Por situaciones de vida que me toca vivir siento que ese modo condicional de pensar limita y define acotadamente el proceder venidero.
En serio, háganse el planteo de revisar qué opinión reciben al contar una decisión trascendente tomada en sus vidas a los amigos, familiares, y otros seres con quien les toca compartir sus días, muchas veces más por obligación que por empatía, y extraigan sus propias conclusiones (y cuéntenlas!).
“Noo… pero fijate que si hacés eso va a pasar esto otro”. ¿Si? ¿Quién te dijo? Sólo tu experiencia habla por sí sola. Y no se debería aconsejar desde otro lugar que no sea poniéndose en los zapatos del otro, en lo posible, ya que pedir que sea sin juicio para muchos parece ser una tarea titánica.
Al fin de cuentas, la vida es obra, y el que no se anime se regodeará en sus limitaciones. Por acá decidimos expandirlas, no acotar y apostar al amor.
Y por casa, ¿cómo andamos?