Hoy toca una serie canadiense basada en unos libros de Kelley Armstrong. En concreto en la saga titulada Women of the Otherworld. No tengo el placer de conocer estos libros, pero ya hay trece entregas. Demasiadas como para animarme a leerlas. Además, la serie tampoco es que me haya motivado mucho.
En esto último he mentido un poco. Aunque es cierto que a la serie le cuesta muchísimo arrancar (unos siete capítulos), a partir de ahí ha estado muy bien. Cargada de acción, misterio y la suficiente tensión como para mantenerte pegado a la pantalla. Una pena que arrastrase un inicio de temporada bastante soporífero y sin gracia.
Pero antes de centrarme con sus puntos flacos, habrá que comentar de qué va. El argumento es muy simplón. Tenemos una manada de hombres – lobo con su Alpha y sus súbditos y otro grupo de hombres – lobo que no pertenecen a ninguna manada y que quieren hacerse con el poder. Argumento más típico en la Fantasía Urbana no lo encuentras… Lo diferente reside igual en un par de aspectos: las mujeres no sobreviven a las mordeduras de hombre – lobo y las leyes para mantener en secreto la manada son muy duras. Leyes que pasan por matar a cualquier humano que descubra el secreto o secuestrar a un recién nacido si es que ha sido niño (y el padre es un hombre – lobo, claro).
Además, tenemos a Elena, que es la única mujer que ha sobrevivido a una mordedura y, por lo tanto, puede transformase en lobo. Esta peculiaridad hace que sea objeto de codicia por parte de los malos del cuento. La buena mujer, al ser la protagonista de la serie, también es la encargada de ser el centro de atención de varios buenos mozos. En este caso los afortunados son Philip (el humano) y Clay (el hombre – lobo y ex – novio).
Es por culpa de este triángulo amoroso por lo que el inicio de la serie es soporífero. Lo único que desarrollan es la trama romántica y, encima, de manera muy poco interesante y sin sentido. El resto, aunque tiene presencia, no le dan tanta importancia como debieran. Los seis primeros episodios se pueden mirar como una larguísima presentación de la trama, pero prometo que se ve la luz al final del túnel. Si conseguimos dejar esa parte de lado, en lo que respecta al argumento, la serie es bastante decente. Si no lo conseguimos, hace aguas por todos lados. Yo me incluyo en el primer grupo.
En tema personajes tenemos un pequeño problema. La mayoría son aburridos hasta decir basta. Elena es muy sosa y le falta garra para una serie de este estilo. Clay aburre hasta a las moscas. Muchas veces no distingues entre un perchero y él. Jeremy sólo me ha gustado cuando estaba con la Sheriff y Nick empieza bien, pero evoluciona en un tipo un poco amargado. Philip, el pobre hombre, es un poco de relleno y hace lo que puede con la trama que le han concedido. Así que sólo me quedan Logan y Rachel, que es un pareja que me ha gustado mucho y cuya situación es lo que ha hecho que me decida a ver la siguiente temporada. No es que sean grandes personajes, pero al menos tienen un poco de miga.
Eso en el bando “de los buenos”. En el bando de los malos, por el contrario, tenemos un abanico de personajes muy interesantes y variados. La serie gana mucho cuando se centra en ellos. Al menos conseguían darle un poco de vidilla a la trama en los partes más pesadas del inicio. Vamos, que no me hubiese importado una victoria rotunda de los malos.
Para terminar en el lado positivo, voy a destacar las escenas de lucha. Están muy bien coreografiadas, dando un resultado final bastante impactante. Destaco sobre todo ese duelo final de Elena con ese otro hombre – lobo sin nombre. Ya quisieran otras series con mucha más acción tener un resultado final tan favorable. Están a la altura de las peleas que solemos ver en Arrow, por poner un ejemplo.
De todo el reparto principal sólo conocía a dos personas: Laura Vandervoot (V, Riverworld) y Genelle Williams, la querida Leena en Warehouse 13. El resto igual son muy famosos, pero a mí no me suenan de nada. Sea como fuere, después del salto pongo fotos promocionales del reparto para que les veáis la cara.