Series nuevas, series viejas, series....

Publicado el 31 enero 2015 por Lya
Primero con la Navidad y después con la, dichosita, Super Bowl, el panorama seriéfilo se nos ha descoordinado bastante. De ahí que, sin tener The Good Wife a la que aferrarme, con Nashville fuera de órbita y con los jaleos de Downton incubando nuevas tramas, me haya dado a la diversifación. Qué remedio. Qué vida esta. 
Jane the Virgin. Ya os hablé un poco cuando los Globos de Oro. No es nada del otro mundo pero cada vez que sale Rogelio de la Vega en pantalla yo gano años de vida. Divertidísima y muy, muy original aunque, en esencia, no nos cuenta nada nuevo. #RogelioMyBrogelio #VivaDeLaVega
Transparent. Digo lo mismo, ya os hablé de ella. Muy especial, no se puede definir de otro modo. En algunos aspectos puede que demasiado moderna para mis gustos, pero sólo por Maura merece la pena aguantar a los intensitos de sus hijos. Maura es magna. Es una lección de vida. 
Wolf Hall, serie basada en los libros de Hillary Mantel. O lo que viene a ser lo mismo, Los Tudor en serio. Esto es, con personajes físicamente más acordes a la historia, sin que parezca que los han sacado a todos de un catálogo de bañadores de la costa oeste de los USA, y con las tramas más históricamente detalladas. Y sí, ergo, bastante más aburrida, para qué engañarnos. Está basada en las tribulaciones de Thomas Cronwell, a quien en Los Tudor ponían de malo e intrigoso y aquí ponen de pobretico buena gente al que no le pasan más que desgracias. Con toda seguridad mucho más acorde a lo que en realidad pasó, pero, ya os digo, infinitamente más rollo que los folleteos varios protagonizados por Jonathan Rhys-Meyers. 
Lo único interesante es que a Henry VIII lo da vida el sargento Brody, aka Damian Lewis, aka el marido de Narcissa Malfoy. Por eso yo aguanté el primer capítulo hasta el final, por verlo. Y cuando comprobé que no me lo creía en su nueva versión coronada y pendenciera, dije hasta más ver, serie. Porque la historia ya me la sé (básicamente, terminan todos con la cabeza en un cesto), y porque aunque una es pro-brit, no llego a tanto como para tragarme semejante pestiño. He dicho.
Agent Carter. Yo me lo paso pipa con esta serie, he de confesar. Pero pipa de palomitas e imitar con las manos las leches con rebufo que mete la prota, Peggy Carter, a todos los malos malísimos que se la ponen por delante. The best, oiga. No es que pille muy bien el argumento, porque, confieso, en el universo Marvel no estoy muy puesta, pero tampoco se trata de tramas muy complicadas. Eso sí, esto es como la primera vez, de muy peque, que vi las pelis de Indiana Jones. Muchos conceptos se me escaparon pero fan forever and ever. Pues lo mismo. Además años 40, ciencia-ficción, Nueva York. Vamos, que mola. 
Call the Midwife. Nuestras comadronas han regresado, aunque ya no son las mismas, porque entre que se nos han casado y hecho y deshecho de monjas, hay un movimiento en Nonnatus House que ni El Corte Inglés el primer día de rebajas. Pero la esencia sigue siendo la misma: llorar. Yo es que me pego unos moqueos con hipidos y empañamiento de gafas que podrían convertirse en un nuevo deporte olímpico. Y como nueva, eh. Como nueva. Es mi serie para desestresarme a base de lloriqueos. Y tan a gusto. 
The Americans. También han regresado. Por ahora el primer capítulo ofrece más de lo mismo, que está muy bien, aunque, quizás sin nada excesivamente nuevo en cuanto a arco argumental. Al menos si se compara con el primero de la segunda temporada que fue brutal, como brutal fue la resolución. Lo van a tener difícil para igualar lo del año pasado. 
Fortitude. Ya me pasó hace unos meses, leo Christopher Eccleston y me lanzo sin paracaídas. El whovianismo es lo que tiene. The Leftovers, reconociendo que, muy probablemente era un serión, la tuve que dejar porque me ponía un mal cuerpo del quince. Que una ha llegado a este mundo de series para aprender inglés y pasárselo bien, no para traumatizarse y deprimirse. Pues veo que con Fortitude me va a pasar algo similar, porque mira que es rarita. Cuando leí la sinopsis pensé que iba a ser un rollo Shetland, esto es, asesinato en comunidad geográficamente muy cerrada, pero sospecho que va un poco más allá y no sé a qué atenerme. Lo intentaré de nuevo porque me llama la atención el hecho de que sale una actriz española, Verónica Echegui, y, sí, claro, por Eccleston. Pero, ya os digo, no sé. Por cierto, nuestra Jenny Lee de Call the MIdwife dejó el East End para venirse aquí, al Círculo Polar Ártico. Hay que tener ganas.