La mayoría de vosotros, ya sabéis lo que es ser abuelo, y no voy a pretender ahora dar lecciones, teniendo en cuanta que, yo estoy recién licenciado.
Es evidente que en el nacimiento del nieto hace una enorme ilusión, pero alrededor de eso se han creado una serie de tópicos, y que como tales,no responden a una realidad.Intentare enfocar esta ponencia, a desmontar alguno de ellos.En primer lugar aclarar que cando hablo de “nietos” me refiero a nietos y nietas, y lo mismo cuando hablo de “abuelos”.Vale, es cierto que los abuelos recientes, el nacimiento del nieto, se convierte en las primeras semanas en monotema, pero ya está bien, que a cualquiera que te encuentres te lo primero que te diga es: “Se te cae la baba”.
Pues no, no se me cae, la baba, estoy ilusionado y contento.Luego, el otro amigo, que nada más verte te suelta,” Has pensado que a partir de ahora te vas a acostar con una abuela”, jolinnnn dan ganas de contestarle: ¿y tu mujer con quien se acuesta?Por se dice que os tópicos son esos lugares comunes en los que solemos refugiarnos para evitarnos el trabajo de pensar. Y ahora un poco más en serio, uno de los muchos tópicos más recurrentes sobre este tema es el que define a los abuelos como los grandes consentidores de los caprichos de nuestros nietos.
Yo tuve la suerte de conocer a mi bisabuela, murió cuando yo tenía unos 13 años, eso quiere decir que tengo muchos recuerdos de ella.Ahora es relativamente normal, por los cambios sociales que nos niños puedan conocer a los bisabuelos, lo que no era tan habitual en mi época.Comento esto como una demostración de esa transformación social.Cuando eran los padres, o mejor dicho las madres, las que cuidaban a los hijos, la figura del abuelo, era más cercana a la del estereotipo del tópico. Cuando se iba a visitar a los abuelos esos se ponían contentos y mimaban a los nietos.
Pero en la actualidad y con la incorporación de la mujer al trabajo, eso ya no así, en la mayoría de los casos, si no que ha cambiado el rol del abuelo.La consecuencia ha sido que, frente a una relación abuelos-nietos, en unos casos distante y esporádica; y en otros próxima, pero mediatizada por la constante presencia de la madre, y que en ambos casos favorecía que fueran los abuelos quienes complacían los caprichos de los nietos, hemos pasado a una situación en la que los abuelos nos hacemos cargo de los niños de forma autónoma durante una gran parte del tiempo en que éstos no están durmiendo o en la guardería.
Por un lado, los abuelos no podemos ya estar simplemente pendientes de los niños, y mucho menos acceder a todos sus caprichos, cuando se pasan tanto tiempo con nosotros; por el contrario, debemos recuperar los procedimientos de nuestra época de padres y aplicarlos de nuevo a nuestros nietos con la misma mezcla de cariño, razonamiento y firmeza que utilizamos con nuestros hijos. Actuando así conseguiremos que los niños nos vean como personas revestidas de la necesaria autoridad.Según la última encuesta del IMSERSO, un 70 por ciento de los abuelos españoles cuidan o han cuidado alguna vez de sus nietos; un 44,9 por ciento reconoce que lo hace regularmente todas las semanas, y un 49,5 por ciento asegura que los cuida «casi diariamente».Si hablamos de atención diaria a los pequeños, el 22 por ciento cuida diariamente a los niños más de siete horas.
No pretendo aquí analizar si este rol de los abuelos es placentero o agobiante; simplemente diré que hay momentos para todo, y que depende además de las circunstancias personales en cada caso, tanto física, mental y económica. Uno de los mayores errores, es asumir que ser abuelo es una segunda paternidad por eso es imprescindible la coordinación y el trabajo en equipo con los padres, no ya evitando posibles comentarios de éstos ante los niños que puedan ser interpretados como una desautorización hacia los padres, por los pequeños,sino además acordando pautas de conducta de unos y otros que eviten actuaciones contradictorias en situaciones similares. Y esto supongo que es lo más difícil y complicado.Conozco personalmente un excompañero de trabajo, que había planificado, su jubilación, casi al milímetro, y que al encontrármelo unos años después me comentaba que se había convertido en un “esclavo”, literalmente de sus hijos y que todos sus planes de estudiar y hacer, no había podido ni siquiera empezar uno.
También conozcoa otro, que es el caso contrario, que en cuanto se jubiló, se convirtió en un experto en “bolsa y banca”, (la bolsa del pan y el banco del parque), y que al nacer su nietapego un cambio, y ahora corre la “Cursa de la Mercé”, con ella en el cochecito, y ha perdido 10 kilos.Puede que sean casos extremos y que la mayoría, sabremos mantener un equilibrio, pero, hay que tenerlo presente.Evidentemente no es lo mismo que el nieto sea un bebe de meses y que lo traigan a casa, un rato, a que ya un poco más mayorcito, se adquiera la “obligación” de irlo a llevar o traer de la guardería o el cole.Y ahí está el problema, que se convierta en una obligación, y el caso extremo seria el llamado “síndrome del abuelo esclavo”.
Cada vez hay más casos de abuelos a los que tener tanta responsabilidad les está pasando factura. El cansancio, la ansiedad, el estrés, el insomnio o la depresión son algunos de los síntomas de ese síndrome, aunque a la mayoría de abuelos cuidar a sus nietos les sienta bien.Lo ideal, desde mi punto de vista, es conseguir lo que yo llamaría “formar parte de la vida de nuestros nietos”, es decir, no solo hacerles de canguro, sino también de compañero, no de colega (para eso están los amigos), ni tampoco de padre, que ya tiene el suyo.
Otra de las cosas que parece que va a ser necesario para ser unos buenos abuelos, será el conocer las nuevas tecnologías.Nuestros nietos son ya de los llamados “nativos digitales”, y si queremos entrar en su mundo, no nos tocara otro remedio que adaptarnos.Yo, no creo que se me pueda considerar un“analfabeto tecnológico” per, prácticamente no usaba el Whatsapp, y por lo tanto, mis conocimientos sobre su funcionamiento, eran muy limitados.
Cuando nació mi nieto, se formó un grupo de Whatsapp, con todos y así pudimos tener noticias de lo que iba pasando dentro, casi en directo. Ahora no es que sea uno que va todo el día con el dedo en la pantalla, reconozco que soy torpe escribiendo, y andando a la vez, (será porque soy un hombre), pero ya lo uso regularmente y he descubierto que en ocasiones es más útil que la llamada convencional.
Pues tal como avanzan las cosas me da que habrá que hacer cursos acelerados de uso de la tecnología que va emergiendo, si queremos continuar formando parte de la vida de nuestros nietos y no conformarnos con ser sus simples canguros.
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