Shame (2011)

Publicado el 27 febrero 2012 por Quesito


¿Por qué lo llaman sexo cuando quieren decir obsesión?
Hay directores que llevan a sus actores al límite debido al guión de sus películas, como el director británico Steve McQueen, que en su segunda película, Shame (2011), deja clara definitivamente la manera con la que le gusta plantear las historias y lo que verdaderamente quiere transmitir al espectador, o sea, un estudio sobre el dolor y el deterioro del ser humano. Y, curiosamente, su nombre ya le ha producido verdaderos quebraderos de cabeza con la prensa internacional. En una rueda de prensa, una periodista alemana insistió en saber por qué no se había cambiado su nombre para evitar ser confundido con el otro famoso Steve McQueen (fallecido en 1980), a lo que el director le contestó simplemente "porque no". También dejó claro a un periodista español que "en España nadie quiso comprar Hunger (su ópera prima) porque había desnudos frontales; fue uno de los únicos países a los que no se vendió la película".

En su mencionado y aclamado primer trabajo, Hunger (2008), que ganó la Cámara de Oro como mejor ópera prima en el Festival de Cannes, McQueen mostró el dolor y el deterioro físico del ser humano, y el que es, por ahora, su actor fetiche, Michael Fassbender, tuvo que adelgazar muchos quilos y entregarse por completo a su personaje, Bobby Sands, un dirigente del I.R.A. encarcelado, que, como sus compañeros, empezó una huelga de hambre. En Shame, también muy alabada y premiada película (aunque la Academia de Hollywood no la ha tenido en cuenta en ninguna categoría, ni sorprendentemente en la de actor), McQueen se centra esta vez en mostrar el dolor y el deterioro emocional de su protagonista, un tipo atractivo llamado Brandon (Fassbender), que tiene un cargo importante en una oficina del centro de Nueva York, pero cuya obsesión por el sexo será muy patente desde el mismo inicio del film. Su seria adicción le provocará un descontrol total tanto en su vida personal como profesional y la aparición de un personaje femenino llamado Sissy (Carey Mulligan), muy importante para la historia, hará que la perturbación aumente aún más en su vida.

En este claro descenso a los infiernos, la buena dirección de McQueen, la fotografía de Sean Bobbit y la emocionante música de Harry Escott (su tema principal pone la carne de gallina), harán que el espectador se meta de lleno en esta solitaria e inestable vida en la que el sexo, en vez de ser algo placentero, pasa a ser algo totalmente necesario, simplemente como una droga. Y Michael Fassbender se vuelve a meter en la piel de un personaje complicado que le estruja por completo, algo que a él parece no importarle, como la gran cantidad de desnudos integrales (no gratuitos) que aparecen.
Pero lo más interesante del film, como ya pasó en Hunger, es la forma de contar la historia que tiene McQueen. Empieza mostrando escenas cortas, casi sin diálogos, como dando señas de lo que el espectador debe empezar a conocer, pero introduciendo después escenas mucho más largas y con planos fijos en los que los protagonistas dan muestra de su saber estar ante la cámara. En Hunger hay un cambio sorprendente a partir de la conversación larguísima que tiene en la prisión el protagonista con un cura, pues en Shame ocurre lo mismo: más o menos antes de que llegue la mitad de la película el espectador se encuentra con escenas largas de un solo plano, en las que choca el cambio de narración en la historia. Pero eso es algo muy positivo y un punto a favor para este director. De estas escenas habría que destacar casi todas, pero por mencionar algunas destaco la impresionante versión de "Theme from New York, New York" de Carey Mulligan, o cuando Fassbender sale a correr de noche por las calles de Nueva York. Aunque la escena más emocionante de la película aparece en los primeros minutos y ocurre en el metro: él y una chica se están mirando en el vagón y luego salen juntos y él la intenta seguir, mientras suena el bellísimo tema principal de la banda sonora. Realmente este es un momento para no olvidar, como el gran final que es un gran acierto de un director que ya hay que tenerlo muy en cuenta con solo dos películas en su haber.

"Un drama erótico muy interesante que lleva al espectador a un descenso a los infiernos de un tipo obsesionado por el sexo"