un representante de un partido se refiera a una compañera de pleno por el nombre de su marido. El intento de anularla como persona es denigrante. Si está en desacuerdo con sus ideas que se enfrente a ella, pero que no intente desprestigiarla por lo que Aznar supuso para España.
Yo no conozco ya a nadie menor de cincuenta años que utilice esa formula de señora de. Es algo trasnochado, cursi y machista. Yo no soy alcaldesa pero me indignaría si alguien me diera ese tratamiento. No soy señora de nadie, soy una persona individual con mis aciertos y equivocaciones, que asumo de forma personal. No me hago responsable de las decisiones de nadie, ni consiento que nadie las tome por mi.
El concejal socialista ha metido la pata y se ha disculpado: »si se ha sentido ofendida por cómo me he dirigido a ella, me disculpo y si quiere que lo retiremos del acta, lo retiramos, se lo pido al presidente«.
Pero ya llega tarde. A mi también me ofendió.