Tacaño no es una palabra muy agradable que digamos. Por lo general, cuando las personas la utilizan es para resaltar una característica negativa de alguien en temas de dinero. Cuando esa persona es "dura" o como los gallos "No pone", entonces es tildada de tacaño(a).
Probablemente este sea tu caso, o hayas conocido a varios gallos que no "ponen", sino que guardan su dinerito y no lo usan para nada.
Sin embargo ¿Ser tacaño es bueno o malo? Es una pregunta que algunas personas se pudieran formular. Ya sea porque sean ellos/ellas quienes manejen esta realidad o bien conocen a alguien que es de esta manera.
En ese sentido vamos a tratar el tema de la tacañería, aunque suene jocoso, para determinar si es buena o mala dentro de la gestión financiera personal. Y cómo manejarla dentro del contexto de la administración efectiva del dinero.
Sin embargo, aunque parezca difícil de creer, basado en el contexto del origen de la palabra, una persona tacaña es quien es quien escatima o reserva alguna cosa, guardándosela para sí mismo.[1] Por lo tanto, en esencia, y sin querer buscarle la quinta pata al gato, un tacaño es una persona que valora su dinero o sus posesiones. Que entiende que eso que tiene es importante y solo él/ella debe manejarlo.
Eso no significa que sea una acción adecuada o correcta. De hecho, existen condiciones en donde esas personas caen en patologías obsesivas que, sin lugar a dudas, no son beneficiosas para ellas o para quienes le rodean.
Tomando esto en consideración, todos tenemos algún tipo de nivel de tacañería. En otras palabras, todos manejamos alguna cosa que no queremos compartir; que es exclusiva nuestra y que preferimos mantenerla dentro de nuestro contexto de control. Por lo que pudiéramos decir que existen diferentes grados en los que las personas pueden escatimar o reservar tal o cual cosa para guardárselas para sí mismos, como plantea la definición.
Y si esto es así, entonces debemos ser cautelosos(as) en utilizar el término de manera peyorativa, porque al hacerlo nos estamos incluyendo, aunque quizás en un grado menor, pero sin duda alguna hacemos referencia a nosotros mismos.
Luego de ver que ser tacaño es algo que nos toca a todos, a diferentes niveles o grados claro está; entonces ¿Cómo podemos ajustar esta realidad a la gestión financiera personal? Es decir ¿Cómo hacer de la tacañería una herramienta, sin caer en las patologías que dañen nuestras finanzas o calidad de vida, para manejar mejor del dinero?
Para esto queremos ofrecer algunas pautas que pueden servirte como referencia a la hora de administrar tu dinero. Enfocándose en las posibles virtudes que pueden venir de esta condición, que no es que sean muchas, pero sin duda alguna, se pueden extraer y extrapolar a la buena gestión financiera personal.
Pauta No. 1: Frugalidad
Para esto tenemos que verlo desde el contexto de la frugalidad o austeridad. En donde veamos el recurso dinero como un bien escaso. Esto quiere decir, que el dinero es limitado. No tienes un árbol de donde puedas cosechar el fruto dinero. Sino que hay que trabajar para conseguirlo. Y ese esfuerzo no debería echarse a perder.
Por lo tanto, vivir de manera austera o frugal no significa que vas a vivir en la pobreza teniendo la posible de estar en una posición holgada. Todo lo contrario, en la media en vas creciendo en el tema financiero debes ajustarte, tanto a realidad de bonanza, como a las comodidades propias de este estado.
Sin embargo, el enfoque de ser frugal es tener una vida en donde se cubran las necesidades y deseos sin desperdicios o excesos. Tener excesos, como lo dice la misma palabra, es tener cosas de más que no vas a utilizar, por lo tanto no es necesario.
Y en temas sociales, es común que las personas asuman conductas que responden más a lo que la sociedad dice que debe ser el bienestar, más que lo que representa el bienestar para ti. Por lo tanto, es primordial que sepas cuáles son esas necesidades y deseos que quieres satisfacer. Aquellas que están vinculadas a tu bienestar y que te garantizan estabilidad emocional, física y mental.
Pauta No. 2: Consumo Inteligente
Luego de identificar cuáles son las necesidades y deseos que deseas cubrir hay que darle paso al consumo inteligente. Que se resume en saber qué comprar y cuándo comprarlo.
Esto es algo interesante de analizar, porque para que el consumo inteligente tenga efecto tiene que convergen dos factores primordiales indispensables, lo que se busca (qué comprar) y el momento adecuado (cuándo comprarlo). Por lo que pueden presentarse situaciones en donde encuentres lo que quieres o necesitas pero no sea el tiempo adecuado; o viceversa, estas en el tiempo adecuado y no encuentras eso que quieres o necesitas.
En ese sentido, nuestra recomendación es que definas los tiempos y las cosas que quieres. De hecho, primero debes saber qué quieres y luego establecer un tiempo para lograrlo. Al hacer esto estarás garantizando un consumo inteligente, porque, de antemano, sabrás y trabajarás para esa meta. Pero mejor aún, podrás crear el fondo o la fuente para solventar eso que quieres lograr.
Para hacerlo más práctico, imagina que quieres adquirir un vehículo. Ya sabes qué tipo de vehículo es, el precio, etc. Lo que te falta es definir cuándo lo vas a comprar. Para esto el indicador primario debe ser cuando tengas el dinero.
En ese tenor, si estableces un plan de ahorro, o la manera en que piensas financiarlo, el tiempo adecuado será cuando estas variables estén completadas. En este caso, el tiempo correcto es cuando logres acumular el dinero suficiente para dar el paso.
De manera que al implementar este tipo de estrategias, probablemente, pasarás como un(a) tacaño(a, pero en realidad lo que estás haciendo es apegándote a un plan, valorando lo que tienes y mirando los beneficios futuros; que suelen ser más agradables y gratificantes que los pasajeros del momento.
Pauta No. 3: Sé selectivo con tus consumos
Algo que te puede servir y que por lo general caracteriza al tacaño es que es selectivo a la hora de elegir algún artículo de consumo. Se toman su tiempo para elegir y, aunque su punto de referencia es que sea "barato", sí puedes aplicar a tu gestión del dinero la paciencia para elegir lo que buscas.
Esta es una de las ventajas de comprar en internet. Ya que por lo general no siempre se compra lo que se quiere en la primera vez que se encuentra; sino que se da un proceso de buscar, revisar, volver a buscar, comparar, etc, y luego que has hecho todo esto, es cuando compras.
Lo importante de todo esto es que si lo haces de esta manera la compra o consumo no será partiendo de una emoción, que una de las estrategias principales del comercio; apelar a la emoción o al impulso momentáneo para que la persona haga la acción de compra.
Por lo que, dentro del marco de lo posible, y gracias a los avances de la tecnología, puedes adquirir parte de tus necesidades a través del internet, evitando así hacer compras emocionales y eligiendo dentro de una gama amplia de artículos y servicios que satisfacen tus necesidades.
Ser tacaño no es algo bueno. Porque implica comportamientos antisociales, promoviendo la acumulación sin propósito además de la inestabilidad emocional, física y mental.
Sin embargo, cuando contextualizamos lo que rige el principio del tacaño (valorar su dinero), entonces podemos ver que se pueden extraer algunas cosas buenas de esto. Y para ello existen algunas pautas, bien puntuales, que puedes aplicar a tu gestión financiera, y que entendemos que te pueden ser de utilidad.
Número uno la frugalidad, que se resume a vivir con lo que necesitas y te satisface, esto engloba tanto necesidades como deseos, sin llegar al punto de los excesos. La segunda pauta que puedes aplicar es el consumo inteligente, saber qué comprar y cuándo comprarlo. Y por último, ser selectivo en tus consumos, identificando las diferentes posibilidades dentro del mercado, y escogiendo la que se ajuste más a cubrir lo que estás buscando.
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[1] Definición Tacaño consultado 07/05/16