La joven Janet Stewart (Anabel Shaw) se desplaza hasta un hotel para reunirse con su marido (Frank Latimore). En el lugar contemplará una conversación entre un matrimonio que poco a poco adquiere tintes más sombríos. El enfrentamiento culminará con el asesinato de la mujer por parte de su marido, el cual Janet contemplará horrorizada y sin capacidad de reacción. A la mañana siguiente, el marido de la muchacha la encuentra en la habitación en estado catatónico. Los responsables del hotel intentarán ayudarla a salir de su shock con la colaboración del prestigioso Dr. Richard Cross (Vincent Price). Solo hay un pequeño problema: Cross es el hombre que Janet vio asesinando a su esposa.
A grandes rasgos, el sencillo planteamiento argumental de “Shock” es una muestra más de la extensa corriente del thriller de índole psicoanalítico que proliferó durante la segunda mitad de la década de los cuarenta, el cual fue explotado por directores como Alfred Hitchcock, Otto Preminger, y Fritz Lang, entre otros. En esta cinta nos encontramos con un psiquiatra débil y moralmente ambiguo interpretado por Vincent Price, quien confina a una mujer que inadvertidamente presenció como él asesino a su esposa, en su clínica psiquiátrica para así poder manipular su mente y convencerla de que dicha situación no es más que un producto de su vívida imaginación. Preocupados por la posible recepción de la cinta, en una primera instancia los ejecutivos de la Fox le presentaron el film a una serie de psicoanalistas para que estos realizaran las objeciones pertinentes con respecto a la historia. Por supuesto que gran parte de las objeciones hacían alusión al retrato negativo que la cinta realizaba de la psiquiatría, debido a que se muestra a los psiquiatras como personas con las suficientes habilidades como para manejar a su antojo a sus pacientes.
Y es que precisamente gran parte del suspenso de la cinta ronda al hecho de que si Janet alcanzará un nivel de lucidez suficiente como para reconocer a Cross y atestiguar en su contra en la investigación de la muerte de su esposa. Es Elaine el cerebro tras el asesinato de la señora Cross, y quien empuja al doctor asesinar a Janet mediante una sobredosis de insulina, para que todo parezca un accidente médico. Lo que sin duda resulta curioso, es que Cross se muestra a reacio a seguir los planes de su amante, lo que se contrapone con su cooperación en el caso de su esposa. Al parecer, Cross está dispuesto a asesinar a su molesta esposa, pero se niega rotundamente a romper su juramento hipocrático y asesinar a una mujer que se supone que él está tratando. Esto demuestra que bien en el fondo, el personaje de Price aún presenta un dejo de consciencia, que finalmente lo llevará a cometer otro acto “involuntario”. La historia en general resulta ser interesante, aunque por momentos da la impresión de que se le podría haber sacado más provecho.
Uno esperaría que una película que se titula “Shock” y cuyo protagonista es Vincent Price fuese de terror; obviamente este no es el caso, aunque la cinta si presenta una secuencia que parece ser sacada de la iconografía del cine de terror, en la cual durante una noche de tormenta, uno de los pacientes de la clínica psiquiátrica se escapa de su habitación solo para ingresar a la habitación de Janet y enfrascarse en una discusión con una de las enfermeras, lo que termina asustando aún más a la ya traumatizada joven. Otro momento destacable de la cinta es la secuencia onírica presentada al inicio del film, en el cual se exhibe la incertidumbre que siente Janet con respecto al regreso de su esposo de la guerra, y la posibilidad de que nuevamente el ejército se haya equivocado en proveerle la información con respecto a su estado de salud. “Shock” difícilmente podría ser ubicado como uno de los mejores exponentes del thriller de índole psicoanalítico. Claramente no está al nivel de “Spellbound” (1945), de Alfred Hitchcock, pero cuenta con méritos suficientes como para ser un título digno de explorar.
por Fantomas.