Shrek para Siempre

Publicado el 20 julio 2010 por Diezmartinez

El título en español Shrek para Siempre (Shrek Forever After, EU, 2010) suena a amenaza, casi a maldición: ¿a poco cada verano, por los siglos de los siglos, tendremos que soportar al ogro domesticado verde, a su rechoncha esposa y a sus amiguitos chistosones? Al parecer no será así, porque Dreamworks ha anunciado que la cuarta entrega de Shrek será la última. Y, la verdad, ojalá que así sea.

Para ser francos, guardo pocos recuerdos de Shrek 2 (Adamson et al/2004) y menos aún de Shrek Tercero (Miller y Hui/2007), pero no tuve mayor problemas en seguir la línea narrativa de esta cuarta parte, pues Shrek para Siempre tiene que ver más con el primer Shrek (Adamson y Jenson/2001), que es el que guardo en la memoria.

La cinta inicia con el ogro Shrek harto de las rutinas de la vida marital: tiene tres hijos que no lo dejan respirar, una mujer a la que adora pero que es de todas formas demandante y dos amigos tan entrañables como encajosos –chin: parece la biografía de la mitad de la gente que conozco. El asunto es que Shrek añora la vida de soltero, cuando era un ogro terrible, temible, cochino, solitario y sucio –chin: parece la autobiografía de la otra mitad de la gente que conozco.

El asunto es que Shrek pasa por la típica crisis que dicen que algunos hombres casados (ejem) tienen en algún momento de su vida. Así pues, harto de los hijos, de la mujer, de los amigos, desea tener un día para él solito, un día libre, sin chilpayates que le jodan la borrega, sin mujer que le diga qué tiene que hacer. Aparece en escena el villano chaparrín Rumpelstiltskin –interpretado vocalmente en la versión mexicana por uno de los Mascabrothers: no me pidan que dé más información- quien lo engatusa de tal forma que lo hace firmar un pacto en el que Shrek le da un día de vida a Rumpelstiltskin para que éste le regrese su calidad y cualidad de ogro odioso, aunque sea por un ratito. Claro que Rumpelstiltskin no le quita cualquier día sino uno muy especial: el día en el que Shrek nació. De esta manera, Shrek verá lo que es el Reino Muy Muy Lejano si él no hubiera nacido, si no hubiera rescatado a la Princesa Fiona, si no hubiera conocido a Burro ni al Gato con Botas y… Bueno, ya me entendió: Qué Bello es Vivir (Capra, 1946) en versión ogresca.

La fórmula de las parodias de los cuentos de hadas está completamente agotada, así que los únicos momentos de ingenio en toda la película son los relacionados con el campirano Burro (vocalizado nuevamente por Eugenio Derbez) y con el siempre bienvenido Gato con Botas (notable Antonio Banderas), que en este mundo alterno ha renunciado a ser un valiente espadachín felino para convertirse en una especie de versión (más) obesa y glotona, si es que se puede, de Garfield.

La cinta se ha exhibido en la infaltable 3-D pero esta vez he decidido ahorrarme un dinerito y vi la película en la versión “normal”. Supongo que las varias escenas de acción del filme se explotaron debidamente en tercera dimensión, pero dudo mucho que esto haya mejorado la historia. Eso sí, el soundtrack suena pegajoso, incluyendo una versión de “For Once in My Life” que no conocía, interpretada por Stevie Wonder.

Por lo demás, si usted ya conoce Qué Bello es Vivir, vuélvala a ver. Y si no la conoce, ¿qué está esperando? Se puede ahorrar este Shrek para Siempre.