Servicio de asistente virtual

Publicado el 20 enero 2015 por Antonio Gutierrez @webglobalseo

Servicio de asistente virtual

El mundo 2.0 se ha convertido en una fórmula perfecta para elaborar nuestro propio puesto de trabajo. Gracias a la red, podemos trabajar sin movernos de casa, un formato que se ha convertido en uno de los grandes atractivos de Internet, no solo para emprendedores, sino también para empresas, que necesitan recortar en costes y reducir sus plantillas, pero sin renunciar a dar servicio a sus clientes.

Sobre todo en el plano de la asistencia, el potencial de negocio que tiene la red hace que destaquemos esta como una buena idea de negocio para quienes buscan un modo de ganar dinero.

Ventajas de ser asistente virtual

La ventaja de trabajar como asistente virtual son varias. Principalmente:

  • Puedes elegir la jornada que vas a desarrollar, así como los días y el horario en el que estarás disponible.
  • Puedes trabajar desde tu casa, con la comodidad que esto supone, así como la efectividad del tiempo que inviertes, porque no tienes que gastarlo en desplazamientos.
  • Si tienes un ordenador, conexión a la red y unos cascos con micrófono, no necesitas nada más.

Evidentemente, como sucede con todas las actividades empresariales, hay que elaborar un plan y estudiar la rentabilidad. De este modo podemos vender nuestros servicios sabiendo que vamos a conseguir que el proyecto sea viable.

¿Qué es un asistente virtual?

Un asistente virtual es en esencia un administrativo, alguien que recibe las llamadas de una empresa, recoge mensajes, hace campañas de marketing telefónico, envía correos electrónicos en nombre de una compañía o lleva la agenda de algún directivo, entre otras funciones. Pero con la diferencia de que no está en las instalaciones de la empresa ni tiene un contrato firmado con ella.

Materiales que necesita un asistente virtual

Para ofrecer un buen servicio de asistencia virtual, se requieren algunos materiales con los que poner en marcha nuestro negocio, tales como:

  • Un espacio de trabajo. Es preferible que nuestro rincón esté bien definido y se utilice solamente para el plano laboral, y a ser posible que no nos moleste nadie mientras estamos trabajando.
  • Una línea de teléfono.
  • Conexión a Internet. Con los nuevos planes de telefonía de muchas compañías, tanto esta como el teléfono pueden estar unidas en una sola.
  • Un ordenador. Algunas veces las propias empresas proporcionan un equipo a sus asistentes virtuales, pero quizás sea necesario contar con nuestro propio computador y así gestionar a más de una empresa si fuese posible.
  • Material de oficina. Una impresora o un fax, archivadores, bolígrafos, papel, clips, etc.

Hay que tener en cuenta que se trata de una oficina como otra cualquiera, salvo pro el hecho de que no está ubicada en las instalaciones de una empresa concreta. De modo que todo lo que nos pueda hacer falta en la oficina de la compañía, también será necesario tenerlo en la nuestra.

Cómo empezar un negocio de asistente virtual

Para ponernos en marcha y ofrecer nuestros servicios como asistentes virtuales, necesitamos tener muy claro lo que podemos hacer, lo que estamos dispuestos a hacer y cuánto vamos a cobrar por hacerlo. Vamos a comentar de manera más extensa cada uno de los puntos.

Qué podemos (y sabemos hacer)

¿Tenemos titulación específica sobre algún tema en concreto, experiencia en trabajos similares o alguna especialización? En tal caso, podemos hacer un plan con los servicios para los que estamos preparados. De este modo podremos exponerlos cuando nos ofrezcamos para trabajar.

Un detalle: que no tengamos un título no quiere decir que no podamos ofrecer un servicio. Si sabemos hacerlo y lo podemos demostrar, debemos indicárselo a los futuros clientes.

Qué estamos dispuestos a hacer

Si abandonamos nuestro trabajo porque no queríamos hacer algo, o si estamos pensando ponernos por nuestra cuenta precisamente para eso, no tiene sentido que ofrezcamos alguno de los servicios que no nos gustan o que no queremos hacer. Ahora somos nosotros los que decidimos lo que damos, de modo que podemos elegir y quedarnos con los clientes que aceptan esto.

Cuáles son nuestros precios

Un aspecto fundamental que requiere también que lo tengamos claro. Debemos ajustar los precios de nuestro trabajo y tenerlos en mente cuando negociemos con los clientes.

A la hora de poner precio podemos tener en cuenta varios factores, como el tiempo que vamos a invertir, los servicios que tendremos que atender, etc. Eso sí, no podemos dar dos precios distintos por hacer lo mismo, pues podríamos enfadar a algún cliente y perderlo. Es cierto que nosotros decidimos este aspecto, pero conviene tener claros los precios en función de la cantidad y la calidad de lo que se nos pide.

Después de tenerlo todo bien planificado, necesitaremos empezar nuestro negocio, y para eso contactar con posibles clientes. Eso ya depende de cada uno. Nosotros damos la idea, y cada uno que la desarrolle.