Serotonina, de Michel Houellebecq

Publicado el 14 enero 2019 por Covadonga Mendoza @Cova_Mendoza

Serotonina

Traducción: Jaime Zulaika

El protagonista de esta novela, un empleado al servicio del ministerio de Agricultura francés, se medica con un compuesto para regular la serotonina del título, el cual le provoca varios efectos secundarios, casi todos ellos relacionados con la libido.

Ha sido difícil resumir el argumento de esta novela de Michel Houellebecq, más que nada porque carece de él en un sentido estricto. No vamos a decir que no pase nada en toda la obra (más de cuatrocientas páginas) porque pasar pasan cosas... aunque se trata de hechos que no se engarzan en forma de trama, o lo que conocemos por trama. El personaje principal, muy típico del autor, nos va contando diversas anécdotas de su vida, así sin más. Primero, un viaje a Almería donde espera a su novia japonesa a la que quiere dejar, y hace diversas reflexiones y elucubraciones sobre las mujeres, el sexo y otras las ideas fijas y obsesiones de Houellebecq.

Digamos que lo más interesante de esta parte es el fragmento, un poco políticamente incorrecto, quizás con ánimo de provocar, donde habla del turismo en España y hace comentarios elogiosos de Franco como promotor del mismo.

La insistencia del autor en hablar de las relaciones del personaje con diversas mujeres nos hace pensar, por un momento, que estamos ante una novela de amor. No es descabellado, pues, a mi entender, Michel Houellebecq es un hombre muy romántico (al menos, lo que se desprende de sus novelas, donde sí, hay mucha obsesión sexual, pero también una versión propia del amor y una hipervaloración de las mujeres como seres mucho más dotados para este tipo de sentimientos que los hombres).

Pero pronto observamos que no va a ir de eso exactamente la historia, sino más bien del vacío y y depresión del protagonista, que para curarse se anula sexualmente, metáfora quizás de toda la sociedad occidental. El habitual nihilismo del autor es menos punzante que otras veces, tiene un carácter más melancólico y derrotado, deprimente. Será porque estoy ya acostumbrada pero nada de lo que aparece en estas páginas logra "escandalizarme" o hace que mi mente se revuelva o se estimule intelectualmente. Más bien me contagia su depresión y su ánimo plano, muy propio de los medicamentos antidepresivos.

El autor, como otras veces, incluye descripciones explícitas de actos sexuales de todo tipo. Ya sabemos que tiene especial predilección por los tríos (dos mujeres y un hombre, no dos hombres y una mujer...), pero en esta ocasión también nos regala con episodios de zoofilia muy detallados (aviso), y hasta una insinuación de pederastia, episodio, por cierto, que no viene mucho en la historia. Los actos sexuales relatados en esta novela, son, curiosamente, contemplados por el personaje, ya sea por espionaje o vouyerismo o mediante la contemplación de videos, poniendo de manifiesto la sensación de permanecer ajeno, como un observador que no puede actuar.

Como dije anteriormente, el argumento va dando tumbos, de sus vivencias con mujeres pasamos a comentarios turísticos sobre "hoteles con encanto", diversos lugares de restauración, comidas, vinos; luego a las visitas al psicólogo y de ahí a una extraña revuelta de ganaderos y campesinos normandos, un simbolismo quizás del malestar del pueblo llano contra el estado, o de la sociedad occidental que ve como se hunden sus referentes y sus formas de vida "tradicionales". Alguien ha creído ver una prefiguración de las revueltas de los "chalecos amarillos" que llevan un tiempo manifestándose violentamente en París y otras ciudades francesas con unos objetivos y propuestas que al menos a mí no me quedan muy claros. Podría ser, pero la revuelta del libro tampoco está tan detallada y explicada como para sacar conclusiones.

A diferencia de otras veces, hay menos carga crítica o esta es más sutil. A mí me ha parecido un libro un poco light, deslavazado y sin argumento definido. Eso sí, me gusta el estilo literario del autor, muy clásico en el fondo, y dotado de un cierto y soterrado sentido del humor. Eso hace que aunque tampoco ocurra nada especial, sigas la narración con cierto interés (hasta que te das cuenta, claro, de que no te conduce a ningún lugar).

En resumen, una novela excesivamente larga para lo que cuenta, tan plana que no llega ni a ser deprimente del todo, como deslizarse por un río lento sin saber a dónde vas mientras bostezas porque ya ni el paisaje te impresiona, pero con alguna parte todavía rescatable. Para mí le falta "pegada". Ser un poco más punzante.

Esta política visionaria, practicada desde 1928, había adquirido su verdadera dimensión un poco más tarde, con la llegada al poder de un hombre. Francisco Franco, independientemente de otros aspectos a veces objetables de su acción política, podía ser considerado el verdadero inventor a escala mundial del turismo de lugares con encanto, pero su obra no se detenía ahí, ese espíritu universal sentaría más adelante las bases de un auténtico turismo de masas (¡pensemos en Benidorm!, ¡pensemos en Torremolinos!, ¿existía en el mundo, en los años sesenta, algo comparable?), Francisco Franco era en realidad un auténtico gigante del turismo, y es con esta vara con la que acabaría siendo valorado, cosa que ya empezaban a hacer algunas escuelas de hostelería suizas, y, de un modo más general, en el plano económico el franquismo había sido recientemente objeto de estudios interesantes en Harvard y Yale, que mostraban cómo el caudillo, presintiendo que España nunca llegaría a subirse al tren de la revolución industrial que, preciso es decirlo, había perdido totalmente, había tenido la audacia de quemar las etapas invirtiendo en la tercera fase, en la fase final de la economía europea, la del sector terciario, el turismo y los servicios, dando así a su país una ventaja competitiva decisiva en el momento en que los asalariados de los nuevos países industriales, al acceder a un poder adquisitivo más alto, deseasen utilizarlo en Europa, ya en el turismo de lugares con encanto, ya en el de masas, de acuerdo con su posición social, aunque por el momento no había ningún chino en el parador de Chinchón, un par de universitarios ingleses de lo más corrientes aguardaban su turno detrás de nosotros, pero los chinos llegarían, vaya que si llegarían, no me cabía la menor duda a este respecto, quizá lo único que había que hacer era simplificar las formalidades en la recepción, las cosas habían cambiado, se tenga el respeto que se tenga y se deba tener por la obra turística del caudillo, era poco probable que ahora espías llegados del frío pensaran en infiltrarse en las huestes inocentes de los turistas normales; los espías llegados del frío a su vez se habían convertido en turistas ordinarios, a semejanza de su jefe, Vladímir Putin, el primero de ellos.

¿Qué te ha parecido la reseña? ¿Te apetece leer este libro? ¿Ya lo has leído? (Los comentarios están moderados con lo cual tardan un poco en salir. El blog no se hace responsable de los spoilers que puedan aparecer en los comentarios, ya que Blogger no permite editarlos. Se ruega que se ponga un aviso si se van a mencionar. Gracias por tu opinión)