Ser proactivo es mucho más que ser activo.

Publicado el 25 octubre 2013 por Daniel Costa Lerena @costalerena

Qué es la actitud proactiva y cuáles son sus principales características.

El término proactivo se viene utilizando bastante en las últimas décadas, las empresas y organizaciones incluso en sus ofertas de empleo dejan claro que procuran incorporar a sus plantillas personas proactivas. El ser proactivo deriva más de una actitud que de una conducta propiamente dicha, y no solo se limita a conceptos tales como los de “personas activas” o “individuos con iniciativa”.

La proactividad como tal se sitúa en otro nivel que la actividad misma y, al mismo tiempo, se contrapone directamente con la pasividad en cualquiera de sus manifestaciones. Básicamente ser proactivo significa tomar el control de nuestra conducta de forma activa; para ello es menester por comenzar a hacernos responsables de todos nuestros actos de forma consciente. Responsabilizarnos de nuestros actos al mismo tiempo implica analizar nuestra conducta no solo desde el aspecto activo, desde el pasivo también. Tanto por omisión como por acción siempre estamos actuando; siempre de un modo u otro estamos generando, desde lo pasivo como de lo activo, desde el acto como desde la palabra e incluso a través de nuestros silencios e indiferencia.

Si bien la RAE (Real Academia Española) no acepta el término proactivo, sugiere se utilice como sinónimo “persona con iniciativa”. En parte la definición ofrecida por la RAE se ajusta al concepto de proactivo, aunque no es del todo completo, pues no contempla la necesidad de asumir responsabilidad alguna por parte del individuo. Tomar la iniciativa para que las cosas sucedan no es exactamente ser proactivo, se necesita tener claro qué es lo que queremos, por qué lo queremos, para qué lo pretendemos y claro, cómo lo lograremos.

La proactividad también ha sido vinculada por muchos autores a la libertad, terreno que es cuando menos susceptible de confundirse con la espiritualidad e incluso hasta con la metafísica. En realidad dichos autores vinculan el ser proactivo a la toma del control de nuestras vidas, interpretando que nada es casualidad y solo existen las causalidades, con lo cual no somos ni más ni menos que los dueños de nuestros destinos. En mi opinión personal ello en modo alguno implica la necesidad de entrar en terrenos espirituales, pues considero que es algo más tangible y práctico, aunque desde luego respeto los argumentos que esgrimen dichos autores sin llegar a compartirlos.

Stephen Covey, en su libro The Seven Habits of Highly Effective People, aborda precisamente el tema de la actitud proactiva y qué es ser proactivo. El autor al mismo tiempo marca las diferencias entre la actitud proactiva y la reactiva, como forma de clarificar de forma más precisa el concepto de lo que significa ser proactivo.

La persona proactiva asume la responsabilidad de su vida y no culpa de su conducta a sus progenitores o familiares, los cuales eventualmente podrían haberle condicionado en sus diferentes fases de su desarrollo psicosexual. Tampoco culpan o se justifican a través de las circunstancias, siendo conscientes de que ellos mismos son quienes elijen su comportamiento. En tanto, la persona reactiva encuentran factores externos para responsabilizar o justificar su comportamiento; culpando a terceros y así evitando asumir responsabilidad alguna por su comportamiento.

Al mismo tiempo Covey destaca ciertos rasgos propios de una persona proactiva, determinando así lo que podríamos denominar perfil proactivo:

- Gestiona de forma positiva sus emociones.

- Es consciente de sus debilidades y fortalezas.

- Presenta un alto grado de auto confianza y asume nuevos desafíos.

- Enfrenta los cambios y la incertidumbre que los mismos generan de forma positiva.

- Toma decisiones y actúa con determinación para alcanzar sus metas.

- Interpreta los problemas como oportunidades.

- Ante las dificultades se muestra perseverante y constante.

- Es flexible al momento de cambiar de dirección para lograr sus objetivos.

- Se responsabiliza de sus fracasos y los convierte en oportunidades de aprendizaje.

- Anticipa los hechos venideros y no vacila en desafiar las convenciones establecidas.

¿Qué significa ser proactivos en el ámbito laboral?

En el terreno de las empresas y el ámbito de las organizaciones, la actitud proactiva es algo que se valora mucho, incluso se convierte en un diferencial. No son pocas las ofertas de empleo que directamente solicitan una actitud proactiva por parte de los candidatos al puesto de trabajo.

Dentro del mundo de las organizaciones la actitud proactiva también se puede interpretar a través de las características que el individuo proactivo debe reflejar:

- Anticipación a los hechos mediante la acción y toma decisiones, siendo asertivo en las mismas y transmitiendo seguridad.

- Una satisfactoria gestión de las situaciones negativas, tanto a nivel de las relaciones interpersonales como de otras situaciones que eventualmente se pueden presentar.

- Procesar las circunstancias desde el ángulo positivo de las mismas, viendo en ellas siempre una oportunidad.

- Estructurar proyectos basados en objetivos que apunten sin vacilación alguna al logro, asumiendo riesgos y sus posibles consecuencias.

- Ante situaciones imprevistas reacciona con creatividad, intentando encontrar alternativas concretas que le permitan dar solución a las mismas.

- Practicar la escucha activa y ser abierto a las opiniones de los demás; lo que se traduce en una actitud tolerante hacia los demás y una aceptación de las críticas que eventualmente pueda recibir.

- Ser capaz de crear sinergias positivas con su entorno y lograr adaptarse al trabajo en equipo.

Líderes proactivos en el ámbito empresarial.

Al mismo tiempo que las empresas y organizaciones procuran incorporar a sus plantillas personas proactivas, también promueven dicha actitud entre sus directivos y diferentes mandos intermedios. Muchas veces aquí se suele caer en lugares comunes o tópicos en exceso estereotipados; me refiero a la figura tan descrita y magnificada del líder. En mi opinión personal ser un líder es una cosa y ser un modelo de referencia es otra muy distinta; considero que la figura del líder a nivel de las organizaciones se ha convertido en algo sobrevalorado.

Desde luego por mi profesión tal observación puede llevar a polémica, aunque en modo alguno pretendo ser el dueño de la verdad ni mucho menos; simplemente observo desde hace años dentro del mundo empresarial muchas conductas sobre-actuadas, como si fueran más una pose que una actitud real.

Independientemente de mi opinión personal vertida anteriormente, considero que las siguientes características son realmente valederas para cualquier persona que tenga una posición de liderazgo dentro de una empresa u organización:

- Generar y promover los valores de la organización que se han establecido como modelo dentro del ámbito empresarial.

- Estimular el trabajo en equipo, crear espacios para el intercambio de ideas y promover la comunicación asertiva, estimulando la creatividad y ofreciendo un ámbito de tolerancia.

- Enfrentar las diferentes situaciones adversas que surjan como uno más del equipo, sin dejar por ello de mantener su posición jerárquica en la empresa.

- Promover las relaciones interpersonales saludables, y si fuera el caso mediar ante cualquier conflicto que se pudiera producir para así mantener la armonía.

- Incentivar a los demás a través de nuevos y constantes desafíos, utilizando su propia actitud proactiva como modelo de referencia.

- Promover a través de incentivos la superación individual, intentando que la misma repercuta de forma positiva en el ámbito de la empresa.

- Debe ser el modelo de inspiración para los demás, mostrando empatía sin dejar por ello de ser firme en sus decisiones, haciéndose oír y al mismo tiempo escuchando; en definitiva su conducta debe ser el ejemplo del modelo organizacional que reine en la empresa.

Desde luego para cualquier empresa la formación de sus miembros es un valor añadido, el cual repercutirá de forma positiva en la misma; y el incorporar miembros proactivos al entorno de la organización se traducirá en beneficios. Invertir en formación dentro del mundo empresarial en modo alguno representa un gasto, al contrario, es una inversión. Como también es una inversión el invertir en nuestra propia formación e intentar modificar aquellos elementos de nuestra personalidad que pueden actuar como factores limitadores.

En mi opinión personal la actitud proactiva es algo que debemos cultivar individualmente y, al mismo tiempo, promover en nuestro entorno. No alcanza con ser proactivos, es menester el convertirnos en promotores de la actitud proactiva entre quienes nos rodean, y no solo hacerlo dentro del ámbito laboral o profesional.

“A un hombre se le puede robar todo, menos una cosa, la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancia, la elección del propio camino” Viktor Frankl.

Fuente: Covey, Stephen (1990): The Seven Habits of Highly Effective People. Simon & Schuster.


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