La historia está basada en hechos reales. Sergio y Serguéi cuenta el encuentro, casi por casualidad, de dos radioaficionados en una especie de misión imposible, ya que uno es cubano y el otro es el último astronauta soviético de la historia que se encuentra en la estación espacial Mir.
La dirección corresponde a Ernesto Daranas, recordado por la apreciada Conducta, que no se cómo se ha producido con dinero cubano cuando este país destaca por su capacidad para restringir las libertades. Como dato curioso, esta película hace una crítica al comunismo del citado país por ese control que ejerce el estado sobre la vida privada de las personas, todo contado con gran sentido del humor y simpatía. La denuncia, que aquí se hace, se asemeja, aunque en un estilo distinto, a la cinta alemana La vida de los otros de Florian Henckel.
Por otra parte, sorprende que el protagonista sea un profesor de marxismo partidario de modificar a esta ideología o que la madre del protagonista rece a la Virgen María, dada la persecución que sufrió la Iglesia durante el Castrismo. No hay que perderse los acertados comentarios del radioaficionado norteamericano de origen polaco en una escena donde se explica con claridad y contundencia no solo los sufrimientos causados por el nazismo, sino también el terror del comunismo alentado por Stalin (blog Cope).