Hace unos días leí en tw que una de las beauty editors más famosa, Gwen Flamberg, decía que no habia que lavarse el pelo más de una vez por semana (lo juro, leanlo acá.). No sé si gracias a mi comprensión aborigen del inglés entendí mal, pero ni estando a punto de morirme me lavo el pelo una vez por semana... alguna traductora que me desasne. Ni aún teniendo el shampoo seco.
Seamos sinceras: el shampoo seco es una buena manera de salir de un apuro, sobre todo para quienes tienen el cuero cabelludo grasoso y al final del día cuasi que chorrean grasa; también es buena opción para viajeras que no pueden acceder a una fuente de agua y jabón para limpiar el pelo y para ecologistas que quieran ahorrar agua (?)... pero ¿para todos los días? no, creo que no. Al menos este producto no me dejó el cabello tan maravilloso como para querer reemplazar el shampoo normal (y eso que no uso productos con siliconas).
La mecánica es simple: a una distancia prudencial (20/30 cm), se aplica el producto por las raíces. Se esperan 2 minutos y se retiran los restos con peine. Hay que cepillar varias veces para lograr 1) sacar el color blanco canoso 2) lograr brillo. Es más, me pasaron que dato que para que el pelo quede más brillante, cuanto más fino sea el peine, mejor. Yo hasta usé el peine fino de mis hijos, pero los resultados no son de otro mundo: el cabello queda con más volúmen pero para nada suave. Brillo no vi tanto. Si remueve el sebo del cuero cabelludo y el cabello queda normal. Además, vi en el folleto de la marca, que para cabellos grasos hay un shampoo seco especial con extracto de ortiga, así que tengan en cuenta eso.
Después de usar el shampoo seco a la noche tuve que lavarme el pelo. Aún no me acostumbro a usarlo. No sé si será este producto en especial, pero por ahora, el tema del shampoo seco no me apasionó. Si es ideal para ciertos momentos, pero eso: nada.
¿Alguien que quiera defenderlo? No lo coloco como una masacre de marca porque el problema lo tengo yo, no el producto.