Hola, Graminoleños.
Fueron los más grandes. Fueron la auténtica referencia para la mayoría de artistas que vendrían después. Fueron el grupo más importante de la historia de la música moderna y, además nos dejaron obras maestras como la que vamos a desmenuzar en el artículo de hoy. Por supuesto que hablo de John, Paul, George y Ringo. Por supuesto que hablo de The Beatles.
En junio de este año se cumplen 50 años de la publicación del histórico “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, para muchos su mejor disco y cuanto menos su obra más influyente dentro del mundo de la música. Un álbum conceptual en el que incluyeron efectos psicodélicos y arreglos orquestales por primera vez en su carrera dejándonos como resultado uno de los discos de referencia de cualquier aficionado a la música, sea cual se el estilo que prefiera.
Más allá de la calidad musical indiscutible del disco, nos encontramos ante un trabajo innovador en muchos aspectos. A la introducción de elementos del rock psicodélico que empezaba a abrirse camino por aquel entonces hay que añadir unas técnicas de grabación inimaginables hasta aquella época y una manera de concebir el disco bastante original.
Además, hay que añadir la gran popularidad que adquiriría su portada. Si hay un disco representativo en este aspecto ese es Sgt Pepper’s. El collage que aparece en su portada es mítico e histórico. Ideado por Paul McCartney en él aparecen personajes cuya popularidad trasciende cualquier límite, representando todos los ámbitos: políticos, artistas, cantantes, actores, científicos … Incluso hubo algunas exclusiones por distintas presiones tales como el Papa, por no dañar susceptibilidades, o el mismísimo Hitler, por razones bastante obvias.
Así pues, “La Graminola” se suma a la celebración de uno de los discos más geniales, imaginativos y espectaculares de la historia de la música, deleitándonos con todas y cada una de las canciones que lo integran y desgranando lo que ese grupo que llegó a ser más famoso que Jesucristo, según diría Lennon, quisieron contarnos y cantamos. Agarraos que vienen curvas musicales.
El disco nacería tras otra de las agotadoras giras que el grupo realizó. Sería el momento en el que McCartney se imaginó lo maravilloso que sería convertirse en un grupo nuevo y desconocido, en el que pudieran tocar una música un poco distinta, hacerlo disfrazados y con una imagen nueva además de sin los agobios de los fans acechándolos continuamente. Dicho y hecho, los cuatro se dejarían bigote y darían lugar a la Banda de los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta.
La idea caló entre el resto de los miembros del grupo y Lennon se puso de inmediato manos a la obra para lo que se le ocurrió componer una canción que hablara de un parque imaginario en el que se imaginaba yendo a jugar cuando era niño. El nombre de ese parque sería Strawberry Fields. Había nacido uno de los clásicos del grupo: “Strawberry Fields Forever”.
Está canción podría considerarse como el gran origen del disco pero, curiosamente, finalmente no formaría parte del mismo. La discográfica exigía ya material nuevo para ponerlo en el mercado y la confección del disco al completo iba a durar bastante más de lo normal, por lo que finalmente “Strawberry Fields Forever” sería publicada como sencillo y no se incluiría en el álbum.
Para cualquier otro grupo, el tener que descartar una canción de un álbum por su prematura publicación habría significado un serio contratiempo, pero para ellos no sería así. De hecho, era tal su talento y su capacidad de componer nuevas canciones que como cara B de ese sencillo iría otra de las canciones que en un primer momento habían sido compuestas para el Sgt. Pepper’s. Se trata de “Penny Lane”.
La idea de crear ese grupo ficticio llegaría en gran medida por el hastío que sufrían últimamente. Estaban cansados de hacer una música simple y sencilla para gente que en sus conciertos se pasaba el tiempo gritando. De hecho, ellos llegaron a reconocer que no les gustaba actuar en directo porque no podían innovar en el escenario dado que era tal el griterío del público que no eran capaces de oír lo que tocaban. Por eso lo mejor era crear esa nueva banda y presentarla en sociedad con la canción que abre el disco.
Como querían crear un disco que fuera único, algo que conseguirían, no escatimarían esfuerzos ni medios, no dejando nada abierto a la improvisación. Cada detalle contaba. Ya que se suponía que la música la iba a tocar un grupo ficticio configurado como una especie de banda municipal, el principio del disco no podía ser de otra manera: voces de fondo del público, la orquesta afinando sus instrumentos … El disco en su conjunto es una auténtica genialidad de principio a fin.
Tras interpretar esta especie de carta de presentación, se da paso a uno de los miembros del grupo que se encargará de interpretar la siguiente canción. Hay que tener en cuenta que cada uno de ellos tendría también un nombre ficticio, correspondiéndola a Ringo el de “Billy Shears”.
Y es Ringo el que se encarga de cantar el siguiente tema. Nos encontramos ante un momento único, ya que la voz de Ringo como vocalista puede escucharse a lo largo de la trayectoria del grupo en contadísimas ocasiones y nunca con tanta intensidad y magia como en “With A Little Help From My Friends”. En un principio estuvo reacio a cantarla por miedo a no llegar a las notas finales, pero finalmente nos regalaría una canción memorable.
El disco está repleto de momentos brillantes, siendo el momento culminante el que viene a continuación. Se trata de una canción espectacular a la que una leyenda urbana sobre su título le ha dado siempre un carácter muy especial, aunque la realidad sea muy distinta y menos polémica que la ficción.
Las siglas del título de esta canción (LSD) dieron pie a que se considerara como un canto a esta droga por parte de Lennon, su compositor, pero lo cierto es que, aunque es cierto que en aquella época consumía ácido, el título obedece a la explicación que le daría su hijo Julian cuando llegó del colegio con un dibujo en el que aparecían imágenes que le inspirarían para componer esta auténtica genialidad. Por supuesto estoy hablando de la inigualable “Lucy in the Sky with Diamonds”.
Si hay una canción que define lo que es el sonido en sí que buscaban para el disco sin ninguna duda es ésta. Un inicio suave, con ritmos algo distorsionados y la voz de Lennon en tonos bajos, para dar paso a un compás totalmente distinto con un ritmo frenético y la subida de voz, esos maravillosos coros … y vuelta a empezar. Cualquier comentario que se haga quedaría corto.
La estructura del disco viene marcada por el equilibrio, tanto a la hora de componer como a la hora de interpretar las canciones, dando un mayor protagonismo que en ocasiones precedentes a Harrison y Starr, cada uno den distintas facetas.
Ese equilibrio se pone de manifiesto claramente en la siguiente canción del disco. Se trata de “Getting Better”, un tema interpretado por McCartney y compuesto por él mismo y Lennon en el que la primera parte habla de que todo va a ir mejor, el positivismo habitual del Paul, mientras que en la segunda parte comenta que las cosas no pueden ir peor, el negativismo clásico de la personalidad de Lennon.
Por aquella época, Harrison había empezado a interesarse por la cultura hindú, pudiendo decirse que este disco sería el más influenciado por esa nueva “afición”. De hecho, en esta canción puede oírse el sonido de un instrumento típicamente indio como es la tamboura, tocado por el propio George.
La música psicodélica marcó claramente este disco, aunque no exclusivamente. McCartney siempre había sido más reacio a adentrarse en este estilo y sus composiciones estaban bastante alejadas de él, aunque con algunas excepciones.
Una de esas excepciones sería “Fixing a Hole”, otra de esas canciones en la que algunos vieron nuevamente una letra alusiva al consumo de drogas, algo que se aleja totalmente de la realidad, pero es que ya es sabido que el sector más conservador (puritano diría yo) de la sociedad anglosajona de aquella época aprovechaba cualquier oportunidad para criticar despiadadamente cualquier cosa que hicieran.
La versatilidad de estilos que se reflejan en esta obra maestra es total. El pop, el rock, la música psicodélica, guiños al jazz y, por supuesto, arreglos orquestales, le hacen un trabajo único en la carrera de The Beatles.
Una de las canciones más marcadas orquestalmente hablando es sin duda alguna “She’s Leaving Home”, una composición que habla de una chica que abandona su hogar, con un inicio magistral a golpe de sonido de harpa.
No hay que olvidar que por aquella época no existían los discos compactos y el formato en el que se publicaban los álbumes de los distintos artistas eran los discos de vinilo con su cara A y su cara B. Comento esto porque con la canción que viene a continuación se cierra la primera de las dos caras que lo componen y podría decirse que se cierra la primera parte de un disco harmónico, conceptual y concebido prácticamente como un todo único.
El tema que cierra esta primera parte es “Being For The Benefit Of Mr. Kite”, y ciertamente escuchando los siete temas que componen la cara A da la impresión de que hemos estado escuchando una única canción con distintas variantes, prácticamente una auténtica sinfonía. Efectivamente se confirma que nos hallamos ante un disco único en la carrera de los de Liverpool.
La perfección de este trabajo no es completa y es que hasta el major escribano echa algún borrón y ellos lo echarían en este disco con la canción que abre la cara B. Lo curioso del caso es que más que una canción del grupo podemos hablar de un tema en exclusiva de George Harrison.
Como os comentaba antes, Harrison estaba en su máximo apogeo en cuanto a su cautivación por parte de los instrumentos y la música india, por lo que no es de extrañar es que el único tema por él compuesto que forma parte del disco se adentrara profundamente en estos sonidos.
Estoy hablando de “Within You Without You”, sin lugar a dudas la canción más floja de todo el álbum y en la que Harrison se rodea de músicos indios sin participación alguna por parte de sus otros tres compañeros. Está claro que la perfección la habrían alcanzado plenamente si en lugar de este tema hubieran incluido como era su primera intención “Strawberry Fields Forever” o “Penny Lane”.
Pese a este pequeño desliz, de manera inmediata el disco rompe con los sonidos hindús para adentrarse en una música mágica y atrayente con toques de música de los años 40 que rememoran al jazz o al charlestón y adentrarse a continuación nuevamente en la psicodelia.
Con “When I’m Sixty-Four” el disco recupera el terreno perdido y vuelve a situar el listón muy alto. Esta canción no es exactamente nueva, ya que la compuso McCartney cuando apenas tenía 16 años y con la consiguiente adaptación y los maravillosos arreglos orquestales fue incluida en este espectáculo sonoro sin desentonar lo más mínimo, todo lo contrario.
Existe una especie de leyenda urbana que dice que Paul McCartney falleció en su momento y que a partir de entonces un doble le ha estado sustituyendo, una aberración más de las muchas que se han vertido siempre sobre el grupo. Pues bien, en cada disco nuevo que publicaban siempre había alguien que sacaba a colación el tema bien por algún detalle de su portada, bien por la letra de alguna de sus canciones. Sgt Pepper’s no iba a ser una excepción.
La canción elegida por esos clarividentes en esta ocasión sería “Lovely Rita”, una canción que habla del amor de McCartney por una agente de parquímetros y que los que apostaban por la muerte del artista decían que realmente contaba el momento en que falleció en un accidente de tráfico. Imaginación al poder. No haré más comentarios.
La mayoría de las canciones estaban firmadas por Lennon-McCartney como compositores, aunque lo cierto es que siempre era uno u otro el que llevaba el peso de esa labor en cada canción en exclusiva. Era una manera de evitar que la batalla de egos hiciera saltar todo por los aires, como sucedería poco tiempo después.
Aunque siempre intentaban mantener el equilibrio en cuanto al número de canciones compuesta por cada uno en sus discos, la tendencia de sus primeros trabajos era que Lennon fuera el que más aportara, tendencia que iba a cambiar a partir de Sgt. Pepper’s, momento en el que McCartney empezó a tener más peso compositor.
Ello no sería óbice, para que uno de los temas más originales del disco, concretamente “Good Morning, Good Morning”, y a mi modo de entender de los mejores, llevara el sello de John.
El disco se va a cercando poco a poco a su fin, sin perder en ningún momento su grandilocuencia e intentado seguir dando la impresión de estar retransmitiendo la actuación en directo de la Banda del Sargento Pimienta, efecto que logra su punto álgido con la repetición del tema estrella del álbum.
Como si un “bis” de un concierto se tratase, aparece “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (reprise)”, en esta occasion con más ritmo, con más intensidad, con los bombos sonando muy altos, con unos coros más sonoros y con el grupo despidiéndose del público. La originalidad que ha marcado todo el álbum también es evidente en su parte final.
Quien estuviera escuchando el disco por primera vez pensaría que ese era el final y que era un gran final, pero lo cierto es que lo mejor estaba por venir. El colofón, el cierre del espectáculo iba a llegar con otra canción que está considerada como la mejor que compusieran Lennon y McCartney juntos en toda su carrera.
Realmente se trata de dos canciones distintas fusionadas en una única, ya que Lennon estaba componiendo un tema y se había quedado bloqueado, por lo que recurrió a McCartney para que le echara una mano, encontrándose con la sorpresa de que a él le estaba pasando lo mismo con otra canción. Las estudiaron, las modificaron y las encajaron de tal manera que darían lugar a una espectacular “A Day In The Life”.
La majestuosidad de esta canción radica en la manera en la que fueron capaces de unir ambas composiciones. Para ello utilizarían una orquesta al completo que comenzaría a tocar al final de la primera parte, con un tono bajo, muy bajo, para ir creciendo tono a tono hasta lograr un “in crescendo” monumental y dar así paso a la segunda parte de la canción. Una de las mayores genialidades que ha podido regalarnos la música moderna.
La trascendencia que este disco tuvo en el mundo de la música fue total. Muchos artistas se lanzaron a versionarlo de manera inmediata, prácticamente todos los grandes monstruos musicales de la época se vieron influenciados y basarían su manera de componer e interpretar en las pautas marcadas por The Beatles e incluso el mismísimo Brian Wilson con sus majestuosos Beach Boys aparcaría su proyecto “Smile” al sentir que no podía competir con el Sgt Pepper’s. (Esta historia os la contaré en otra edición de “La Graminola”, queda pendiente).
Para que nos hagamos una idea de la influencia de este disco sobre muchos de los artistas que triunfaban en aquella época y de los que triunfarían en los años siguientes, en el año 1978 se rodaría una película basada tanto en sus canciones como en las de “Abbey Road”, aunque realmente no tendría el éxito esperado a pesar del reparto de lujo con el que se contó.
Los protagonistas principales de la película sería Bee Gees y Peter Frampton, interpretando el papel de la famosa banda, colaborando en mayor o menor medida artistas de la talla de Aerosmith, Alice Cooper, Earth, Wind & Fire, Billy Preston, Yvonne Elliman, George Benson, Donovan, José Feliciano, Leif Garrett, Heart, Etta James, Nils Lofgren, John Mayall, Curtis Mayfield, Robert Palmer, Wilson Pickett, Bonnie Raitt, Minnie Riperton, Sha Na Na, Del Shannon, Al Stewart, Tina Turner, Frankie Valli, Grover Washington Jr., Johnny Winter o Bobby Womack.
Por si fuera poco, esta obra también sería innovadora en algunos otros aspectos. Sería la primera vez que un disco traía en su interior las letras de sus canciones impresas y la labor de confección de su famosa y maravillosa portada fue una ardua labor, ya que hubo que contactar con todos y cada uno de los personajes que en ella aparecían, o con sus sucesores o representantes legales, para evitar que posteriormente hubiese denuncias de algún tipo. Ni que decir tiene que más de uno y más de dos no dieron su consentimiento y se “cayeron de la convocatoria”.
Lo que está claro es que entender la música moderna, el pop, el rock y todo lo demás que vendría después sin esta obra maestra es totalmente imposible, pudiendo decirse que hay un antes y un después en el mundo del pop-rock tras la publicación de esta maravilla.
Hasta la próxima, Graminoleños.
JUAN JOSÉ GOMARIZ