Ser humano

Publicado el 28 junio 2015 por Revista Pluma Roja @R_PlumaRoja

El otoño es mi época favorita del año. Lanzarme a caminar bajo una lluvia de hojas cumpliendo su última misión en la vida, me parece inigualable. Por eso me gusta que las hojas queden ahí, que no las barran porque tienen derecho a morir en paz. Porque tienen derecho a embellecer las aceras con su último respiro. Porque tienen derecho a volverse polvo dónde les toque caer. Pero los seres humanos tenemos ese afán de controlarlo todo, de decidir qué está bien y qué está mal, aunque muchas veces nos equivocamos profundamente.

Este otoño fue especial porque me tocó pasear mucho y ver las hojas en distintos lugares, caer con una digna resignación. La gente en general barre las hojas y pretende una vida desarrollada en la pulcritud. Sí, en busca de la vida perfecta en apariencia, nos hemos olvidado de ver lo maravilloso que se torna el escenario con una alfombra de hojas secas; nos hemos olvidado de enseñarles a nuestros hijos el proceso de esas hojas desde que caen hasta que las podemos pisar y disfrutar ese sonido único que se produce.

Pero claro, quién tiene tiempo en estos días para perderlo pensando en hojas. Si lo único que hacemos es trabajar y, al final de la jornada, lo único que queremos es llegar a casa, comer y dormir. Y así pasan los días. Y así pasan los años. Trabajamos  y viajamos tanto en transporte público que ya no tenemos tiempo para las pequeñas cosas ridículas que antaño nos hacían tan felices.

Pero claro, quién tiene tiempo en estos días para simplemente vivir.

 Por Cristal: llavedecristal.wordpress.com