En agosto de 2010, cuando todavía estaba "fresca" la nueva versión cinematográfica del detective de Baker Street dirigida por Guy Ritchie, la BBC nos sorprendió con el estreno de Sherlock, miniserie de tres episodios creada por los guionistas Steven Moffat y Mark Gatiss. En ella nos presentaron una reinvención del mítico personaje literario creado por Sir Arthur Conana Doyle, trasladando los casos de Sherlock Homes y el doctor John Watson al siglo XXI, incluyendo homenajes a novelas como Estudio en escarlata o El signo de los cuatro, y dejándonos con un impactante final en el que James Moriarty, la némesis del detective, cobraba vital importancia.
Tras una larga espera, a comienzos de 2012 la BBC estrenó la segunda temporada de Sherlock siguiendo justo donde terminó la primera, y debo admitir que el resultado ha sido inmejorable. Compuesta por tres capítulos, esta segunda temporada cuenta con un desarrollo brillante de personajes. Resulta impresionante cómo a lo largo de tan pocos episodios la amistad entre Holmes y Watson atraviesa diferentes obstáculos y supera varias pruebas, mientras que la compleja personalidad del detective privado complicará (y al mismo tiempo enriquecerá) sus vínculos con personajes como Lestrade, la señora Hudson, su hermano Mycroft, e incluso Moriarty.
Cada capítulo es un homenaje directo a uno de los relatos o novelas de Conan Doyle. En el primero, A Scandal in Belgravia, entra en escena la versión actualizada de Irene Adler, la única mujer que Holmes considera que está a su altura. Le sigue The Hounds of the Baskervilles, episodio que recrea la trama de la famosa novela con el misterio del monstruoso sabueso que habita en los páramos de Dartmoor. Para terminar, The Reinchenbach Fall nos presenta la prueba más dura a la que Sherlock se ha enfrentado nunca, hasta el punto de que verá cómo se desmorona todo su mundo mientras Moriarty regresa decidido a acabar con él. Los tres capítulos resultan sumamente entretenidos y muy bien llevados, cuentan con enrevesados juegos de ingenio (aunque en ocasiones se pasan un poco con alguna que otra resolución rocambolesca), mucho respeto por el espíritu original del personaje, y un final impactante que obliga a los espectadores a desear con todas sus fuerzas que la tercera temporada llegue pronto (lo cual parece complicado, dadas las apretadas agendas de los protagonistas).
La banda sonora y la ambientación en la actualidad son elementos esenciales en esta serie. Además, los actores cumplen con sus papeles (tal vez el que resulta más exagerado es Moriarty por su histrionismo), y del reparto hay que destacar a la pareja protagonista, los fantásticos Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, quienes con su vozarrón grave y presencia enigmática y con su aspecto de tipo bonachón y sencillo, respectivamente, consiguen dar profundidad y complejidad a la emblemática pareja que interpretan.
La espera de la tercera temporada de Sherlock será difícil no sólo por el enorme "continuará" final, sino por los buenos resultados conseguidos por esta segunda tanda de tres capítulos, los cuales cuentan con un brillante desarrollo de personajes y una capacidad asombrosa para ofrecer una nueva versión del mundo de Sherlock Holmes a la vez que se respeta el espíritu de las conocidad obras de Conan Doyle.