Para llegar a esta conclusión el investigador Scott Graham de la División de Psicología de la Universidad del Oeste de Escocia en Paisley (Reino Unido), llevó a cabo un estudio con 600 perfiles de Facebook ya existentes de los que se extrajeron datos al azar para crear nuevos perfiles, falsos en este caso, reemplazando las fotografías de personas bastante atractivas con sujetos de un atractivo más limitado y alterando el número de amigos con los que contaban. A continuación se les pidió a los 102 participantes del estudio que calificaran el atractivo físico y social de los perfiles generados.
Los resultados arrojaron que ni el género del participante ni el género del perfil se vieron afectados por el desenlace de los análisis. La conclusión fue que los participantes del estudio calificaron como más atractivos, más extrovertidos, más accesibles y que les generaban más confianza, todos aquellos perfiles que tenían un enorme número de amigos.
A pesar de las limitaciones del experimento, el estudio demuestra de una forma bastante clara que las personas forman un conjunto de impresiones sobre los desconocidos en base a señales relativamente pequeñas, al igual que lo hacen en la vida real y que en el caso de Facebook, la cantidad parece ser una prioridad.