Eso es algo que los ciudadanos de este país ya sabemos y sufrimos hace tiempo, así que no termino de entender la necesidad de la comisión de marras. Puede que sean ciertas ansias de protagonismo y, sobre todo, la mala conciencia política por la promiscuidad y la connivencia con la que se han relacionado políticos y banqueros durante estos últimos años, pero es sólo una sospecha seguramente sin fundamento. Los partidos también se han puesto hoy de acuerdo para que la investigación arranque allá por el año 2000, cuando Rodrigo Rato hacía milagros económicos en España y hasta Aznar se permitía sonreír mientras inauguraba autopistas de peaje.
Que no se me entienda mal: no estoy menospreciando la labor del parlamento pero la experiencia ha demostrado sobradamente que estas comisiones carecen de utilidad y que las responsabilidades políticas que pretenden depurar nunca se llegan a sustanciar. Sería una sorpresa que no espero que esta nueva comisión sobre la banca y el sistema financiero no se convierta, como las anteriores, en un nuevo escenario para la disputa política y el “y tú más”.
Con todas sus deficiencias, que no son pocas, confío mucho más en las investigaciones judiciales que en las políticas, aunque ambas no sean excluyentes. Los jueces han sentado a banqueros en el banquillo de los acusados y alguno incluso purga sus culpas entre rejas, lo nunca visto antes. De las responsabilidades políticas deberíamos ocuparnos los ciudadanos en las urnas y confiar mucho menos en quienes, después de años de dejar hacer y dejar pasar todas las tropelías de la banca, pretenden ahora redimirse de su propia pasividad cuando no de su connivencia.Los culpables que ahora nos pretenden revelar ya los conocemos hace tiempo, así que harían mejor sus señorías en dedicar sus esfuerzos a otros menesteres como, por ejemplo, legislar para que no vuelva a pasar.