Más allá de las dificultades, Argentina comenzó el encuentro predispuesta a convertir la mayor cantidad de goles para luego esperar una ayuda uruguaya. Recién comenzada la transmisión de TyC Sports, alrededor de los 12 minutos de partido, Facundo Ferreyra fue tomado dentro del área y el árbitro decretó penal que luego el mismo jugador convertiría con suspenso. A priori, la propuesta de Perazzo fue más ofensiva que de costumbre pues Mauro Díaz, Michael Hoyos y Rodrigo Battaglia integraron el mediocampo titular. De hecho así se vio en la cancha: un equipo más unido, que no recurrió tanto al pelotazo sino a la jugada asociada. Hoy Argentina intentó jugar. Es cierto que por momentos la imprecisión se adueñó del partido, pero la manera, la intención, fue otra.
A los 31, tras un tiro libre de Hoyos, la pelota le quedó servida a Bruno Zuculini a metros del arquero y el volante de Racing no la desaprovechó. El partido de pronto tomaba otro color; Argentina 2-0 arriba y todavía con una hora por jugar. Incluso, los chicos de Banfield tuvieron, en una misma jugada, la oportunidad para aumentar: primero Ferreyra después de un centro y luego Nicolás Tagliafico, ambas bien resueltas por el arquero cafetero Andrés Mosquera. También Mauro Díaz tuvo la suya, recién comenzado el segundo tiempo, el línea le invalidó un gol por una supuesta posición adelantada que no existió.
El hecho de que no se hayan consumado esas ocasiones, más la expulsión infantil del delantero de Boca Sergio Araujo a los 8 minutos de la última etapa, terminaron por desmoronar las intenciones de Argentina. A partir de allí se vio un equipo desplomado anímicamente, con pocas ganas y que nunca logró volver al partido. Le cedió la pelota a Colombia, que tuvo sus chances, pero siempre encontró a Esteban Andrada muy bien ubicado y seguro, tanto de arriba como de abajo, sin rebotes, atento y ágil.
De hecho fue lo mejor que mostró el seleccionado nacional en el campeonato. Aunque también fueron para destacar las actuaciones de la defensa: Hugo Nervo, Germán Pezzella, Leonel Galeano o Leandro González Pires y Nicolás Tagliafico tuvieron una buena producción y completaron un certamen más que aceptable. A su vez, el chico Battaglia fue lo más clarito y ordenado de Argentina. Jugó, marcó e hizo lo que pudo ante planteos algo mezquinos. Por último, Juan Manuel Iturbe, a pesar de las intermitencias en su juego, fue de gran ayuda para el equipo que en más de una ocasión dependió exclusivamente de él para ganar. Muchas veces individualista, pero con arranques vertiginosos, demostró que a pesar de sus jóvenes 17 años tiene mucho para dar.
Por el contrario, aquellos jugadores que en la previa se suponía serían las figuras, terminaron decepcionando. El caso puntual es el de Araujo que llegó a Perú con muchas expectativas para el público y terminó siendo expulsado en un momento importantísimo. También desilusionó Funes Mori, con experiencia en primera, su aporte sería fundamental pero ni siquiera ingresó en el último partido. Algunos escalones más abajo aparecen Hoyos y Díaz. Ambos buenos prospectos de Estudiantes y River, respectivamente, pero que no terminaron de explotar sus habilidades en el torneo.
Tras este pantallazo general del Sudamericano solo se puede recordar que Argentina terminó tercera detrás de Brasil y Uruguay. Dichas selecciones junto a Ecuador y, naturalmente, Colombia serán los países que representarán a América del Sur en el Mundial. El sorteo de los grupos se realizará en Cartagena el próximo 27 de abril.