Revista Viajes

Seychelles en 10 días: qué ver y hacer en estas islas paradisíacas

Por Mundoturistico

Seychelles es un archipiélago perdido en mitad del Océano Índico culpable de los deseos de viajar de mucha gente. La razón son las fotos de sus increíbles playas, que inundan el imaginario colectivo viajero. El país, el más rico en renta per cápita en África, es uno de esos paraísos a los que juramos ir al menos una vez en la vida. Y en el pasado septiembre, llegó mi momento. Perpetré 10 días de viaje genial por estas las encantadoras islas de Mahé, Praslin y La Digue, por lo que ahora me dispongo a contaros qué ver y hacer en esta idílica zona del mundo.

El acceso no es complicado y aunque es algo caro, puede considerarse medianamente asequible. Hoy os contamos todos los secretos de estas islas de exuberante naturaleza, playas idílicas y vida relajada. ¡Son una maravilla de lugar para perderse durante unos cuantos días!

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¿Dónde viajar? ¿Qué islas visitar? ¿Cómo movernos por ellas?

La primera pregunta que debemos resolver es: ¿Dónde viajar? ¿Qué islas visitar? ¿Cómo movernos por ellas? Y todo ello es relativamente sencillo. Vitoria, situada en Mahé, es la capital del archipiélago y cuenta con poco más de 25.000 habitantes. Muy cerca de ella se encuentra el aeropuerto. Esta isla, quizás la que menos nombre tenía para mí antes de conocer la zona, merece mucho la pena y os recomiendo que le dediquéis al menos tres días, sino más. Aunque hay más de un centenar de islas que visitar, las más turísticas y asequibles, más allá de la de llegada, son Praslin y La Digue y después de visitarlas, os las recomiendo también personalmente.

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Otra de las cosas que creo clave para que sepáis es que en Mahé la mejor forma de moverse es con coche de alquiler. En Praslin, al ser una única vía principal, podréis tomar el autobús con cierta facilidad; y en La Digue la gente se mueve con bicicleta. Con una temperatura media de 25 grados, aunque a veces llueve intermitentemente, las condiciones de Seychelles son perfectas para la vida que nos merecemos en vacaciones: la vida relajada y feliz de conocer un lugar nuevo en el mejor de los contextos.

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Nuestro recorrido

Día 1: MAHÉ: Llegada a Mahé y toma de contacto en nuestro hotel – Coral Strand

Día 2: MAHÉ: Día en la Beau Vallon Beach

Día 3: PRASLIN: Traslado a Praslin y toma de contacto con la zona de Cote D’Or y Anse Volbert

Día 4: PRASLIN: Visita a la playa Anse Lazio 

Día 5: PRASLIN: Visita a la zona de Grand Anse y la isla de Curieuse

Día 6: LA DIGUE: Trayecto a La Digue y visita a Anse Source d’Argent

Día 7: LA DIGUE: Anse Petit y doble trekking para ver Petit Anse y Anse Cocos

Día 8: LA DIGUE: Anse Severe y despedida de La Digue

Día 9: MAHÉ: Trayecto a Mahé y paseo a Anse Takamaka, Intendance y Baie Lazare

Día 10: MAHÉ: Baño en Port Launay, paso por L’Islette y vuelta a casa

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Día 1: MAHÉ: Llegada a Mahé y toma de contacto en nuestro hotel – Coral Strand

El primer día en Mahé fue una toma de contacto. Atravesamos la isla para acceder a nuestro hotel, el Coral Strand, uno de los que más nos gustó durante toda la estancia. Además de instalaciones muy correctas, tenía acceso directo a una de las playas que más nos gustó en el viaje: la Beau Vallon Beach. Nos gustó muchísimo también que tuvieran todo tipo de servicios para el viajero, como kayaks gratuitos. 

La playa está rodeada de grandes montañas y de aguas claras y tranquilas, es un arenal ideal para el baño. En uno de los extremos, las grandes rocas características de Seychelles completan los elementos necesarios para la postal típica del lugar. Fue un lugar muy agradable para los primeros días y visto con distancia, uno de los sitios a los que más cariño guardamos.

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Día 2: MAHÉ: Día en la Beau Vallon Beach

La duda era clara: movernos el primer día, recién llegados (con el ajetreo de alquilar el coche que ello suponía) o pasar el día en la playa y el hotel que tanto nos habían gustado. A pesar de mi siempre ansiosa actitud en los viajes, tomamos el segundo camino y ahora sé que acertamos. La playa en la que estábamos tenía mucho que ofrecer y pudimos recorrer Mahé el penúltimo día de viaje que también teníamos disponible en la isla.

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La mañana la ocupamos casi entera en coger uno de los kayaks gratuitos del hotel y explorar la playa y sus extremos; así como hacer otra de las cosas que más disfrutamos en destinos así: hacer snorkel. Más allá de las geniales condiciones del arenal en que nos encontrábamos, tenía un genial fondo marino y un montón de pececillos de colores esperándonos. Así, llegamos a una zona de playa sin gente y de arena fina y precioso paisaje; y nos dejamos llevar por la visión de sus fondos marinos. Fue una mañana genial.

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Después de comer, las tardes eran cortas y un paseo por la zona fue nuestro mayor objetivo. Los atardeceres en Seychelles no fueron al menos en nuestra época nada especial: casi siempre estaba nublado y al sol le costaba darnos el espectáculo que esperábamos con ansias. Aún así, solíamos esperar el momento, cerveza en mano, como tantas otras veces, aunque el final no fuera el deseado.

Día 3: PRASLIN: Traslado a Praslin y toma de contacto con la zona de Cote D’Or y Anse Volbert

De Mahé a Praslin se accede cómodamente en barcos rápidos que se toman en el puerto y cuyo billete se puede comprar en el momento (procurar estar allí una hora antes). La llegada a Praslin fue muy amable porque veíamos el agua de las playas súper cristalinas. De menores dimensiones que su antecesora, Praslin es también montañosa y por eso, sus carreteras son a veces un tanto peliagudas. Quizás sea más bien la sensación que se tiene cuando se cogen autobuses, ya que sus conductores tienen cierto gusto a la velocidad, digamos.

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También nos gustó mucho la elección que hicimos para alojarnos, si bien el hotel era bastante peor. Y la playa (Anse Volbert), aunque el agua era de un color súper claro que al principio nos impactó, tenía un agua menos limpia que hacía que no nos convenciera del todo. Pero el amplio espacio de cara al mar y de nuevo, la frondosa naturaleza, hacía que nada pudiera resultar un ‘pero’ de verdad. En general, estábamos encantados. Por eso, recorrimos tranquilamente nuestro nuevo ‘hogar’ y nos dimos un baño para adaptarnos a la zona.

Día 4: PRASLIN: Visita a la playa Anse Lazio 

Este día lo dedicamos a la reina de las playas en Praslin y de largo, en nuestra opinión, la mejor de la isla: Anse Lazio. Como estaba en el extremo norte de la isla y solo hay una carretera, tomamos el autobús en su dirección y llegamos a un punto a partir del cual hay que ir andando. 

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La descripción de Anze Lazio es sencilla: tiene todo lo que se puede esperar de una playa. Aislada, rodeada de naturaleza, de aguas claras y limpias, arena clara y final, grandes piedras de postal en los extremos, buenos fondos marinos… en mi opinión, lo tiene todo. Y de hecho, fue seguramente mi favorita de todo el viaje. Aquí hasta yo me salté mis propias reglas y decidí que esa playa era suficiente cosa que ver durante todo el día. No fue ningún suplicio, pues el tiempo pasa rápido cuando la belleza es tal que tienes que mirar una y otra vez. Además el snórkel en esta playa es genial. Estuvimos largo rato viendo pececillos de todos los colores hasta que apareció de nuevo una vieja amiga que siempre nos gusta encontrar: vimos una tortuga preciosa. 

Para volver esperamos un poco más al autobús y luego dejamos caer el día en nuestra zona. 

Día 5: PRASLIN: Visita a la zona de Grand Anse y la isla de Curieuse

Praslin es una isla agradable, pero casi todo es costa o montaña. Nos aventuramos a conocer la parte occidental y con sinceridad, lo que vimos no nos gustó. En Seychelles, si bien algunos lugares son dignos del mismo paraíso, hay playas que son bastante normales y que además, por las condiciones climatológicas, se llenan de algas que hacen muy poco agradable el baño. Así nos pasó a nosotros con el oeste de Praslin. Solo paramos en Grand Anse, pero no era difícil imaginar que el resto de playas eran parecidas.

En Praslin también se pueden hacer visitas a diferentes lugares que nos muestran un poco más de las características de este país. Se puede hacer una visita guiada al Parque Nacional Valle de Mai, donde están los cocos de mer, que pueden llegar a pesar 25 kilos. Nosotros, con ganas de conocer las cosas por libre después de viajar a Egipto de forma organizada, preferimos otra excursión y dejamos esta. No obstante, pasamos por la zona para cruzar la isla y vimos los enormes cocos de pasada.

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Elegimos sin embargo conocer la isla de Curieuse, donde pudimos conocer una reserva de tortugas gigantes con un montón de ejemplares que nos parecieron súper entrañables. Además, hay un trekking hasta el otro lado de la isla, caminando entre manglares y cangrejos gigantes. También merecen la playa las islas, casi vírgenes porque esta zona está casi despoblada, pero el día que fuimos, el tiempo no acompañaba para ello.

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Día 6: LA DIGUE: Trayecto a La Digue y visita a Anse Source d’Argent

El trayecto de Praslin a La Digue es corto, así que pronto llegamos a esta encantadora isla donde pasaríamos tres días preciosos. En ella, el ritmo es relajado y la gente la recorre en bicicleta, llegando así a todos los puntos de la isla. Además, allí está una de las joyas del viaje, a la que nos dirigimos sin dudar según llegamos. Se trata de la playa Anse Source d’Argent, que tiene el honor de ser la más fotografiada del mundo y cuyos atractivos son sobrados. 

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La verdad es que quizás no elegimos bien el mejor momento (¡ay! Esa ansiedad por conocer todo rápidamente) porque lloviznaba y el cielo estaba cerrado, pero aún así nos encantó. De hecho, tuvimos que volver al hotel porque nos habíamos dejado cosas importantes y así evitamos la lluvia. Pero en el último momento del día, cuando muchos turistas ya la habían abandonado, encontramos los mejores lugares para disfrutarla a solas. Y pusimos en práctica eso que la hace tan famosa: nos hicimos fotos por doquier; de toda forma y color.

Para visitar la playa, hay que pagar una entrada (de en torno a 10 euros) y solo sirve para una jornada. El área está bastante cuidado y se pueden ver también tortugas gigantes, pues hay una reserva. Nosotros no volvimos porque nos parecía demasiado tener que volver a pagar por ella… pero era tan bonita que la verdad, hubiera merecido la pena.

Día 7: LA DIGUE: Anse Petit y doble trekking para ver Petit Anse y Anse Cocos

Una de las cosas que más ganas teníamos de hacer en La Digue era conocer el extremo este, pues habíamos oído hablar muy bien de sus playas. Para ello, tomamos una bici y nos dispusimos a explorar el terreno. El trayecto fue muy ameno (después de un pequeño incidente y tener que cambiar nuestra bici) y pronto llegamos al inicio de nuestra ruta: la Grand Anse, una playa ya interesante. Con las grandes rocas típicas de Seychelles en un extremo, al ser un arenal grande, las grandes olas que había en ella se hacían más apacibles. 

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Después haríamos dos pequeños trekking que nos gustaron mucho, tanto por el camino como por el destino. El primero de ellos es sencillo y solo hay que tomar un camino al final de Grand Anse. La playa intermedia era la Petit Anse, también con el mar un tanto bravo pero muy bonita y agradable. Allí un chico nos ayudó a tomar de nuevo el trayecto hasta el siguiente punto intercambiando su ayuda porque a la vuelta nos tomáramos un coco en su puesto. Nos pareció una buena idea para retomar fuerzas.

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La playa de destino era Anse Cocos, también de aguas movidas pero con una zona rodeada por la roca muy agradable para el baño. Además de un lugar precioso, se hace buen snorkel. Allí vimos dos tiburones limón, gracias al aviso de varios viajeros. ¡Fue una experiencia genial! Había leído que era la mejor playa de la isla, y si bien mi opinión es que quizás no fuera para tanto (yo me quedo sin lugar a dudas con Anse Source d’Argent), fue otro de los grandes momentos del viaje, sobre todo por la frondosa naturaleza que atravesamos para llegar.

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Día 8: LA DIGUE: Anse Severe y despedida de La Digue

En Seychelles es bastante común que llueva, pero la mayor parte de las veces es de forma intermitente. No obstante, en este día, la lluvia fue bastante copiosa y entorpeció un poco nuestras visitas. La verdad es que por temas de plazas, nos cambiamos de hotel y como estaba en las inmediaciones de la playa Anse Severe, pensábamos conocer esta zona. Es la playa más frecuentada por los locales y aunque nosotros no lo probamos, dicen que también es buena para hacer snórkel.

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Como otras playas de las Seychelles, Anse Severe tiene grandes rocas graníticas y pequeños recovecos que a veces dejan lugar a rincones de ensueño. Aún a pesar de la lluvia, bajamos a la arena y disfrutamos de estos pequeños espacios de relax. La zona además es bastante animada y hay restaurantes y bares con buen ambiente. Además, en el paseo de la playa hay tortugas gigantes, por si no las habéis visto antes y os hace ilusión.

Día 9: MAHÉ: Trayecto a Mahé y paseo a Anse Takamaka, Intendance y Baie Lazare

Este día volvíamos a Mahé, una isla donde al final echamos de menos quizás algún día más. No obstante, en lo que nos restó de viaje, alquilamos un coche y pudimos ir a nuestro aire parando en playas de ensueño. En Mahé están quizás las mejores playas -a excepción de Anse Lazio y Anse Source d’Argent-, aunque menos conocidas. Y también es la isla con más recovecos que descubrir.

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Aunque paramos vimos muchos de los arenales a través del cristal e íbamos eligiendo dónde parar, nos gustaron especialmente Anse Takamaka y Intendance, si bien eran de aguas turbulentas y fue más una cuestión de paisaje. No obstante, pudimos disfrutar del baño en la playa Baie Lazare, un arenal encantador donde disfrutamos de los últimos momentos del viaje. Recuerdo aquella sensación de querer para el tiempo.
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Día 10: MAHÉ: Baño en Port Launay, paso por L’Islette y vuelta a casa

El tiempo cunde tanto en Seychelles que aún aprovechamos bien la mañana del día de vuelta a casa. La primera parada fue Port Launay, una playa con precioso paisaje y geniales fondos marinos donde nos preguntábamos porque no podíamos quedarnos. La zona noroeste de Mahé nos encantó también y aunque no teníamos mucho tiempo, aún visitamos de cerca L’Islette , una zona de costa donde la marea a veces está tan baja que se puede acceder a una isla cercana. Aún no llegando a pie, la estampa es preciosa y merece la pena verla de cerca.

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No dio para mucho este día, pero fue suficiente para despedirnos por todo lo alto. Qué bien, Seychelles.

Datos prácticos en Seychelles

Dónde alojarse: 

Alojamiento en Mahé

En Mahé estuvimos en dos alojamientos, altamente recomendables. El primero nos encantó y tenía todo lo que necesitábamos para descansar y disfrutar (sobre todo una playa de lo mejor de la isla y kayaks gratuitos). Se trata del Coral Strand Smart Choice. En los últimos días, cambiamos de opción y estuvimos en un hotel increíble. Está algo alejado pero si no estás mucho tiempo y tienes coche, es una maravilla. Es el alojamiento Villa KiKi y además de unas modernísimas instalaciones, tiene una piscina y unas vistas de impresión. No es muy caro (167 euros habitación doble la noche). Nos requetencantó.

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Alojamiento en Praslin

Nuestra elección fue el Berjaya Praslin Resort, situado en Anse Volbert Village. Las habitaciones son muy normalitas (hay probabilidad de elegir opción superior), pero la ubicación es buena y el precio correcto (142 euros la noche). No es especialmente recomendable, pero no era caro y la verdad es que fue correcto porque nos compensó por muchas cosas

Alojamiento en La Digue

Para los dos primeros días, elegimos el Hyde-Tide Apartments, frente a la playa y con buenas instalaciones. Lo lleva una pareja muy maja que te ayuda con todo. Nos gustó mucho, pero es algo caro (250 euros la noche). En el último día pasamos la noche por un módico precio en el Hotel L’Ocean La Digue, que es bastante sencillo. No obstante, con su terraza, fue suficiente para despedirnos en condiciones.

Cómo moverse:

Como ya adelanté, en Mahé lo mejor es que alquiléis un coche, ya que la isla es grande y merece la pena recorrerla bien. Para moverse por ella hay buenas carreteras y a las playas se accede fácilmente. Para Praslin hay líneas de autobús y una sola carretera con alguna ramificación, por lo que es sencillo llegar a todos los puntos en transporte. El billete son 7 rupias seychelenses, lo que es en torno a 50 céntimos de euro. No se pueden subir maletas de ruedas, con lo que esos trayectos lo mejor es hacerlos en taxi. Estos sí son algo más caros (en torno a 40 euros en Mahé y 20 en Praslin). En La Digue la mayoría de los hoteles están cerca del puerto y moverse en bicicleta es barato y sencillo.

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Dónde comer: 

La verdad es que no comimos especialmente bien en Seychelles salvo alguna excepción. El menú suele esta compuesto de comida criolla (hay algún plato rico) y tiene también soluciones a la europea. Hay bastantes opciones y probamos bastante, pero en general la comida es bastante normal. Un restaurante habitualmente cuesta en torno a los 30/40 euros para dos personas. En la calle hay muchas opciones callejeras, cuyo precio baja a los 20 euros. Eso sí, nos gustó mucho el restaurante La Goulue, en Praslin, en la zona de Cote D’Or Beach.


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