Espíritu de extremado lirismo creativo, cuasi místico, “monje humilde” y personalidad humana demasiado humana, “vagabundo rubio”. Atractiva dulzura angelical del poeta precoz que nunca dejó de ser precoz. Plástica imagen del arte popular, querido y admirado por los lectores como el pueblo ruso quiere y admira a sus poetas. Amaba a las mujeres y las mujeres le amaban a él, rendidas, tal vez, por su encanto personal. Pendenciero, bebedor, a veces insolente, esconde bajo la máscara un alma insatisfecha, descontenta, desconcertada, sumida en la incertidumbre. Actitud de mesías campesino inmerso en la bohemia del gran mundo urbano, alejado de su tierra natal. Dentro de las vanguardias literarias, cofundador del imaginismo ruso. Treinta años le fueron suficientes para vivir la vida en su plenitud, del simbolismo al realismo y del realismo al pesimismo, de la esperanza en la acción revolucionaria a la triste reacción de la posrevolución: la fama, el triunfo, la frustración. Peregrino que desea perderse en algún lugar de su vasta patria.
Rusia, óblast de Riazán, en la aldea de Konstantinovo a orillas del rio Oká, el jueves 3 de octubre de 1895 nace Serguéi Aleksándrovich Esenin. Perteneciente a una familia de campesinos pobres, su padre Alexander Nikitich Yesenin (1873-1931) tiene que emigrar a Moscú, trabaja en una carnicería (o donde puede), cuando deja de enviar dinero a casa, su madre Tatiana Fiodorovna Titova (1875-1955), ante la falta de apoyo de su patriarcal familia (que se había negado al matrimonio por diferencias de clase), se ve obligada a buscar trabajo como sirvienta interna. Trasladado al vecino pueblo de Matovo, queda bajo la guarda y custodia de su abuelo materno Fiodor Alexeyevich Titov (emprendedor y adinerado), viejo creyente de alma ortodoxa, educado en la literatura religiosa, la oración y la poesía oral; conocimientos que transmite a su nieto, ejerciendo sobre el inquieto y travieso Esenin una honda influencia. Desde los dos años, el niño escucha los cuentos populares que le cuenta su abuela Natalia Yevtikhiyevna, oye las canciones de los poetas errantes y repite sus rimas, comienza a leer a los cinco años evidenciando un temprano interés por la poesía. Arropado por el amor de sus abuelos y las enseñanzas de sus jóvenes tíos, vive una infancia feliz y vigorosa, nadando, cazando, montando a caballo, peleándose con los otros niños de la vecindad y visitando monasterios de la mano de su abuela.
Acogido por su padre, una vez en Moscú, comienza a trabajar en la misma carnicería donde había servido como empleado su progenitor; ocupación que realiza a disgusto, no era ese el ideal por el cual el joven Esenin había abandonado la aldea; desea conducir su vida por otros senderos, los senderos de la poesía. En el otoño de 1912 nos encontramos a Serguéi formando parte del círculo literario y musical inspirado en la figura del poeta campesino Iván Súrikov, comienza a establecer vínculos de amistad con numerosos intelectuales de la época y a involucrarse (con limitado compromiso) en los movimientos obreros revolucionarios de Moscú, actividad que levanta sospechas en la policía secreta zarista que le mantiene bajo vigilancia e incluso en una ocasión allana y registra su apartamento. Meses después, desatendiendo la oposición de su padre, cambia de empleo, primero trabaja de auxiliar en una librería y, en marzo de 1913, como corrector de pruebas tipográficas en una imprenta editorial. Complementa su tiempo libre asistiendo como alumno independiente a clases de arte, historia y filología, y a conferencias sobre literatura rusa y europea, que imparten destacados catedráticos en la Universidad Popular Shanyavsky de Moscú. En las aulas universitarias entabla amistad con unos cuantos nombres aspirantes a poetas. Llegado el otoño contrae matrimonio civil con su compañera de trabajo Anna Izryádnova; de esta unión conyugal, el 21 de diciembre de 1914 nace Yuri, su primer hijo, que en 1937 morirá en un campo de trabajo víctima de las purgas estalinistas. En 1914, a la par que logra un aplazamiento para ingresar en las filas del mal equipado ejército zarista que lucha con coraje y sacrificio en la I Guerra Mundial, Esenin escribe mucho y publica donde le dejan; en el diario El amigo del pueblo (para quien compuso unos versos que fueron secuestrado por la censura zarista antes de que vieran la luz) y en revistas menores: debuta con el poema “Abedul” publicado en una revista infantil. Buscando nuevos aires que impulsen su carrera literaria, se marcha de Moscú donde deja su impronta de seductor, bebedor y camorrista.
Un año después de divorciarse de su primera esposa, Anna Izryádnova, el 4 de agosto de 1917, en la pequeña iglesia de Kiriko-Ulitovskaya cerca de Vologda, Serguéi Esenin contrae matrimonio con Zinaida Nikolayevna Reich (1894-1939), a quien había conocido en primavera en la redacción del periódico social revolucionario Delo Naroda de San Petersburgo (Petrogrado). Después de la boda visitan Oryol, residencia de los padres de ella, y en septiembre regresan a San Petersburgo donde Zinaida trabaja en el Narkom-Prod (Comisariado de Abastos). En 1918, cuando las oficinas del Narkom-Prod se mudan a Moscú la pareja también cambia de ciudad. Zinaida se esfuerza (e incluso con el producto de su trabajo) por mantener la estabilidad de la relación; cuando se queda embarazada se traslada a Oryol al calor de la ayuda de su familia, Esenin, en cambio, se queda en Moscú continuando con su vida de literato bohemio. El poeta abraza con entusiasmo la Revolución de Octubre que trae la liberación del mujik, apoya a los bolcheviques aunque él no se siente bolchevique; se mezclan los sentimientos más contradictorios. Escribe poemas revolucionarios donde expone su mesianismo campesino y la conquista del paraíso rural socialista. En el magma de la Revolución se mueve como pez en al agua, la poesía escrita u oral es el género que triunfa entre los ciudadanos de cualquier condición, ya sean obreros o burgueses. Serguéi Esenin recita sus poemas (y no sólo recita) vagando del burdel al cabaré y del café al teatro; es aclamado por las masas revolucionarias que lo abrazan y lo besan, y lo solicitan, llena su agenda de invitaciones a recitales, comienza a hacer giras por todo el país: Crimea, el Cáucaso, Turquestán Occidental, Besarabia, etc. Su fama crece a la par que su desenvoltura en los lances amorosos, las borracheras y sus disputas pendencieras; comportamiento casi casi que viene de fábrica, marca de la casa. El ajetreo mundano no sepulta la actividad político cultural. A lo largo del año 1918, participa activamente en el consejo editorial de la revista Nash Put y en los recopilatorios Skify y Krasny Zvon; cofunda junto a Andréi Bely, Lev Plevitsly, Petr Oreshin y Sergéi Klychkov la editorial Trudovaja Artel Xudoznikov Slova; publica los poemarios Golubéne Inonia; junto con Nikhail Gerasimov (1889-1939) y Sergéi Klychkov compone el libreto de la cantata que se interpretó con motivo de la inauguración, en la Plaza Roja de Moscú, del mural «Caídos por la paz y la hermandad de los pueblos»; responde a la llamada del Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom), «¡La patria socialista está en peligro!», alistándose en el Escuadrón Militar Revolucionario; es admitido en el Sindicato Profesional de Escritores de Moscú; etc. Es un no parar.
Tanto en la vida íntima como en la literaria, los primeros años de la década de los veinte suponen la etapa más prolífica del poeta. Junto a Anatoly Marienhof y Vadin Shershenevich (1893-1942) fundan el movimiento ruso de los imaginistas; en enero de 1919 aparece el manifiesto del grupo redactado casi en su totalidad por Shershenevich. El Imaginismo es una corriente estética heredera del Futurismo cuyo principio artístico básico es la imagen potente, llamativa, poderosa. Los imaginistas, librepensadores posrevolucionarios, establecidos en diferentes ciudades, abren editoriales colectivas (una de ellas se llamó Imaginismo), publican revistas donde divulgan sus trabajos y venden sus propios libros en una librería alquilada en el centro de Moscú. Serguéi Esenin, principal exponente del grupo, pronto abandona el movimiento declarando que: “lo importante no es la imagen, sino el sentimiento poético del mundo”. Su poesía definida por el recuerdo de la tierra natal, los días de la infancia perdida, el simbolismo religioso y el mundo campesino condenado a desaparecer; amplía los temas, se vuelve más personal, áspera y directa. En su ensayo Las llaves de María desarrolla toda una teoría de su universo poético. El 28 de agosto de 1919 es elegido miembro del Órgano de la Unión de Poetas de Rusia. En la primavera-verano de 1920 publica Treriádnitsa y emprende una gira de recitales poéticos por el sur de Rusia. En octubre se produce su primer contratiempo con el sistema político, a causa de una denuncia anónima es arrestado junto con sus camaradas imaginistas los hermanos Aleksandr y Rubén Kusikovs, después de diez días de cárcel es liberado por mediación de su amigo el agente de la Cheka Yakov Blumkin (1898-1929). En una de las muchas veladas literarias celebradas en las noches de invierno conoce a Galina Benislavskaya (1897-1926) amante, amiga íntima y secretaria del poeta. Coincidiendo en el tiempo (en el llamado ciclo “poesía en los cafés”), también conoce a otra de sus amantes, la poetisa y traductora Nadezhda Davidovna Volpin (1900-1998), de esta relación, el 12 de mayo de 1924, nacerá Alexander Sergeyevich Esenin-Volpin (1924-2016), disidente soviético, poeta y matemático; su último hijo, al que nunca llegó a conocer. En el mismo año de 1920 la editorial Goslitizdat rechaza publicar tres libros de Esenin, sin embargo, para compensar, su poemario Tríptico se publica en una editorial de Berlín. Al año siguiente 1921 verán la luz la colección Confesiones de un granuja y el drama poético Pugachov: loa a la figura del cosaco rebelde Yemelian Pugachov (1742-1775) líder de la sublevación popular que puso en jaque al gobierno de Catalina II.
De retorno a Moscú, Esenin enfila su descenso a los infiernos. Esperándole está Galina Benislavskaya la asistente leal, la acompañante devota, la fan número uno, la chica para todo menos para el amor, a la que ve como un amigo no como una mujer; y una vez más así lo demuestra, Serguéi Esenin conoce a la actriz Augusta Miklashevskaya (1891-1977), juntos pasean por el bulevar Tverskoy, él visita con frecuencia su piso, le dedica poemas, hasta se rumorea que se han casado en una ceremonia civil secreta antes de obtener el divorcio de la Duncan; romance turbulento, pasional y fugaz. Inestabilidad personal. El regreso a Rusia le descubre un país que ha sufrido grandes cambios al tiempo que él estaba dando vueltas por el mundo: colectivización forzosa, industrialización impuesta, expoliación, adoctrinamiento, persecución, arrestos, torturas, deportaciones, ejecuciones, opresión; la Revolución se va desplazando en sentido opuesto al que él esperaba, ahora los campesinos citan consignas marxistas, empieza a acentuarse la desilusión con la realidad. El temperamento terco e indómito del poeta incrementa la dificultad de adaptarse a las transformaciones políticas y aceptar las contradicciones internas. Critica abiertamente al gobierno soviético, por lo cual sufre el hostigamiento de la policía secreta. El 20 de noviembre de 1923 es detenido, acusado de antisemitismo y el 10 de diciembre sale absuelto sin cargos. De enero a abril de 1924 se ve envuelto en cuatro causas penales por vulneración de diferentes artículos del Código Penal: peleas, embriaguez, escándalo público, incivismo, etc. Su adicción al alcohol está fuera de control, las borracheras son diarias; el problema se agrava, a menudo sufre alucinaciones fantasmagóricas, su comportamiento es errático e impredecible. Necesitado de asistencia médica es internado en hospitales psiquiátricos. En julio de 1924 publica Tabernas de Moscú, donde glosa su vida de inadaptado social.
“Adiós, amigo mío, adiós,te llevo en el corazón.Predestinada la separaciónpromete un futuro encuentro.
Hasta pronto, amigo mío,sin gestos ni palabras, no te aflijas ni entristezcas el ceñoEn la vida morir no es nuevoy, por supuesto, tampoco es nuevo vivir”.
Sobre las once de la mañana del 28 de diciembre de 1925, Elizaveta Ustinova esposa de Georges Ustinov, periodista de Moscú viejo amigo de Esenin (la pareja se aloja en el mismo hotel), llama a la puerta de la habitación del poeta con quien habían quedado para desayunar; como no recibe respuesta insiste en golpear cada vez más fuerte, hasta que llega Wolf Ehrlich, que también lo intenta sin ningún resultado; deciden llamar a un empleado para que abra la puerta. Entran en la habitación: la cama está sin deshacer, el sofá vacío, miran hacia una esquina entre la ventana y la pared, donde hallan a Sergéi Esenin ahorcado con las correas de la maleta en los tubos de la calefacción. Un extracto del informe policial dice: «El cuerpo colgaba justo debajo del techo y los pies estaban aproximadamente a un metro y medio del piso. Cerca del lugar donde colgaba el hombre había una mesita de noche volcada y caído el candelabro que tenía encima. Cuando se descolgó el cuerpo, se examinó, se encontró un corte en el brazo derecho sobre el codo, rasguños en la muñeca izquierda y una contusión debajo del ojo izquierdo. Estaba vestido con pantalones grises, una camisa blanca y zapatos negros de charol». Las hipótesis sobre el suicidio simulado que esconde un asesinato político, comienzan a conjeturarse en una época donde los personajes incómodos para el sistema sufren persecución.