Sentimiento de culpabilidad

Por Carlosfernandez
Otro de los sentimientos que conforman nuestra personalidad, con influencia en la actividad laboral, familiar y social, es el sentimiento de culpabilidad asociado generalmente al sentimiento de inferioridad. Debemos recordar ese Super Yo del que hablamos antes. En todo sujeto hay un abogado interior que nos juzga, que nos dice lo que está bien y mal, de modo que las actitudes contrarias al bienestar en el club deportivo acaban generando culpa, por mostrar la existencia de deseos en conflicto con el buen quehacer. Deseos que suelen ser del orden del sadismo, la agresividad, el egoísmo a ultranza, la intolerancia hacia los demás.
En todos los trabajos, en todas las empresas y en un club de fútbol también, existen los llamados “delincuentes laborales” que son aquellos trabajadores con tendencia a robar, estafar o agredir a la empresa, teniendo comportamientos poco éticos, aun sabiendo que serán descubiertos. Cometen actos inconscientemente y justamente por estar prohibidos, ya que tras realizar el delito, y al ser sancionados sienten un alivio. Lo que se alivia es la culpa que les llevó a delinquir. Es decir que la culpa es previa al acto punitivo. El origen del sentimiento de culpa es desconocido, reconocen su mala acción, y aceptan tranquilamente la consecuente sanción, que produce un alivio, un reposo en ese sentimiento de culpa.
El SENTIMIENTO DE CULPA se reconoce como una falta ética que el sujeto experimenta ante el pensamiento o la realización de actos pocos lícitos, morales o éticos. A veces no es necesario que cometa ningún acto, les alcanza con pensarlo o fantasearlo para que aparezca este sentimiento. Cuanto mayor es el sentimiento de culpa sin sanción, mayor será la trasgresión, por lo que es importante sancionar estas situaciones para que pueda reintegrarse el trabajador a su tarea.
Hay situaciones en la vida, como la muerte de seres queridos, que puede traer un beneficio al sujeto (por ejemplo una herencia) o una separación matrimonial que puede afectar el desempeño laboral, pudiendo atentar sobre sí mismo por considerarse culpable de lo que sucedió. La intolerancia a aceptar como propios, ciertos deseos inconscientes que entran en contradicción, con la ética y la moral que nuestro abogado interior nos dicta como adecuados, nos puede llevar a la necesidad de un castigo y en el castigo llevar la penitencia.
Esto se puede apreciar en los jugadores de fútbol con cierta frecuencia, en las expulsiones, sanciones, incluso en el mecanismo etiopatogénico de algunas lesiones musculares, que impiden al jugador participar en importantes eventos.
Del Libro: FÚTBOL Y PSICOANÁLISIS
Autor: Dr. Carlos FernándezNº Reg. Prop. Intelectual: 6190/2010