Cada ser humano es el universo entero. Dentro nuestro residen todos los seres del mundo y para mayor suerte somos capaces de comprenderlo y reflexionar en torno a ello. Sin embargo, ser humano, no creas que digo esto en un sentido antropocéntrico, no es mi intención sumarme al pensamiento del delirante sofista Protágoras que una vez declaró que el hombre es la medida de todas las cosas. Muy por el contrario, lo mío es invitar a la humanidad a darnos cuenta de que cumplimos un gran papel en este gran cosmos; no somos más que ni menos que, somos parte de y por lo mismo debemos tomar cartas en el asunto. Volver nuestras conciencias hacia lo que verdaderamente vale, hacia esas verdades liberadoras que nos harán más fuertes, más consientes, más dulces, más humanos. Derrotar los viejos conceptos y emanciparnos de las garras del poder es el siguiente paso de esta humanidad deseosa de libertad y futuro en armonía con lo que nos rodea. En este sentido, te invito, ser humano, a que dejes de lado el tener y te vuelvas hacia el ser; que te olvides de recibir y te preocupes de dar; que te alejes del glamour y las luces y te vuelques hacia el amor. Pues, ¿qué hay más fácil y más barato en el mundo que moverse por amor? Si nos hacemos cada día más pobres en dinero, hagámonos ricos en afecto y eso sí que tiene recompensa en esta tierra –y de la buena. Atrévete, ser humano, y verás.
Por Cristal/ llavedecristal.wordpress.com