Lo mismo ocurre con el pensar y el hacer. ¿Qué ocurriría si pensáramos las cosas durante mucho tiempo? Lo más probable es que saliera a escena el conocido síndrome de la parálisis por análisis. Es decir el bloqueo derivado del exceso de pensamiento a cerca de una misma cosa. Veamos el otro extremo. ¿Qué ocurriría si estuviésemos haciendo cosas durante mucho tiempo? Probablemente que acabaríamos haciendo cosas que no deberíamos estar haciendo, pero, ¿qué ocurriría si dedicáramos un tiempo a pensar sobre lo que deberíamos hacer, es decir a definir nuestro trabajo y luego llevarlo a cabo? En este caso conseguiríamos un equilibrio natural entre el pensar y el hacer lo que nos permitiría en primer lugar no bloquearnos y en segundo lugar centrarnos en lo que realmente hemos definido como nuestro foco.
Este es uno de los grandes secretos de GTD. Separar el pensar del hacer. Cuando tu radar capta algo, no piensas sobre ello. Simplemente lo capturas y sigues con tu actividad. Cuando decides procesar tus bandejas de entrada y organizar, lo que estas haciendo es definir cual va a ser tu trabajo. Cuando decides revisar para ver que hacer en un momento concreto del día, no tienes que volver a pensar en aquello que capturaste, simplemente has de tomar la decisión de cuál es la mejor opción en función del @contexto en el que te encuentres, del tiempo que dispongas y del nivel de energía. Claramente estás separando el pensar del hacer.
Si duermes bien, te despiertas descansado lo que te permite llevar a cabo tu actividad diaria normal con unos niveles óptimos de energía. Si defines bien tu trabajo, sólo tienes que preocuparte de hacer en función de la mejor decisión en cada momento.
GTD funciona de manera similar. Invierte tiempo en definir tu trabajo y el resto dedícalo a hacer. Recuerda el calendario es el que manda y a partir de ahí o bien trabajas definiendo tu trabajo, trabajas sobre el trabajo ya definido y bien haces lo que te surja.
Sólo se puede controlar el mundo mediante la acción, no mediante la contemplación. La mano es más importante que el ojo … La mano es el filo de la mente. J.Bronowski
Tu productividad depende en su mayor medida de la acción, pero esa acción ha de estar bien definida para que te lleve a alcanzar los resultados que persigues, es decir a seguir el camino y rumbo que has decidido para tu vida.
Si cada vez que vas a hacer algo has de pensar cómo lo vas a hacer, tu productividad se verá seriamente dañada. Separa por tanto el pensamiento de la acción y tu productividad crecerá hasta límites insospechados.
Esta entrada Separando el pensar del hacer has sido publicada por Antonio José Masiá