Quién repara en el detalle de un sonido o de una flor que se abre sino el que se da el espacio para tener visión de niño.
El adulto convencional va directo a lo que se propuso sin darse cuenta que en el trayecto muchas cosas pueden sumar al juego en el que se embarcó, y hasta desviar su camino tan marcado para descubrir algo que ni siquiera estaba en sus planes.
Y aquí les dejo el link a un maravilloso libro, de Shunryu Suzuki: Mente Zen, mente de principiante (click en el nombre para bajarlo, formato word). Muy recomendable.