Espreciso permanecer unos cuantos días sin acceso a internet para comprobar queno sucede nada por dejar de consultar el correo electrónico, que se puede vivirunas horas dejando abandonado esa suertede apéndice artificial que es el teléfono móvil.Convienedisfrutar de unas jornadas, aunque seanapenas cuatro, en las que el tiempo pasa de ser un bien escaso, del que nuncase dispone bastante, a algo que debe matarse paseando por el camino de Muñoyerroo charlando en la plaza.Y esnecesario haber constatado lo anterior para plantearse si todos estosartefactos, paradigmas del mundo moderno, que acostumbramos a considerarimprescindibles, o tan comunes que ni siquiera nos cuestionamos su uso, deveras están a nuestra disposición o, en realidad, sucede al contrario; si somosbeneficiarios del progreso o sufrimos sus daños colaterales.Comprenderán, entonces, que me disculpe de nuevo por estas intermitencias estivales.
Espreciso permanecer unos cuantos días sin acceso a internet para comprobar queno sucede nada por dejar de consultar el correo electrónico, que se puede vivirunas horas dejando abandonado esa suertede apéndice artificial que es el teléfono móvil.Convienedisfrutar de unas jornadas, aunque seanapenas cuatro, en las que el tiempo pasa de ser un bien escaso, del que nuncase dispone bastante, a algo que debe matarse paseando por el camino de Muñoyerroo charlando en la plaza.Y esnecesario haber constatado lo anterior para plantearse si todos estosartefactos, paradigmas del mundo moderno, que acostumbramos a considerarimprescindibles, o tan comunes que ni siquiera nos cuestionamos su uso, deveras están a nuestra disposición o, en realidad, sucede al contrario; si somosbeneficiarios del progreso o sufrimos sus daños colaterales.Comprenderán, entonces, que me disculpe de nuevo por estas intermitencias estivales.