La historia nos cuenta los problemas en los que se mete Marty, un guionista sin inspiración, cuando sus dos excentricos amigos que se dedican a secuestrar perros para sacarse un sobresueldo, deciden secuestrar el perro de un poderoso y temible mafioso.
La película está planteada como un juego. Desde su punto de partida en el que el protagonista es un guionista que está planteando su propia historia, la película se transforma en esa historia mezclando en todo momento lo que se escribe y lo que pasa. Es un buen ejercicio de metalenguaje que nos demuestra que tanto el cine, como la escritura es un juego de nuestra imaginación. No es difícil pensar que el director crea en Marty (su propio nombre) un alterego dentro de la pantalla. El juego consiste en un espectáculo algo perverso que se mueve entre lo creíble y lo increíble, entre la realidad hipotética de la película y la ficción del propio guión. Una mezcla que sirve para presentar de forma más atractiva una historia que junto con unos personajes con un carácter más alejado de las características del género hacen de Seven Psychopaths un film destacable.
Seven Psychopaths que aun no se ha estrenado en España vuelve a contar con Colin Farrell como protagonista. La verdad es que la combinación Farrell y McDonagh funciona y tanto uno como otro salen beneficiados. Farrell recibe buenas críticas después de hacer simples blockbusters; mientras que McDonagh consigue conocimiento de sus películas por un público más mayoritario y que siga al actor o como mínimo le suene. Aquí, no solo tiene a Farrell sino que está muy bien acompañado. Al irlandés lo acompañan Sam Rockwell, Christopher Walken y Woody Harrelson; a parte de contar con la participación de Tom Waits. Farrell sigue explotando su vis cómica que ya demostró en In Bruges como el guionista que se ve metido en una vorágine de violencia y disparos que solo se imaginaba escritos en su hoja de papel. Walken y Harrelson tienen un caramelo de interpretación que disfrutan al máximo y consiguen hacernos disfrutar, el primero como compañero de pesquisas de Rockwell, y el otro como frío mafioso con un telón de Aquiles en el perrito que le roban. El que se lleva la película es Rockwell un actor que en mi opinión está bastante infravalorado que es capaz de hacer un gran trabajo tanto en comedias como en dramas, que en ocasiones roza la línea de la sobreactuación en películas cómicas, pero que aquí se gana las risas del público y se come a los que comparten escenas con él. Rockwell interpreta al amigo de Marty el catalizador el que mueve la acción de toda la película a su antojo. Personalmente me encanta la presencia de Tom Waits, un artista en mayúsculas cuya aparición le da un aire de misticismo como todo lo que ha hecho en su carrera musical. Por última atención al casi cameo de Sidibe Gabourney (que para los que aprecian como comedia negra a Precious tanto como yo disfrutarán como Precious con su cesta de pollo frito)
Nota: 7/10