Leí en una publicación de tirada nacional que los varones de este país podíamos estar tranquilos si alguien como Sergio Ramos era capaz de conquistar a una mujer como Pilar Rubio; la verdad es que no le extraña a uno a la vista de las dos instantáneas, con evidente diferencia entre el antes y el después, antes y después del quirófano, quiero decir, claro. Pero, por otro lado, un pequeño detalle que olvidamos, es la cartera del joven deportista; pese a sentir en el alma los colores del Madrid, se dejó querer durante meses, tonteó con el Chelsea (¿o era el Manchester?) a fin de mejorar su ficha hasta la irrisoria cantidad de doce millones de euros al año, libres de impuestos, más el correspondiente porcentaje en los derechos de imagen. Me da la sensación de que el amor, debidamente abonado con estas cifras de euros, florecerá lozano, con mucha más facilidad que quienes utilizan como fertilizante el pan y la cebolla del refrán popular.