Yo no dejo de sentir cierto malestar ante tal linchamiento público. Obviamente, no comparto su elección, pero nosotras que enarbolamos la bandera del respeto por nuestras decisiones (lactancia materna, colecho, crianza con apego, educación libre, etc.), deberíamos ser las primeras en mostrar respeto por las decisiones de los demás.
En primer lugar, porque hablamos "de oídas", de lo que hemos leído en los medios esos que en muchos otros momentos esas mismas personas ponen "a parir" por la falsedad o lo sesgado de la información que ofrecen (y de esto soy muy consciente, ya que al ser periodista me resulta difícil pasar por alto algunas de esas críticas).
En segundo lugar, porque a nosotras mismas nos huele a cuerno quemado cada vez que alguien critica "sin conocimiento de causa" nuestras opciones de cada día, como el parto en casa o la lactancia materna más allá de los primeros seis meses.
Desde luego, polarizarnos y poner a caer de un guindo a la susodicha por su elección no nos retrata precisamente como un colectivo muy respetuoso. Por otro lado, y quizás para mi el argumento más importante, es que todas las que luchamos por un "parto respetado", porque se reconozca la opción del parto en casa como seguro, y que incluso la ampare la seguridad social, nos encomendamos de manera continuada a la tan cacareada AUTONOMÍA DEL PACIENTE.
Y, precisamente, la autonomía de paciente es el mismo derecho que ampara a una mujer que elige una cesárea aunque no haya indicación médica para ello.
Obviamente, el problema es que la sociedad asuma con normalidad la cesárea como un método para el nacimiento de los hijos "sin riesgos", cuando en realidad los riesgos para el bebé y para la madre son mayores que los del parto normal.
Obviamente, el problema sería que los estamentos médicos asuman esto con normalidad e incluso inviten a las madres a planificar sus partos a la carta (ya sea con cesárea o con inducciones) sin informar de los riesgos que ello conlleva, porque estarían negando a esa familia la posibilidad de hacer una decisión informada.
Si Shakira y Piqué han podido barajar toda la información y han tomado su decisión personal basándose en sus circunstancias, creencias y necesidades, pues será buena para ellos, aunque nosotros no la compartamos, comprendamos o entendamos.Y, además, estará amparada en su autonomía como pacientes.
Recorrer el camino
No comparto la decisión de Shakira, pero tampoco comparto el aluvión de críticas. Cuando inicié mi andadura como asesora de lactancia, me costaba un triunfo empatizar o entender a las madres que daban el biberón, que abandonaban a la primera o que incluso no lo intentaban. Sufría por esos pequeños a los que le era negado el mejor alimento y tenía una gran necesidad de "salvar todas las lactancias del mundo".
Hoy en día tengo ese sentimiento más que superado. El ser asesora de lactancia me ha proporcionado muchas enseñanzas y satisfacciones y una de ellas es poder compartir con muchas madres una verdadera "lucha de titanes" por mantener su lactancia. Madres que amamantan con grietas y con un dolor indecible, madres que sufren constantemente mastitis, madres que se pasan la vida pegada a un sacaleches y casi sin tiempo para disfrutar de sus bebés, mujeres que luchan contra los prejuicios de su familia, de sus médicos y pediatras y siguen amamantando contra viento y marea. Todo eso me ha enseñado "humildad" porque yo siempre digo que he tenido dos lactancias "asquerosamente normales", sin una grieta, una mastitis o un solo problema grave.
Humildad para entender a las madres. Orgullo por las madres que luchan y salen adelante. Pero también comprensión para las que tiran la toalla mucho antes y aquellas a las que sus decisiones les llevan por otros caminos. Paciencia y empatía para poder ofrecerles información de la mejor manera posible, sobre todo cuando se acercan a un grupo de apoyo a la lactancia para encarar el nacimiento de su segundo hijo.
La lactancia, como una atención mucho más consciente al parto, requiere un cambio social que, por desgracia y a día de hoy, todavía es necesario. Tenemos que seguir avanzando mucho. Si nos dedicamos a ponernos verdes las unas a las otras, no avanzamos sino que retrocedemos.
Hace unos días explicaba decisiones recientes, y a ojos de algunos tal vez "demasiado radicales" en mi vida. Y pedía respeto y comprensión por la postura contraria, al igual que yo lo tengo. Así que lo único que le diría a Shakira es que, sin conocer todos los detalles en los que se ha basado para elegir una cesárea, no comparto su opinión ni su decisión, pero la aplaudo por optar por la lactancia materna y la animo a obtener el apoyo y el asesoramiento de profesionales formados, así como de consultoras o asesoras de lactancia, grupos de apoyo a la lactancia materna y, por supuesto, que se acerque a sus familiares y amigas que puedan compartir con ella esta experiencia tan gratificante.