Además no sólo es la vista el sentido que disfruta, sino también el olfato, pues el olor en este tipo de sitios es más intenso, más auténtico. En las pastelerías es más dulce; en las librerías más a viejo; en los anticuarios a polvo, madera, flores secas y un ligero aroma a algún antiguo perfume. Los tenderetes huelen a gente que pasa, a piedra de los muros, a las flores que cuelgan de un balcón, a barrio, a sol...
LISBOA - Portugal