Ya sabéis lo difícil que fue, físciamente, mi postparto. En menor o en mayor medida, tuve un poco de todo.
Desde entonces, siempre me he preguntado como puede haber mujeres que se quedan embarazadas en la misma cuarentena o justo al acabarla. Es decir, que practican sexo, sin duda alguna, tan pronto. Sí, tan pronto.
Aviso: entrada con contenido sexual tratado de forma abierta.
Claro, me imagino que serán mujeres a las que no les han hecho destrozos ahí abajo, pero aún así me pregunto ¿de dónde sacan la libido?
Es un tema que quizás sea tabú. Decir que no te apetece tener sexo con tu pareja suena un poco raro, pero si se argumenta, se puede llegar a entender perfectamente.
Cuando han pasado más de 3 meses y la cicatriz de la episiotomía duele porque el día ha salido nublado, me pregunto por qué no me hicieron una cesárea. Sé lo que estáis pensando y estáis en lo cierto. He tardado casi 4 meses en volver a practicar sexo. Y lo digo sin vergüenza alguna.
Me cabrea, y me pone triste a partes iguales, que mi vida sexual esté afectada de este modo, y que de momento, no vea la luz al final del túnel.
Recuerdo que hace muchos años (antes incluso de querer ser madre), leí todo lo que hay que saber sobre la episiotomía, y decidí que lucharía por no sufrirla. Por eso me hice los masajes perineales durante las últimas semanas del embarazo, y por eso quería haber intentado un parto natural (sí, me lo llegué a plantear).
Pero no me he librado de ella. Y aunque en el postparto lo que más me dolía era el hematoma causado por la ventosa y la pelvis en sí, ahora también me duele el chirri.
Porque no, no se ha ido el dolor de la pelvis. La Bernarda puñetera sigue ahí (aunque en menor intensidad) y siento un dolor en todos mis bajos con el que estoy aprendiendo a convivir.
A veces me pregunto si mi carácter agrio de algunos días no se deberá al dolor que siento de forma constante. Porque siempre, siempre me duele. Yo estoy sonriendo, haciendo coñas, ji ji, ja ja, pero me duelen los bajos. Y podría seguir escribiendo palabrotas por lo que me fastidia esta nueva condición.
Algunas personas me dicen que pasará y que me recuperaré “cuando todo vuelva a su sitio”, y yo me planteo en hacerme cirugía estética coñil. Porque es que además, ha quedado feo feo.
Ese era otro de mis miedos, “¿se sentirá todo igual? ¿habrá quedado muy… abierto?”.
Que sí, que hipopresivos, que Kegel, que un osteópata, etc. La vida real es otra cosa y si ya me cuesta hasta sentarme a comer, imaginaos para ponerme a hacer ejercicios. Espero que según vaya creciendo Bichito, esto pueda cambiar, porque estoy deseando tonificarme entera.
Pero mirando el lado positivo de las cosas, me he lanzado a fornicar, algo que me daba auténtico PAVOR. Por suerte, tengo un compañero de vida muy comprensivo y que me ha respetado hasta que yo he decidido cuando ha sido el momento (suena así muy rollo virginal, ¿no?).
Para quien esté interesado, es indispensable usar un lubricante, porque la lactancia hace que seamos… ehm… cómo lo diría… ¿mojama? Y si el asunto está sensible, como para que encima haya mucha fricción. No, no. No os lancéis así a saco.
Mi consejo: poquito a poco, con mucho amor, y si no se puede terminar, no pasa nada, otro día un poquito más.
¿Os atrevéis a contarme cómo fue vuestra vuelta al sexo tras el parto? ¿Alguna suertuda con un chirri intacto tras parir? ¡Si tuvisteis cesárea no vale, eh! ¡Ja ja ja! ¡Pero me lo podéis contar si queréis también, claro!