SERIES - Sr. Vino - Brunello di Montalcino

Publicado el 23 mayo 2012 por Concha

Escribir sobre Brunello di Montalcino es para mi algo tan grato y solemne como lo es el deleitar el paladar con estos vinos de gran prestigio, pedigrí y calidad.  Toscana representa para los italianos lo que Bordeaux es para los franceses, y Rioja es para los españoles.  Es, sin lugar a dudas, un área bella y privilegiada, y para los puristas, seguidores de sus vinos, es una región sacrosanta y tocada por la mano de Dios.
Toscana es también la cuna de tres de los vinos más importantes de Italia: Chianti, Brunello di Montalcino, y Vino Nobile di Montepulciano.  Aunque los tres son elaborados de la misma variedad de uva, sangiovese, sus vinos saben notablemente diferente.  Y es que esta variedad ancestral ha desarrollado a lo largo de los siglos varias "familias"; clones diferentes.  Pero esta no es la única razón.  Debido a sus tantas elevaciones, ondulaciones y diversos relieves, Toscana es un universo de multiples microclimas.
Sangioveto es uno de los clones (de Sangiovese) más importantes y comúnmente presente en Brunello.  Sin embargo existe un clon de Sangiovese que lleva el propio nombre Brunello.  Este es el principal protagonista en la composición de estos elegantes vinos.  Brunello es un vocablo dialéctico que quiere decir el oscuro fino.  Es el vino más reverenciado de Toscana.  También es el más exótico, más antiguo y más costoso.  Es elaborado en la aldea de Montalcino, una villa medieval amurallada, ubicada en la parte Sur de Toscana, colindante con un cerro rocoso, y más o menos a una hora manejando hacia el Sur, desde Chianti Clásico.
Esta región sureña es más cálida, lo que ofrece como resultado vinos de mayor cuerpo y desarrollo que los de Chianti.  Esa pequeña diferencia en temperatura es suficiente para garantizar a los productores de Montalcino que las uvas van a madurar plenamente y cada año, y producirán vinos con matices, elegancia y complejidad.  Gracias a estos atributos naturales es que Brunello di Montalcino sólo usa el varietal Sangiovese para la elaboración de sus vinos; a diferencia de Chianti y Vino Nobile di Montepulciano, que si añade pequeñas cantidades de otras variedades, para producir diversos niveles de sabor en el resultado final.
Los viñedos de Brunello di Montalcino abarcan unas 1,214 hectáreas, cifra muy modesta si la comparan con las 16,600 hectáreas sembradas en Chianti.  Se encuentran a unos 564 metros sobre el nivel del mar.  Los terrenos contienen considerablemente más pizarra caliza que en el resto de Toscana, además de barro, tosca, terreno volcánico, y porciones de un barro conglomerado rico en carbonato de calcio llamado galestro.  Las mejores parcelas y los mejores viñedos están sembrados de manera escalonada, osea, en declives o laderas.
Es innegable que Montalcino representa un lugar privilegiado, en todo sentido.  Diferente por su clon, su suelo, sus relieves, su microclima, su iluminación solar, y no me extrañaría que hasta por su gente.  El resultado es consecuente con estas bondades, dando al mundo un vino muy nutrido en sabores, carnoso en textura, con complejos aromas y sabores a mora, cereza negra, zarzamora, chocolate, violetas y cuero.  Otro detalle importante sobre este venerado producto es que, por ley, Brunelo di Montalcino debe ser añejado más tiempo que básicamente cualquier otro vino italiano.  Esto es cuatro años; dos de los cuales debe ser en barrica de roble, en el caso del Brunello di Montalcino común.  Debe ser añejado por cinco años; dos y medio de los cuales debe ser en barrica de roble, en el caso de los riserva.  Las mejores añadas de Brunello normalmente arrojan vinos de imponente elegancia, redondez, y bella concentración.  Estos vinos poseen un factor que añade a su valor de mercado, que es su reputada habilidad de añejar.
Debo mencionar, antes de finalizar este artículo, que Brunello di Montalcino no debe ser confundido con Rosso di Montalcino.  Rosso muchas veces es mencionado cariñosamente como el hermano menor del Brunello di Montalcino.  Rosso di Montalcino es un vino más liviano, más afrutado y menos complejo que el Brunello.  La razón de ser consiste en que Rosso proviene de los viñedos más jóvenes y/o menos ideales de Montalcino.  Los pagos de Rosso no son tan limitados como los de Brunello, y además, por ley, Rosso di Montalcino debe ser añejado tan solo por un año (Brunello por cuatro).  ¡Salud!