En mi último viaje a Londres me percaté del asunto: en España no sabemos inglés. En UK te das cuenta de que tu inglés, ese inglés medio-alto del que presumes, en realidad es una castaña pilonga. Te das cuenta de que es cierto que entiendes bastante a las personas cuando te hablan sobre cuestiones que puedes prever, y que con esfuerzo puedes desenmarañar ese acento british tan cerrado. Pero al mismo tiempo compruebas en el día a día anglosajón que te queda mucho para llegar a hablar como lo hacen ellos. Es una pena, porque así es como hablaríamos si desde pequeños nos inculcaran el bilingüismo, o al menos se parecería bastante. A pesar de ello, el inglés es tan útil que aunque no lo domines a la perfección te saca de muchos apuros en cualquier parte del mundo. Cuando estuve recientemente en Bélgica y Luxemburgo, el inglés era mi salvación para entenderme con la gente. En apenas unos días me voy a Alemania de nuevo, y no os podéis imaginar el valor que tiene el inglés por aquellas tierras, cuando el alemán se antoja ininteligible.
Sin duda aprender inglés es la mejor decisión para los viajes y para la vida, porque puedes conocer mundo sin necesidad de guías, excursiones programadas, ni traductores. Mi nivel medio ya me lo permite, así que si fuese bilingüe estaría en un estado continuo de satisfacción personal. Ya no sólo es cuestión de pedir la cuenta en un restaurante o solicitar habitación en un hotel, sino que con un lenguaje fluido se pueden entablar gratificantes conversaciones y conocer a mucha gente. También comprendes todo lo que te dicen, te enteras de lo que comes porque entiendes el menú de los restaurantes, y lo mejor de todo es que puedes tomar trenes o autobuses sin recurrir al lenguaje de signos.
Salir a Europa y practicar el idioma es lo más recomendable para tener ese nivel fluido de conversación, ese inglés oral que es el que más cuesta conseguir. Yo he notado mucho el avance con cada nueva incursión en tierras extranjeras. Aunque sea muy poco lo que practicas, siempre se adapta el oído y comprendes más que cuando saliste de España. Mi cuenta pendiente es sacar el tiempo suficiente, y hablo de unos cuantos meses, para irme a Londres, a Cambridge, o a donde sea, y establecerme allí durante una temporada para tomarme en serio el aprendizaje. Hacer algún curso y, en definitiva, hablar permanentemente inglés para acercarme cada día más al sueño del bilingüismo.
Personalmente aspiro a mejorar, a acercarme a la meta poco a poco, aunque sin pretensiones. De este modo podré vivir cada nuevo viaje con satisfacción, al darme cuenta de que mi soltura con el inglés va avanzando. El próximo destino es Munich, de modo que como el alemán no está en mi lista, intentaré poner en práctica el inglés lo máximo posible.