SER miente en su explicación por censurar a Vox en YouTube

Publicado el 22 junio 2019 por Mike Sala @mikesala65

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Coincido con muchos de los principios que Vox dice defender. Y aun así, siendo Vox el partido con el que más coincido en ciertos planteamientos, ni me siento representado por él, y ni siquiera le he votado. Uno de los aspectos que no me atrae en absoluto del partido del Abascal es el tufo de rancio nacional-catolicismo que rezuman no pocos simpatizantes y militantes de sus bases.
Meses antes de las elecciones generales, cuando todo en Vox era efervescencia de ánimo porque muchos aseguraban que la misma proyección que el partido había tenido en Andalucía se repetiría en toda España, e incluso se superaría, leí un twitter de uno de sus seguidores, muy activo en las redes, que decía algo tan revelador como lo siguiente: “Cuando Vox gobierne en España, implantaremos de nuevo la moral católica”.
Para un cristiano no católico de mi generación (1965), que recuerda cómo la moral nacional-católica gobernaba mi infancia en España hasta el punto de imponer la música clásica en las cadenas de radio, y las películas de romanos en televisión y cines durante la Semana Santa, o la autoridad que tenían los curas docentes para enseñarme a golpes demasiado frecuentemente-guardo muy agrios recuerdos del colegio de los Marianistas en Zaragoza y de los Pasionistas en Zuera- eso de “implantar de nuevo la moral católica” es una de las muchas cosas de ciertos personajes demasiado abundantes en Vox que me han empujado a no votarles ni antes ni en el futuro.
Sin embargo, como jamás renuncio a mis principios, me siento obligado a defender el derecho de Vox a expresar sus ideas y compartir su programa como y donde lo estimen oportuno. Qué menos en una pretendida democracia como la española. Además, no seré yo quien identifique por sistema a Vox con la ultraderecha, porque en otros aspectos no lo es, y admitir tal comparación es hacer el juego a quienes la propalan a los cuatro vientos a la vez que se identifican con ideas tan ultras como las que dicen denunciar, pero de izquierdas.
No conozco apenas el contenido del canal oficial de Vox en YouTube. Si he visto alguno de sus vídeos, ha sido porque alguien me lo ha enviado por las redes. Pero conociendo el acoso mediático que este partido sufre desde los diarios, radios y televisiones progres, el hecho de que la SER (del Grupo PRISA) haya sido la causante del cierre del canal de Vox en la plataforma de vídeos tampoco debería extrañar a nadie. La SER es Grupo PRISA, como El País, y Grupo PRISA es PSOE desde Felipe González, y algo de PP de Rajoy desde que éste comenzó a gobernar.
De este modo, practicando la censura mediática sobre un partido rival, el Partido Socialista, es decir, la SER, ha venido a demostrar lo que muchos han negado desde dentro mientras defendían que en esa cadena de radio no existía ni censura ni preferencia política alguna. Una afirmación que causa carcajadas si recordamos, por poner tan solo un ejemplo, la labor de intoxicación y movilización que desde sus micrófonos se realizó contra el gobierno de Aznar y todo el Partido Popular inmediatamente después de los atentados del 11-M; labor que se extendió hasta la jornada de reflexión y el día de votación en las Generales de 2004, en las que resultaría victorioso el infame, traidor e inmoralRodríguez Zapatero.
SER ha respondido recientemente a las palabras de Espinosa de los Monteros respecto a que Vox tuvo constancia, desde un principio, de que la censura de YouTube contra el canal de vídeo provenía de quejas dirigidas desde la propia cadena de radio. Ésta se defiende, mintiendo como suele ser su costumbre, asegurando que es práctica habitual que la cadena reclame en YouTube sus contenidos por razones de copyright. Pero esto es radicalmente falso y se puede comprobar repasando los canales de vídeo de uso frecuente que PP, Podemos, Ciudadanos y otros partidos mantienen en la plataforma y que incluyen todo o parte de entrevistas de la SER a sus líderes y portavoces, y estos canales jamás han sido eliminados por la plataforma.
Aunque ahora SER asegura que retirará su queja del canal de Vox en YouTube, lo sucedido reviste una cierta gravedad. Es otra muestra más de cómo un todo poderoso medio de comunicación, frecuentemente al servicio de un partido político concreto y de otros oscuros intereses afines, es capaz de mover hilos para ejercer cierta censura sobre otras formaciones políticas.
Sí. El hecho es grave. Pero en España, ni es nuevo, ni es de extrañar que la noticia tan solo haya interesado a unos pocos. En una nación de ciudadanos libres e iguales es posible que semejante censura partidaria hubiera tenido consecuencias, y es seguro que medios como SER y El País, verdaderos estercoleros ideológicos al servicio de la desinformación, no tendrían tan fácil el dominio e influencia que en España ejercen desde el final de la era Suárez hasta nuestros días.
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