En realidad, lo que propone Jalmari Helander en su película no es más que el regreso a la tradición original del mito de Santa Claus, que en Finlandia recibe el nombre de Joulupukki (cabra de Navidad), y describe el tradicional recorrido que realizaban hombres vestidos con piel de cabra y máscaras con cuernos por las casas, asustando a los niños. De esta forma, el Santa Claus convertido en representación del consumismo por los países anglosajones, en realidad es originariamente un personaje bastante más terrorífico.
Partiendo de esta base, el director construye una historia que nos cuenta los orígenes de lo que hemos visto en los cortos, cuando tres amigos cazadores descubren al verdadero Santa Claus/Joulupukki adoptando su forma original amenazadora. La película maneja sus elementos mitológicos con cierto sentido del humor, pero no termina de encontrar ese equilibrio necesario entre la propuesta comercial infantil y el cine de terror más o menos adulto, en parte debido a algunos momentos de torpeza en la planificación. Pero resulta curioso enfrentarse con el mito en su versión original, y Rare exports. A Christmas tale acaba siendo una rara avis inclasificable y recomendable.
En la tradición de El proyecto de la bruja de Blair (1999) o Monstruoso (2008), este supuesto documental introduce a sus protagonistas en la búsqueda de los orígenes de la tradición literaria y oral en torno al trol, esos seres mitad bonachones mitad amenazadores. El cazador de troles del título es un experimentado profesional que dedica su vida a buscar a los monstruos que abandonan su hábitat natural, amenazando a la población. Trolljeren funciona mejor en su primera parte, cuando la cámara que graba los movimientos de este grupo de estudiantes nos desvela solo en determinados momentos el secreto que se esconde en el bosque en el que habitan estos extraños seres.
Sorprende la buena calidad de los efectos visuales, realizados por el propio director, a pesar del presupuesto escaso de esta producción y aunque sabe dosificar los elementos sorprendentes que contiene el guión, su narrativa puede resultar algo repetitiva. Da la impresión de que la idea atractiva del principio no consigue desarrollarse a la misma altura que su acertado punto de partida. Pero también resulta, como Rare Export, una curiosa incursión en el terror asentado en la tradición mitológica de los países nórdicos.