Series de Verano: The Strain

Publicado el 20 agosto 2014 por Amaya Muñoz Azanza @AmayaMAzanza

   Terror psicológico, ciencia ficción y misterio son algunos de los elementos que vertebran 'The Strain', basada en la primera novela de la 'Trilogía de la Oscuridad' coescrita por Guillermo del Toro ('El laberinto del fauno') y el autor estadounidense Chuck Hogan, 'The Strain' cuenta con el prestigioso director mexicano en la dirección y en la redacción de los guiones y con Carlton Cuse (productor ejecutivo de 'Perdidos') al frente de la producción ejecutiva.
  Con elementos propios del género vampírico y de las series de catástrofes y de investigación, 'The Strain' cuenta con un elenco artístico de reconocidos actores como Corey Stoll ('House of Cards'), David Bradley ('Juego de tronos'), Mia Maestro ('Poseidón'), Sean Astin ('El Señor de los anillos'), Richard Sammel ('Malditos Bastardos'), Jonathan Hide ('Titanic'), Kevin Durand ('Perdidos') y Robert Maillet ('300'), entre otros.

   La historia de 'The Strain' comienza cuando un Boeing 777 aterriza en el aeropuerto neoyorkino JFK y se detiene en seco en mitad de la pista de aterrizaje.Todas las luces están apagadas, nadie responde a las llamadas de la torre de control y nadie coge los teléfonos móviles. En el interior, todos parecen haber muerto. Al principio la tragedia se relaciona con algún tipo de virus mortal, pero pronto se descubrirá que el origen es mucho más aterrador de lo que cabría esperar.

   Llama la atención que la concepción inicial partiera de un proyecto catódico que acabó formando una trilogía literaria y, que ahora, completa el círculo en una serie de televisión por cable. Nadie puede llevarse a engaños si conoce el material que establecen unos best-sellers (‘Nocturna’, ‘Oscura’ y ‘Eterna’) concebidos para aprovecharse de la iconografía del género (‘Drácula’ de Bram Stoker) e integrarla en los resortes de la ciencia ficción (gore) contemporánea. Una formulación plagada de pandemias post-apocalípticas, grandes conspiraciones y cierta esencia policíaca como motor del suspense. Planteemos en esa percepción que la desmitificación de los vampiros y su completa pérdida de romanticismo nos llevan a un terreno más sucio y peligroso, más repulsivo y oscuro. ‘The Strain’ quiere que sintamos terror de esas criaturas ciertamente aberrantes y amenazadoras y que el adictivo asco crezca al otro lado de la pantalla gracias a una epidemia de ‘gusanos’ dispuestos a clavarse en las retinas de sus nuevos espectadores y huéspedes, invadiendo su cuerpo, succionando lentamente su sangre capítulo a capítulo.    Disfrutemos pues 'The Strain' como un cuento contemporáneo con monstruo de la vieja escuela capaz de infectar a una ciudad de las maneras más desagradables posibles. Deleitémonos en los planes para dominar el mundo de las corporaciones y sus dirigentes inhumanos y sin emociones, sintamos terror con la estupidez burocrática y, finalmente, aplaudamos que exista un desvío en la actualidad sobre esos vampiros sexys y atiborrados de cosméticos.    ‘The Strain’ ofrece todos los tópicos de serie B bajo la fotografía única de Del Toro más unos monstruos que prometen no tener piedad. Y un misterio que descubrir, claro. Porque de algún lugar tienen que salir ésos gusanos. En resumen, un serie de horror clásica, heredera del folklore europeo clásico sobre el vampirismo, aplicando toques de ciencia ficción. Y es que Guillermo del Toro es especialista en contarnos las viejas historias del mundo, retorcerlas y ser capaz de sorprendernos de nuevo con ellas. Todo lo suyo está recubierto de una pátina mágica y fantástica pero guarda una estrecha relación con películas ochenteras que se caracterizaban por buenas ideas pero de dudosa ejecución debido al bajo presupuesto. 'The Strain' es ese tipo de cine B pero llevado a la pequeña pantalla, con una innovadora visión de lo que parece ser de primeras una imagen mezclada de vampiros, ghouls y zombis. Una verdadera pena que los demás elementos no se encuentren a la altura: el diálogo forzado, pobre y repetitivo; actuación falsa y sin vida, todo ello envuelto en un ambiente escaso donde la falta de decorado y secundarios salta a plena vista con una lógica y sucesión de hechos incomprensible.


   Terror psicológico, ciencia ficción y misterio son algunos de los elementos que vertebran 'The Strain', basada en la primera novela de la 'Trilogía de la Oscuridad' coescrita por Guillermo del Toro ('El laberinto del fauno') y el autor estadounidense Chuck Hogan, 'The Strain' cuenta con el prestigioso director mexicano en la dirección y en la redacción de los guiones y con Carlton Cuse (productor ejecutivo de 'Perdidos') al frente de la producción ejecutiva.

  Con elementos propios del género vampírico y de las series de catástrofes y de investigación, 'The Strain' cuenta con un elenco artístico de reconocidos actores como Corey Stoll ('House of Cards'), David Bradley ('Juego de tronos'), Mia Maestro ('Poseidón'), Sean Astin ('El Señor de los anillos'), Richard Sammel ('Malditos Bastardos'), Jonathan Hide ('Titanic'), Kevin Durand ('Perdidos') y Robert Maillet ('300'), entre otros.

   La historia de 'The Strain' comienza cuando un Boeing 777 aterriza en el aeropuerto neoyorkino JFK y se detiene en seco en mitad de la pista de aterrizaje.Todas las luces están apagadas, nadie responde a las llamadas de la torre de control y nadie coge los teléfonos móviles. En el interior, todos parecen haber muerto. Al principio la tragedia se relaciona con algún tipo de virus mortal, pero pronto se descubrirá que el origen es mucho más aterrador de lo que cabría esperar.    Llama la atención que la concepción inicial partiera de un proyecto catódico que acabó formando una trilogía literaria y, que ahora, completa el círculo en una serie de televisión por cable. Nadie puede llevarse a engaños si conoce el material que establecen unos best-sellers (‘Nocturna’, ‘Oscura’ y ‘Eterna’) concebidos para aprovecharse de la iconografía del género (‘Drácula’ de Bram Stoker) e integrarla en los resortes de la ciencia ficción (gore) contemporánea. Una formulación plagada de pandemias post-apocalípticas, grandes conspiraciones y cierta esencia policíaca como motor del suspense. Planteemos en esa percepción que la desmitificación de los vampiros y su completa pérdida de romanticismo nos llevan a un terreno más sucio y peligroso, más repulsivo y oscuro. ‘The Strain’ quiere que sintamos terror de esas criaturas ciertamente aberrantes y amenazadoras y que el adictivo asco crezca al otro lado de la pantalla gracias a una epidemia de ‘gusanos’ dispuestos a clavarse en las retinas de sus nuevos espectadores y huéspedes, invadiendo su cuerpo, succionando lentamente su sangre capítulo a capítulo.    Disfrutemos pues 'The Strain' como un cuento contemporáneo con monstruo de la vieja escuela capaz de infectar a una ciudad de las maneras más desagradables posibles. Deleitémonos en los planes para dominar el mundo de las corporaciones y sus dirigentes inhumanos y sin emociones, sintamos terror con la estupidez burocrática y, finalmente, aplaudamos que exista un desvío en la actualidad sobre esos vampiros sexys y atiborrados de cosméticos.    ‘The Strain’ ofrece todos los tópicos de serie B bajo la fotografía única de Del Toro más unos monstruos que prometen no tener piedad. Y un misterio que descubrir, claro. Porque de algún lugar tienen que salir ésos gusanos. En resumen, un serie de horror clásica, heredera del folklore europeo clásico sobre el vampirismo, aplicando toques de ciencia ficción. Y es que Guillermo del Toro es especialista en contarnos las viejas historias del mundo, retorcerlas y ser capaz de sorprendernos de nuevo con ellas. Todo lo suyo está recubierto de una pátina mágica y fantástica pero guarda una estrecha relación con películas ochenteras que se caracterizaban por buenas ideas pero de dudosa ejecución debido al bajo presupuesto. 'The Strain' es ese tipo de cine B pero llevado a la pequeña pantalla, con una innovadora visión de lo que parece ser de primeras una imagen mezclada de vampiros, ghouls y zombis. Una verdadera pena que los demás elementos no se encuentren a la altura: el diálogo forzado, pobre y repetitivo; actuación falsa y sin vida, todo ello envuelto en un ambiente escaso donde la falta de decorado y secundarios salta a plena vista con una lógica y sucesión de hechos incomprensible.