Hoy lanzamos nuestra mirada a la compleja realidad de los Estados Unidos, que es el principal tema de algunos de los documentales que forman parte del Sheffield Doc/Fest. Retratos que bucean en la actualidad, y que nos hacen reflexionar sobre las informaciones que aparecen día a día en los medios de comunicación. Desde la conservación de las tradiciones indígenas hasta el cambio generacional en un pequeño pueblo de Nuevo México; desde la crisis del agua en Flint hasta la violencia en las escuelas. Películas que nos permiten trazar un perfil poliédrico de un país en constante recesión.
La directora de US Kids (Kim A. Snyder, 2020) ha estado preocupada en los últimos años por la terrible realidad de las matanzas en escuelas e institutos norteamericanos. En Newtown (2016) se centraba en el duelo de las familias cuyos hijos habían sido víctimas de la masacre de la Escuela Sandy Hook en Newtown, en la que murieron 20 niños, que fue también el objeto de su cortometraje Notes from Dumblane: Lesson from a school shooting (2018). Ahora, en su último documental, estrenado en el Festival de Sundance, ofrece una visión de la tragedia de la violencia escolar dando voz a algunos jóvenes que participan en manifestaciones en contra de la venta de armas, estudiantes del Instituto Marjory Stoneman Douglas donde murieron 17 jóvenes en una masacre. La mirada de la directora busca la complicidad del espectador a través de las emociones, en un ejercicio que a veces es algo manipulador, pero propone una reflexión interesante en torno al peligro de la proliferación de armas en su país. En el Q&A presentado por el festival, Kim A. Snyder planteaba una situación que resulta terrible en la actual fase de pandemia y división social en su país: "La película trata sobre estas voces jóvenes entendiendo que no puedes hablar de armas sin hablar de Black Lives Matter. Y creo que tampoco puedes hablar de pandemia en una crisis sanitaria mundial sin entender que el problema de las armas es también una pandemia. Desde el momento en que el COVID-19 vaya descendiendo, tenemos que preocuparnos por esos 40.000 norteamericanos que mueren cada año por armas de fuego. Ahora la venta de armas está aumentando. Dos tercios de las muertes son suicidios, y ahora tenemos a más gente con armas que tienen depresión o que están desempleados, y sin duda la tasa de suicidios va a aumentar. La violencia doméstica, por ejemplo, ha crecido un 40% desde que comenzó el confinamiento."En la programación del Sheffield Doc/Fest hay varios documentales que ofrecen una mirada en torno al Sur de los Estados Unidos, porque representa en cierto modo la esencia de la sociedad norteamericana, con sus contradicciones y sus conexiones con la frontera y con los ancestros indígenas. Truth or Consequences (Hannah Jayanti, 2019), programado en la sección Ghost and Apparitions, propone un supuesto futuro cercano en el que nuestro planeta tiene los días contados y solo está habitado por las zonas más desfavorecidas. Son los últimos supervivientes en localidades empobrecidas como Truth or Consequences, un pueblo de Nuevo México que antes se llamaba Hot Springs y que cambió su denominación a raíz de un concurso en el programa de radio Truth or Consequences, en 1950. A cambio, el pueblo fue la sede del programa el primer fin de semana de mayo durante los siguientes 15 años, adquiriendo resonancia y notoriedad.
Pero los habitantes de Truth or Consequences, que tiene una población de poco más de 6.000 personas, sobreviven como pueden en medio de una localidad empobrecida, donde las cicatrices de la exclusión social son patentes. La directora propone una visión con tonalidad poética sobre el pasado y el presente, enfocado hacia un futuro imaginado, y subrayado por las improvisaciones del compositor Bill Frisell, que aportan un aura casi fantasmal. Es un acercamiento singular e interesante a esa otra Norteamérica olvidada y abandonada, casi desértica, habitada por supervivientes, no de un futuro apocalíptico, sino de un presente devastador.
El crecimiento del movimiento Black Lives Matter ha puesto en primer plano la profunda grieta social que existe en Estados Unidos, y al mismo tiempo trata de reinterpretar una Historia que se ha contado desde un solo punto de vista. Pero, en realidad, no son tan preocupantes las huellas del pasado como la permanencia de estas injusticias. Al comienzo del documental Seekers (Aurore Vullierme, 2020) se nos recuerda que hasta 1990 el gobierno norteamericano obligaba a los niños de familias indias a participar en programas educativos donde eran "civilizados" y "cristianizados". Estas cicatrices de la imposición occidental permanecen en la tribu de los Jicarillas, en la localidad de Dulce, en Nuevo México, donde las elecciones tribales locales provocan un cambio de gobierno. Esta autonomía "ficticia" es la que se debate en el documental, que tiene como protagonista a Leon Reval, concejal depuesto, que mira con incertidumbre un futuro nada prometedor en torno a la preservación de las tradiciones. Esta "emancipación" controlada es uno de los principales problemas de las comunidades indias, sometidas a autogobiernos que son artificiales.
Estas raíces ancestrales son también parte de la historia de Our mother the mountain (Tamar Lando, 2020), presentada en la sección Into the World. También en la región de Nuevo México, la película extiende el sentimiento de pérdida, no solo a los indios que fueron masacrados y sometidos, sino a un estilo de vida que está desapareciendo. La directora se centra en tres viejos cowboys que mantienen una tradición de vida en armonía con la naturaleza, pero que se sienten representantes de una forma de existencia que ya está agonizando. La directora planteaba en el Q&A organizado por el festival, este sentimiento de pérdida como uno de los temas principales de su documental: "Una de mis frases favoritas es cuando uno de los protagonistas dice 'Los indios eran buenos cowboys'. Es una frase que no ves en las películas del Oeste. Ese sentimiento de pérdida es uno de los temas principales del documental en muchos niveles. Se trata de la pérdida de una civilización completa en esas tierras. Y en cierto modo también se trata de la pérdida de toda una generación de vaqueros en un futuro próximo. Los protagonistas sienten que ellos son los últimos cowboys". La película contempla, asiste con distancia y presenta esta generación que está a punto de desaparecer y provoca una sensación de sorpresa ante un país que está perdiendo progresivamente sus raíces más ancestrales.
Esta conexión entre la Norteamérica del pasado y la del presente está bien representada en Southern Journey (Revisited) (Rob Curry, Tim Plester, 2020), estreno mundial en la sección Rhyme and Rythm. Los directores utilizan unas grabaciones que realizó el musicólogo Alan Lomax en los años 50 recogiendo la tradición folclórica del Sur de los Estados Unidos, que recopiló en la serie discográfica "Southern Journey" (1959). Rob Curry y Tim Plaster realizan el mismo recorrido localizando a familiares de aquellos cantantes y músicos que formaron parte de esa serie de grabaciones para ofrecer un retrato de la sociedad actual desde la perspectiva del pasado. Y lo hacen además en el contexto de las elecciones de 2018, en las que el Partido Demócrata trató de arrebatar poder al presidente Donald Trump, por lo que la lectura de la sociedad actual tiene un interesante trasfondo político. Sobre todo porque nos traslada a poblaciones sureñas que aún mantienen cierta segregación racial, con iglesias para blancos e iglesias para negros, con barrios de mayoría negra y barrios de mayoría blanca. Es un retrato que funciona en un ámbito de arqueología musical, pero también en un sentido social y político que pone en evidencia la división de una sociedad que no consigue cerrar sus heridas.
Esta serie de documentales que comentamos hoy nos ofrecen una visión compleja y también contradictoria de una Norteamérica que lucha por mantener sus tradiciones pero al mismo tiempo trata de mirar hacia el futuro, de una sociedad dividida por los extremismos que mantiene una convivencia difícil y controvertida, de un país roto que se va deteriorando progresivamente a través de una fragmentación social cada vez más pronunciada.