La siguiente de las uvas de vino blanco que se consideran las clásicas, y la segunda en aparecer en este blog es chenin blanc. Este es el varietal blanco por excelencia del Valle del Loira, en Francia. Yo diría que el arma poderosa de este varietal es su importante acidez, la que le da tal versatilidad como para hacer desde vinos espumantes hasta deliciosos vinos de postre.
En California, antes de que chardonnay comenzara a crecer en popularidad en los años 1970, chenin blanc era el varietal de vino blanco más sembrado en la región. Pero los chenin blancs más famosos y vibrantes del mundo provienen del Valle del Loira, específicamente de las sub-regiones de Vouvray, Savenniéres, Anjou y Saumur. Particularmente, Vouvray y Savenniéres normalmente son vinos que ofrecen una complejidad formidable, larga vida en botella, y hermosa acidez. En Loira, chenin blanc es vinificado en toda la gama de dulzuras, desde completamente seco hasta muy dulce. Pero muchos, simplemente tienen un toquesito de dulzura que es apenas perceptible, tras permitir un poquitito de azúcar residual en el vino para acentuar su redondez y balancear la acidez.
Los chenin blancs dulces suelen ser fenomenales. El más legendario de estos es el Quarts de Chaume, procedente de un área pequeñita en el medio del Valle de Loira.
Chenin blanc es además la uva blanca producida por excelencia en Sudáfrica, donde es conocida bajo el nombre de steen. En mi opinión, el estilo producido en Sudáfrica va más en busqueda de notas exóticas y es un estilo más hedonístico; imitando al estilo de Loira, mientras que los vinos chenin blanc de California son más fáciles de tomar e interpretar, y que normalmente ofrecen sabores suaves y redondos, a pera, melón, apricots, manzana, melocotón y cocktail de frutas en almibar.
Chenin blanc usualmente son vinos muy versátiles a la hora de acompañar con comidas. Los elaborados en un estilo más liviano y seco (como los sudafricanos) van bien con platos ligeros, como ensaladas, pescado, y pollo. Los chenin blancs con estilo más dulce pueden balancear las especias picantes de algunas comidas asiáticas e hispánicas, como la comida mexicana y la cubana. La acidez y el balance de los chenin blancs hechos al estilo medianamente secos, como los de Loira, que poseen más cremosidad y cuerpo tras su segunda fermentación maloláctica en barrica de roble, van muy bien con salsas cremosas y platos de sabores más fuertes, como el paté.
A continuación, les ofresco algunas de mis notas de cata, de vinos de este varietal que he tenido la oportunidad de disfrutar:
2007 François Chidaine Vouvray Le Bouchet (Valle de Loira, Touraine, Vouvray): Bello y sensacional bouquet con aromas a flores y miel. Entra delicadamente dulce al paladar, y evoluciona con notas minerales y cítricas en el paladar medio, y eventualmente un bello splash de acidez, en su largo y refrescante final. Es un vino sensacional y multifacético; bello e irresistible. 93 pts.
2007 Ken Forrester Chenin Blanc The FMC (Stellenbosch, South Africa): Infusión de roble en su color dorado intenso y brillante, y en sus bellos aromas a apricot y miel. Es un vino complejo y de asombroso balance, bellamente exótico y afrutado. Entra con una fina sensación a pan francés (brioche), y deriba en sabores a melocotón, crema, vainilla, y un ligero final a mandarina. Es delicadamente off-dry, con bella estructura, dimensión y acidez. Final mediano. 90 pts.
2008 Pine Ridge Chenin Blanc (California): Amarillo pálido y brillante, con borde verdoso. Nariz de media intensidad, con aromas a detergente y lima-limón. Cuerpo ligero, refrescante, con carácter cítrico y mineral, a limestone. Buena acidez. 85 pts.