Otro día tocará escribir algo sobre Owen Pallett, seguro, al respecto del nuevo disco con la que el otrora niño-prodigio (no, no es que el canadiense haya perdido ni un ápice del incomensurable talento que posee, es que el tío está a punto de cumplir los 35 años, momento a partir del cual ni podrá disfrutar de la -ay- maravillosa tarifa “Escapada Joven” en la red de Paradores Nacionales, ni me parece a mí de recibo lo de calificarlo como “niño”) nos ha alegrado el 2014. Pero como ando hoy un poco perezoso, vamos a quedarnos de momento con la faceta de arreglista y colaborador de Pallet, que es quien aparece acreditado en este tema de ese otro proyecto de origen canadiense (pero residente en Brooklyn) llamado Foxes In fiction.
Por partes: Foxes In Fiction es el alias bajo el que se esconde Warren Hildebrand cuando da salida a hermosísimas canciones de dream-pop de dormitorio, cuando no hace cosas como masterizar el “Posthumous Release” de Coma Cinema. Que nadie se me equivoque, que la producción dista (mucho) de la cosa lo-fi, y más aún de las textura shoegaze; esto es puro dream-pop, cuando la generosísima etiqueta quiere decir evocador y relajante, que es justo lo que define la música de Hildebrand. Canciones que dibujan coloridos paisajes insulares en “Ivy Drips“, o trazan horizontes infinitos en “Breathing In“. Puro cinemascope, vaya, con el technicolor a tope, que gustará probablemente a los que disfrutaron como un servidor con las excursiones espaciales de The Ruby Suns. El grupo cuenta en su currículo con un par de largos (si alguno está interesado, pueden descargarse de forma gratuita en el bandcamp del grupo) y algún que otro sencillo, pero, pardiez, diría que con estas últimas y preciosísimas canciones con las que anticipan el tercer álbum, la cosa empieza a ponerse seria.
Así, si “Rearrange” era una balada en la que el encuentro entre instrumentos acústicos y los imprescindibles sintetizadores lograba unos asombrosos efectos antigravitatorios, diría que esta “Shadow’s Song” que anticipa el próximo álbum lleva esta misma idea al límite, envolviendo además el resultado con unos arreglos (Pallett: para qué vamos a decir más) de lagrimilla. Más que suficiente para que estemos atentos a la salida de “Onthario Gothic“: se publica a finales de septiembre de la mano de Orchid Tapes, un pequeño sello de Brooklyn de esos que está consiguiendo algo tan extraño como que el otrora (segunda vez que utilizo esta palabra en la entrada: mi afición a los términos en desuso empieza a pasarme unas facturas que no sé si mi credibilidad puede pagar) defenestradísimo formato casete vuelva a estar de moda. En fin, por lo que parece las siete pistas del disco tratarán de algo tan poco estimulante como el proceso de superación de la muerte del hermano menor de Hildebrand, acontecida en 2008, pero que nadie se me deprima demasiado: esto suena tan emocionante como esperanzado. Ya sabéis, lo del rayo de luz entre las sombras y todo aquello: bonito no, re-bonito.