Series transgresoras (i): misfits

Publicado el 31 julio 2014 por Albertoiglesiasfraga @revistaroulette

            (Advertencia: te quiero vender la serie y puede que haya spoilers).

No hay que decir ‘adiós’ a las típicas series, series que marcaron nuestras infancias o juventudes, pero hemos de recordar con añoranza aquellas  maravillosas ‘La casa de la pradera’, ‘El Príncipe de Bel Air’, ‘Alf’, ‘Dinosaurios’, ‘Baywatch’ o ‘Los Picapiedra’. Series para ver en familia, series que enseñaban y divertían, no había giros estrepitosos del argumento, y parecía que duraban eternidades.

Hoy en día puede que haya alguna de esta calaña, son las series que siguen viendo nuestras madres, tías, etc. Pero las que verdaderamente dan de qué hablar, son las series que no pasan por la tele, las series transgresoras. Son esas series que tienen que ser explicadas si no se ven desde el primer capítulo, esas series inverosímiles y opuestas a las tan nostálgicas de los años 70, 80 o 90.

Si antes para describir una serie sólo había que decir: las aventuras de una familia que vive en el campo,  la nueva vida de un chico de barrio con su familia pija o las divertidas aventuras de un extraterrestre con una familia. Con eso era más que suficiente para que te gustase o no la serie, y para decidir si verla o no. No había muchos más detalles importantes.

Pero ahora, ahora con las series modernas tienes que detallar los motivos y sentimientos de los personajes principales para comprender la trama de la serie. Tienes que saber que los chicos protagonistas son unos inadaptados sociales o inocentes criaturas en medio de inadaptados sociales que por un golpe del destino están donde están y tienen que superar unas ‘divertidas aventuras’, con asesinos y gente con superpoderes como la “Lactokinesis”, un superpoder que no se veía en las series de antes, que te permite controlar los lácteos. Sí, eso mismo.

Misfits, una serie que comenzó su emisión el 12 de noviembre del 2009 en el canal E4 del Reino Unido. Una serie transgresora, con todas las letras. Con violencia, sexo, drogas lo suficientemente explícitos para que a los Ingalls les diera unos cuántos infartos con sólo un par de capítulos. Las aventuras de cinco chicos que están pagando su correspondiente servicio comunitario por delitos como conducir bajo los efectos del alcohol, peleas o comer chuches, entre otros. Una tormenta azota la ciudad durante el servicio y después de esto comienzan a demostrar sus nuevos dones, unos superpoderes que dejan perplejo a cualquiera (lo del control de los lácteos me marcó), pero pronto se darán cuenta de que no son los únicos, y de que no todos van con buenas intenciones.

Así pues, Nathan, Simon, Alisha, Kelly y Curtis son los cinco protagonistas durante, al menos, tres temporadas; donde después de descubrir sus poderes van aprendiendo a controlarlos, y entre paso y paso homicidios, gente desquiciada, agentes que terminas aborreciendo y Nathan, ese patoso pero encandilador chaval que no sabe qué poder tiene hasta bastante entrada la primera temporada, y si no te ha gustado nada de lo anterior puede que sólo sigas viendo la serie para saber ¡cuál es el misterioso poder de Nathan!

Luego está ese otro chico raro, Simon, ese que parece un psicópata, que no le terminas de coger el gustillo ni de pillar sus intenciones. Simon, el mismo Simon que tras la tercera temporada te deja con la boca mucho más que abierta. También está Alisha, la tía guapa, siempre tiene que haber una tía buena, sino no vale la pena, ¿no? Pero ¡eh!, que ella es mucho más que una cara bonita, no me seáis perversos. Pero hace que Kelly lo tenga complicado, ya no sólo por las cualidades que pueda tener Alisha, sino por la aparente falta de estos que tiene la propia Kelly. Con ese acento tan ‘de barrio’, mascando sus chicles cual camello rumiando (y no es con intención de ofender, es sinceramente el parecido razonable más sensato, no físico sino de actitud) y esa falta de todo pudor hacia todo y todos. Por último nos encontramos con Curtis, la ‘otra persona normal’ del grupo, aunque que un atleta famoso esté pagando servicio comunitario como él por lo que él hizo…no es que sea muy “normal”.

Pero luego, cosas de las series modernas, unos van, otros parece que vuelven pero también se dan el piro…y una nueva generación de Misfits aparece en escena. Donde se siguen sucediendo las travesuras de los jóvenes (y alguno que no parece tan joven) con más homicidios, secuestros, agresiones, tráficos…¡ah! Y por supuesto sexo, drogas y alcohol. Eso no falta (me da a mí que son la clave para que una serie sea transgresora hoy en día).

Así que en esta segunda oleada de héroes modernos (o al menos lo intentan), tenemos ya no sólo a otra tía más guapa que la otra, sino a un guaperas también (cosa que se agradece, cómo se nota que la serie la hacen hombres).

Tenemos, pues, a Rudy, Jess, Finn, Alex y Abbey. Rudy es el que pasa a ser el payaso de la pandilla, no tanto el patoso, más bien el macho ligón que sólo piensa en complacer los deseos de su miembro. Eso sí, las jugadas se le complican por su poder, si ves la serie lo comprenderás.  Jess es ahora la tía buena que está más buena que la otra, es la que todos se quieren llevar a la cama, va de tía dura pero en el fondo tiene su corazoncito, y este se lo gana uno que, bueno…que las cosas no son siempre lo que parecen. A Finn le tocó la lotería del tío bajito y rarito, bastante infantil, pero ojo con el chaval, que puede sacar ese carácter de Misfis y sorprenderte, sobre todo al comienzo, luego le coges cariño y todo. Alex, Alex es el guaperas, el ‘tiarrón’, yo diría que de toda la serie, y no lo digo sólo por ser chica (que también). Y bueno, sus poderes, como puede esperarse, son muy…sexuales, pero muy al estilo Misfits, es decir, raruno.  Y Abbey, bueno, el caso de Abbey es como una madeja de hilo que dejas abandonada, y cuando menos te lo esperas te percatas de que está vuelta una tela de araña que no puedes desenredar, y un poco más de rareza, para variar.

A mi es que me encantan las series raritas, esas que no todo el mundo ve, que no todo el mundo es capaz de seguir y de terminar. Misfits la encasillo en esas series, esas transgresoras que te marcan no sólo por tanto sexo, drogas y alcohol, sino por la imaginación que tienen que tener los guionistas, productores y directores para llevar a cabo una producción de tal calaña, además sin saber con certeza si será o no será bien recibida por el público. Un público que hay que saber coger y mantener. Sí, eso pasa con todas las series, pero cuando arriesgas un poco más como con este tipo de series (las transgresoras, por si no había quedado claro) la adrenalina de la incertidumbre es mucho mayor.