Investigadores de la Universidad de Padua en Italia analizaron a 34 niños italianos y a 40 niños franceses con dislexia, que tenían de 8 a 14 años, y hallaron que aumentar el espacio entre las letras aceleraba la lectura de los estudiantes en más de veinte por ciento y duplicaba la precisión de los niños en la lectura de textos. "Nos sorprendió la magnitud del beneficio del espacio", aseguró el autor del estudio Marco Zorzi, profesor de psicología e inteligencia artificial. "El aumento promedio en la velocidad de lectura es equivalente al observado con un año de escuela, y que el número de errores se redujera a la mitad habla por sí mismo". El estudio aparece en la edición del 5 de junio de la revista PNAS. Se cree que la dislexia, una discapacidad del lenguaje que provoca dificultades para aprender a reconocer las palabras escritas, afecta a alrededor del cinco por ciento de la población en edad escolar, señalaron los autores del estudio, y anotaron que el niño disléxico típico podría leer el mismo número de palabras en un año que un buen lector lee en dos días. La manipulación de los espacios se basa en un fenómeno conocido como "aglomeración visual", en que es más difícil identificar una letra cuando está rodeada de cerca por otras letras. Esa aglomeración, que afecta de forma anómala a los que sufren de dislexia, impide el reconocimiento de las letras que es la base de la lectura en todos los idiomas con alfabeto. "Lo que esto nos dice es que el espacio claramente tiene algo que ver, pero ya sabíamos que desempeña un papel para todos los lectores", comentó Guinevere Eden, directora del Centro de Estudios del Aprendizaje y profesora de pediatría de la Universidad de Georgetown en Washington, D.C. "Nos dice que entre los disléxicos este problema es más crítico. Hay un punto perfecto [en los espacios entre las letras] en algún lugar, y es probable que ese punto perfecto sea distinto para cada persona". En el estudio, los niños leyeron un texto conformado por 24 oraciones significativas y cortas que no se relacionaban entre sí para evitar el uso de pistas contextuales. El espacio estándar entre las letras se aumentó en 2.5 tamaños de fuente en la versión de "texto espaciado", y se pidió a cada niño que leyera el mismo texto con un intervalo de dos semanas para medir las diferencias en la velocidad y la precisión. Zorzi anotó que niveles similares de mejora en niños disléxicos italianos y franceses indicaron que los resultados eran relevantes independientemente de la lengua materna. Zorzi y otros expertos plantearon que la tecnología moderna (como los libros electrónicos, las tabletas de lectura y los teléfonos inteligentes), hace que cambiar los espacios entre las letras sea algo rápido y fácil. "El hecho de que los libros de texto, documentos de investigación y novelas estén disponibles en formato digital para ser leídos en dispositivos electrónicos posibilita que este tipo de estrategia de tratamiento sea incorporado rápida y fácilmente en los lectores electrónicos", aseguró el Dr. Andrew Adesman, jefe de pediatría del desarrollo y conductual del Centro Médico Pediátrico Steven y Alexandra Cohen de Nueva York, en New Hyde Park. "Esta sencilla intervención, aunque no es una cura para la dislexia, parece reducir el grado en que los niños afectados tienen que luchar con la lectura". Eden, de la Georgetown, y también ex presidenta de la Asociación Internacional de la Dislexia (International Dyslexia Association), añadió que "dada la tecnología que tenemos hoy para enseñar a los niños a leer, esta información es importante. Muchas escuelas con estudiantes disléxicos usan dispositivos de mano y tecnología para cambiar las letras y hacer que sean más cómodas para estos estudiantes". Un ingeniero del grupo de expertos franco-italiano, Stéphane Dufau, ha desarrollado una aplicación para iPad/iPhone que permite a los padres y niños cambiar el espacio entre las letras, cuyos resultados serán a su vez analizados por los investigadores en tiempo real. Averigua más al respecto si te interesa. Desde: Wikipedia MedlinePlus
Investigadores de la Universidad de Padua en Italia analizaron a 34 niños italianos y a 40 niños franceses con dislexia, que tenían de 8 a 14 años, y hallaron que aumentar el espacio entre las letras aceleraba la lectura de los estudiantes en más de veinte por ciento y duplicaba la precisión de los niños en la lectura de textos. "Nos sorprendió la magnitud del beneficio del espacio", aseguró el autor del estudio Marco Zorzi, profesor de psicología e inteligencia artificial. "El aumento promedio en la velocidad de lectura es equivalente al observado con un año de escuela, y que el número de errores se redujera a la mitad habla por sí mismo". El estudio aparece en la edición del 5 de junio de la revista PNAS. Se cree que la dislexia, una discapacidad del lenguaje que provoca dificultades para aprender a reconocer las palabras escritas, afecta a alrededor del cinco por ciento de la población en edad escolar, señalaron los autores del estudio, y anotaron que el niño disléxico típico podría leer el mismo número de palabras en un año que un buen lector lee en dos días. La manipulación de los espacios se basa en un fenómeno conocido como "aglomeración visual", en que es más difícil identificar una letra cuando está rodeada de cerca por otras letras. Esa aglomeración, que afecta de forma anómala a los que sufren de dislexia, impide el reconocimiento de las letras que es la base de la lectura en todos los idiomas con alfabeto. "Lo que esto nos dice es que el espacio claramente tiene algo que ver, pero ya sabíamos que desempeña un papel para todos los lectores", comentó Guinevere Eden, directora del Centro de Estudios del Aprendizaje y profesora de pediatría de la Universidad de Georgetown en Washington, D.C. "Nos dice que entre los disléxicos este problema es más crítico. Hay un punto perfecto [en los espacios entre las letras] en algún lugar, y es probable que ese punto perfecto sea distinto para cada persona". En el estudio, los niños leyeron un texto conformado por 24 oraciones significativas y cortas que no se relacionaban entre sí para evitar el uso de pistas contextuales. El espacio estándar entre las letras se aumentó en 2.5 tamaños de fuente en la versión de "texto espaciado", y se pidió a cada niño que leyera el mismo texto con un intervalo de dos semanas para medir las diferencias en la velocidad y la precisión. Zorzi anotó que niveles similares de mejora en niños disléxicos italianos y franceses indicaron que los resultados eran relevantes independientemente de la lengua materna. Zorzi y otros expertos plantearon que la tecnología moderna (como los libros electrónicos, las tabletas de lectura y los teléfonos inteligentes), hace que cambiar los espacios entre las letras sea algo rápido y fácil. "El hecho de que los libros de texto, documentos de investigación y novelas estén disponibles en formato digital para ser leídos en dispositivos electrónicos posibilita que este tipo de estrategia de tratamiento sea incorporado rápida y fácilmente en los lectores electrónicos", aseguró el Dr. Andrew Adesman, jefe de pediatría del desarrollo y conductual del Centro Médico Pediátrico Steven y Alexandra Cohen de Nueva York, en New Hyde Park. "Esta sencilla intervención, aunque no es una cura para la dislexia, parece reducir el grado en que los niños afectados tienen que luchar con la lectura". Eden, de la Georgetown, y también ex presidenta de la Asociación Internacional de la Dislexia (International Dyslexia Association), añadió que "dada la tecnología que tenemos hoy para enseñar a los niños a leer, esta información es importante. Muchas escuelas con estudiantes disléxicos usan dispositivos de mano y tecnología para cambiar las letras y hacer que sean más cómodas para estos estudiantes". Un ingeniero del grupo de expertos franco-italiano, Stéphane Dufau, ha desarrollado una aplicación para iPad/iPhone que permite a los padres y niños cambiar el espacio entre las letras, cuyos resultados serán a su vez analizados por los investigadores en tiempo real. Averigua más al respecto si te interesa. Desde: Wikipedia MedlinePlus