Ser vegano NO ayuda al medio ambiente

Por Ecocosas

Es así de simple. En sí mismo, sólo con ser veganos, entendido esto como un cambio de dieta en la que sustituimos los productos animales por vegetales, no ayudamos al medio ambiente. Si fuese así de fácil, simplemente con que un gran número de personas tomaran la iniciativa ya se podría revertir la catástrofe climática. Pero no basta sólo con un cambio de alimentación.

Hay incluso voces que van más allá. Por ejemplo, tenemos un artículo reciente y controvertido de Pau Ninja en su blog.

Pau comparó ser vegano o carnívoro en su web, llegando a la conclusión, luego de ser vegano durante un tiempo que no tenía sentido para él y enumera una serie de motivos por los cuales dejó de ser vegano para ser carnívoro, entre ellos el tema de los monocultivos, pero también, entre otros, las deficiencias nutricionales (vitamina b12, hierro, creatina, omega 3 y 6).

Entre sus argumentos más interesantes para comer carne y dejar de ser vegano está el tema de los cultivos, que como ciertamente afirma, están desertificando los campos. Este es un argumento serio cuando se trata de vacas que pastan, que además abonan los terrenos naturalmente y no que son alimentadas con pienso y la huella de carbono no es la misma que en la de la producción industrial de carne.

En el lado opuesto tenemos a quienes defienden que el problema más serio de los cultivos es que la mayoría de la carne que se consume no proviene de vacas y otros animales que pastan libremente por los prados, sino que casi la totalidad de los productos animales de los supermercados y grandes superficies, o de los restaurantes de comida rápida, provienen de animales que están alimentados con pienso, que a su vez se obtiene de la agricultura intensiva y que es lo que realmente está desertificando los suelos.

Pero hay más motivos por los cuales ser vegano, en sí mismo, no va a ayudar al medio ambiente. La sobreexplotación para obtener ciertos productos, así como traerlos de la otra parte del mundo, necesita de muchos recursos. Por ejemplo la enorme cantidad de productos que podemos encontrar en una tienda de productos ecológicos que provienen de la otra punta del globo.

Pongamos algunos ejemplos muy comunes: el aceite de palma y el aguacate. 

El aceite de palma es un aceite vegetal que se utiliza para muchos panificados, cremas y dulces veganos y es un serio problema para los campesinos, los bosques y los animales del sudeste asiático. Los monocultivos de palma para obtener este producto están devastando los suelos en Indonesia.

El aguacate, una fuente de grasas saludables y un alimento estrella para la nutrición vegana, casi no se cultiva en Europa en comparación con la cantidad de piezas de este producto que se consumen. Éste proviene por lo general de América Latina, y de ciertas regiones donde este producto, que necesita ingentes cantidades de agua para crecer, está causando estragos. Por ejemplo, en la zona central de Chile la falta de agua es un problema muy grave para la población debido al exceso de cultivos de aguacates para exportación. Además, como el agua está privatizada, los ríos son alterados en ciertos puntos de su trayecto y reconducidos para los cultivos de aguacate, dejando a poblaciones enteras en sequía absoluta, las cuáles deben ser abastecidas con camiones cisterna con agua procedente de otras zonas del país.

En esta línea, diversos estudios realizados en Reino Unido han demostrado que el transporte de vegetales (los cuáles se suelen hacer por transporte aéreo) tienen un enorme impacto en la huella de ozono.

Algunos productos, como los espárragos, tienen una huella según los investigadores mayor que la de muchos tipos de carne.

A esto habría que sumar que en gran parte del norte global muchos productos o no crecen ni se cultivan allí, o no crecen en gran parte del año, lo que supone un gasto adicional en calefacción y acondicionamiento en invernaderos y agua.

Y si además sumamos la cantidad de productos empaquetados en plástico en envases de pocas unidades (hamburguesas, tofu, tempeh, etcétera) que forman la lista de los sustitutos de la carne, estamos hablando de toneladas y toneladas de basura.

Volviendo a la polémica, si sumamos que como aseguró recientemente el director del Programa de Comunicaciones sobre el Cambio Climático de la Universidad de Yale, Anthony Leiserowitz, al igual que sucedió con el carbón será un “cambio en los gustos y preferencias de los consumidores” lo que marque la tendencia más que un argumento de peso, ¿estamos ante una moda o es un cambio real y bien argumentado?

El veganismo tiene cada vez más adeptos, muchos de los cuáles lo adoptan por motivos éticos, otros por motivos ecológicos (quizás sin tener en cuenta otras variables, como el tema de la proximidad de la producción de alimentos), pero lo que está claro es que, por sí sola, una alimentación vegana no es suficiente para parar el cambio climático.

¿Qué opinas del tema? ¿Qué te parece la idea de Pau de una alimentación carnívora?

Déjalo en los comentarios, que es un tema que da para mucha discusión.

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