Sharp Objects: Las mujeres también dan asco

Publicado el 04 septiembre 2018 por Dro @Drolope

Gillian Flynn es conocida por escribir mujeres realmente jodidas. Una escritora de éxito que disfruta explorando, según sus propias palabras, "la oscuridad de la mujer", y que no ha dudado en tratar temáticas realmente espinosas que han cosechado tantos desprecios como alabanzas. Algunas de las más criticadas las hemos visto en Dark Places y muy especialmente en Gone Girl; me estoy refiriendo, por supuesto, a la cuestión de las "denuncias falsas", a esas mujeres que inventan que fueron maltratadas para perjudicar a un pobre hombre y que tanto disfruta escribiendo Flynn. 
Sobre si ello es feminista ("las mujeres también son malas") o más bien machista ("perpetúa un esteriotipo misógino") corrieron ríos de tinta, y no seré yo quien abra de nuevo ese melón... pero todos estaremos de acuerdo en que esa oscuridad, esas mujeres cabronas y mentirosas, siempre tenían conflictos que giraban en torno a hombres. Y eso ya empezaba a oler a rancio.

Es por eso que quizá lo más refrescante de Sharp Objects sea precisamente que sus personajes y sus actos, aunque no se libran de algunos clichés femeninos (la mujer que asesina con veneno...), cuentan una historia que habla nuevamente sobre la oscuridad de la mujer, pero en esta ocasión no surge debido a un hombre. Si en Gone Girl toda la estabilidad mental de una mujer, su felicidad y su miseria, iban ligadas a "su" hombre, en Sharp Objects vemos algo muy diferente: la protagonista, una estupendísima Amy Adams que se come la pantalla, está bien jodida, como no podía ser de otra forma... pero las respuestas no están en un hombre. Las guarda otra mujer.
Sharp Objects nos traslada, como tanto gusta en Estados Unidos, a un pueblo olvidado lleno de gente repugnante y chicas muertas. Y, sin embargo, la que podría haber sido la enésima serie de un hombre asesinando niñas (inclúyanse de por medio perversiones sexuales) ha resultado ser una historia diferente que nos ha hablado de las marcas físicas y psicológicas que una infancia de pesadilla ha dejado en una mujer. Ni siquiera esa siniestra violación que se intuye aleja el foco del centro de la historia, que es la relación de los personajes de Adams y Patricia Clarkson, igual de fantástica y a la altura, interpretando un personaje jodido como que el que más, sutil pero atractivo y poderoso.
Ellas están muy jodidas, en efecto, pero el origen del trauma son sus propias madres, no unos capullos... y ha sido toda una experiencia que Sharp Objects, con una ambientación que casi te hace sentir el calor asfixiante y el racismo silencioso del sur, haya contado una historia tan cruda y terrorífica con mujeres que no orbitan en torno a hombres. Porque a veces es la familia el peor y más dañino enemigo...

Isidro López (@Drolope)