Serradura portuguesa

Por Arae

Este verano he estado disfrutando de unos días de vacaciones en Portugal, visitando preciosos lugares, conociendo sus costumbres, a sus gentes y, como no, descubriendo su gastronomía. Poco a poco os iré contando unas recetas que me han encandilado.La “Serradura portuguesa” es un postre típico portugués cuya existencia desconocía hasta hace pocos meses. Fue en el pueblo de Tomar, perteneciente al distrito de Santarem, donde por primera vez en mi vida escuché hablar de este postre y donde "mi costillo" y yo lo probamos por primera vez. Después de visitar su impresionante castillo templario que nos hizo retroceder en el tiempo y cuya visita recomiendo, y de visitar el convento de Cristo, nos fuimos a comer a un pequeño restaurante muy próximo a las orillas del río que atraviesa el pueblo. La camarera que nos atendió fue muy amable y después de servirnos un arroz de marisco que nos encantó, nos recomendó que probáramos la famosa Serradura portuguesa. La verdad es que nos gustó muchísimo y dejamos las copas limpias de verdad. La chica que nos atendió en la mesa del restaurante, muy amablemente y sin pedírselo, al decirle que nos había encantado, nos dio la receta de este sencillo postre. La verdad es que me sorprendió que fuese tan fácil de preparar. Desde entonces lo he preparado en casa unas cuantas veces y siempre ha sido un éxito.Ingredientes
  • 600 ml. de nata
  • 1 paquete de galletas María
  • 1 bote de leche condensada pequeño
Elaboración Montamos la nata casi por completo sin echarle azúcar. Cuando la nata esté prácticamente montada, vamos echando poco a poco la leche condensada y batimos todo bien. Trituramos las galletas hasta convertirlas en polvo y preparamos entonces las copas.Se puede hacer de dos maneras y dependerá del gusto de cada uno o de cómo queráis presentar el postre. La primera propuesta es poner los ingredientes en una copa intercalando una capa de nata/leche condensada, con otra capa de galleta molida y así sucesivamente hasta llegar casi al borde de la copa para acabar espolvoreando la parte superior de la misma con una pizca de galleta molida
o bien proceder a unir los ingredientes antes de montar nuestra copa o vaso. Esta segunda opción consiste en mezclar las galletas molidas con la nata y la leche ya montadas y servir tal cual, sin intercalar las diferentes capas de ingredientes. De nuevo coronamos nuestras copas con una pizca de galleta molida.Os he puesto los dos ejemplos. Personalmente me gusta más la idea de presentar la copa con varias capas, intercalando la galleta con la nata, ya que queda más bonito. A "mi costillo" le gusta más de la otra forma, porque no le entusiasma encontrarse la textura de la galleta molida en la boca. Pero bueno, como todo en esta vida, es cuestión de gustos. Las dos versiones tienen un sabor increíble.Al llevar la leche condensada y la nata pudiera parecer un postre empalagoso, pero para nada. La verdad es que al tomarlo fresquito de la nevera es más que apetecible y a los niños (y no tan niños) les encanta. Espero que os guste. Ya me contaréis qué os ha parecido. ¡Buen provecho!.