Ser más flexible

Por Raquelcabalga @RaquelCabalga

La vida es cambio y para sobrevivir al mismo es necesario saber adaptarse a las circunstancias descubriendo la forma de ser más flexible. Y es que la flexibilidad o la capacidad de adaptación es lo que ha permitido la evolución de las especies (en los casos en los que es imposible esa adaptación llega, de forma inexorable, la extinción).

En nuestro día a día, la flexibilidad nos permite adaptarnos a los cambios en el entorno, las circunstancias, las personas o las opciones sin sentirnos bloqueados, logrando así la aceptación y el aprovechamiento del momento presente.

A veces se confunde la capacidad de ser flexible con la resignación pero… ¡No tienen nada que ver! La resignación no da lugar a maniobras, solo nos conduce a la insatisfacción, la falta de asertividad y al ceder a todo y todos. En cambio, ser más flexibles nos ayuda a aceptar la nueva situación y a valorar las opciones desde otra perspectiva para invertir nuestra energía o recursos en aquello que nos llevará a avanzar. Nadar contra corriente termina por producir fugas a todos los niveles (y, sinceramente, resulta agotador).

¿Tienes que enfrentarte a un cambio inminente? Tener en cuenta las siguientes actitudes te permitirá ser más flexible:

  • Mantén la calma: no actúes por impulsos y párate a observar la situación. Cuando hayas valorado y meditado cuáles son tus intereses habrá llegado el momento de comunicar o decidir lo que consideres necesario.
  • El respeto ante todo: ser flexible no significa acatar los cambios sin rechistar sino aceptar que las circunstancias son distintas para ser capaces de comunicar, tratar o corregir ciertas posturas o actitudes con el fin de acomodarnos a la situación preservando nuestros deseos, las normas y la integridad de los demás.
  • Pasa a la acción: la resistencia al cambio existe y el miedo a lo desconocido no ayuda a dar ciertos pasos…  Atrévete a dar el paso sin hundirte en la resignación, acepta el cambio y sigue avanzando con tus valores de una mano y las nuevas circunstancias de la otra.

Pese a todo lo dicho, es posible que no tengas que hacer frente a ningún cambio importante en tu vida a corto plazo… ¿Crees, entonces, que no necesitas ser más flexible? Efectivamente, siempre es bueno ser más flexible pues muchas veces la mayor inflexión se produce a nivel interno.

Por ejemplo, me gustaría invitarte a leer las siguientes afirmaciones:

  • Los hombres no saben escuchar.
  • Las mujeres hablan demasiado.
  • Los niños dan demasiado trabajo.
  • Las personas adineradas son malas.
  • La única forma correcta de hacer las cosas es la mía.
  • Si no hace muchas horas extra es porque es un vago.

¿Usas afirmaciones parecidas a estas? ¿Crees que alguna es cierta? Aunque te parezca extraño, en este caso, el tema sobre el que versan las frases no es relevante… Lo que puede causarte quebraderos de cabeza es la rigidez o la rotundidad de lo que dices y/o piensas. Me explico: cuando nos obstinamos en algunas creencias nos mantenemos a la defensiva y esto complica sobremanera nuestra vida (en la comunicación, las relaciones, los límites que conllevan, etc).

¿Acaso no has visto mujeres calladas, hombres atentos, encantadoras personas con mucho dinero o niños maravillosos que no dan nada de guerra? Claro, las generalizaciones no suelen ser buenas… Entre el blanco y el negro hay toda una gama de colores que muchas veces no tenemos en cuenta.

Si te apetece aprender a suavizar alguna de tus posturas para evitar más conflictos puedes hacer un ejercicio muy sencillo. Te invito a elegir tus argumentos más inflexibles para buscar ejemplos concretos que los desmonten. Por ejemplo: si crees que el que no hace horas extras es un vago puedes coger a alguien que conozcas que no cumpla con esa creencia (sabes perfectamente que tu marido/mujer trabaja solo durante la jornada laboral que tiene establecida -sin hacer horas extra- y que, en cambio, no es vago/a porque le conoces y porque le valoran muchísimo en su empresa por su profesionalidad, desempeño, productividad y eficiencia). ¿Entendida la mecánica del ejercicio? Entonces ya estás listo/a para hacer lo mismo con cada una de tus inflexiones. Cuantos más ejemplos encuentres para cada una más se suavizarán y… ¡Más posturas rígidas por suavizar irás descubriendo!

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Raquel Cabalga