Título: Señora de rojo sobre fondo gris.Autor: MIguel Delibes.Editorial: Destino, 2009Páginas: 136.
SINOPSIS.
Un bellísimo canto al amor de toda una vida.
Un prestigioso pintor, sumido en una grave crisis creativa, desgrana ante su hija sus recuerdos más íntimos en un monólogo que es a la vez un homenaje y un exorcismo del dolor que siente por la muerte prematura de su esposa, Ana, «una mujer que con su sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir».
Ana desprendía tanta belleza y plenitud que iluminaba la grisura cotidiana y los sinsabores de su enfermedad, de ahí el desconsuelo del pintor tras su pérdida.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Prueba de que muchas veces tenemos verdaderas joyas literarias en nuestra estantería a las que no prestamos atención ante tanta novedad comercial, es este pequeño libro de Miguel Delibes. Un libro que dormía en mi biblioteca desde hace casi diez años y al que no había prestado atención a pesar de que Miguel Delibes es de esos autores que siempre me gustó leer. Pues bien, este pequeño libro de poco más de 130 páginas es una verdadera delicia en la que al autor, tras haber pasado un tiempo desde la muerte de su esposa, consigue plasmar un sentido homenaje a lo que ella fue y significó, no sólo para él, sino para toda la familia.
No es un libro de amor al uso, lleno de cursilerías. No. Delibes escribe en primera persona, aunque en este caso es un pintor incapaz de pintar ante la falta de la mujer que ama, y le va narrando a su hija que está presa en la cárcel a finales de la dictadura franquista por mantener oposición desde Comisiones Obreras, sus sentimientos y su imagen de la figura de su madre, toda ella basada en hechos y acontecimientos donde Ángeles de Castro participó por muy rutinarios que fueran. Acontecimientos de la vida de una familia desde el gusto por arreglarse para salir a los preparativos de una boda, en los que en todos ellos, a pesar de la enfermedad, la presencia de Ángeles, aunque sutil, es imprescindible para llenarlo todo de dicha.
Como ya decía Julián Marías, filósofo coetaneo de Miguel Delibes, Ángeles de Castro era "una mujer que, con su sola presencia, aligeraba la pesadumbre de vivir".
No os voy a contar mucho más. Es una novela muy corta que se lee y se disfruta en una tarde y se recuerda durante mucho tiempo porque la protagonista te cala dentro y la tristeza del autor te viene al corazón de vez en cuando en días. Sólo deciros que si no la habéis leído, ya estáis tardando.