Estamos ante un canto a la vida, a la lucha. Muestra sin miramientos lo efímera e injusta que puede llegar a ser la vida y, a la vez, lo maravillosa que es. La película parte en el día en el que el personaje de Mia (Chloë Grace Moretz) verá como todo su mundo se desvanece, a partir de ahí iremos conociendo los acontecimientos más importantes en la vida de Mia. Esta estructura en flashbacks ayuda a que conozcamos mejor a la protagonista ya que son sus recuerdos los que van tejiendo la tela de araña que es esta historia.
Como he dicho más arriba, la película muestra lo que importa en la vida, que es disfrutar de quien quieres y con quien quieres porque en cualquier momento todo puede cambiar, te despiertas y ves que nada es como antes. Evidentemente la historia tiene momentos muy duros, lo que nos presenta es la decisión de luchar por vivir o no hacerlo y morir, realmente lo que hace es plantearnos esa duda a nosotros y todos esos flashbacks por los que nos hace pasar Mia sirven para que nosotros también meditemos sobre lo que haríamos si estuviésemos en su lugar. Quiero destacar una escena que me encogió el estómago y seguro que los que han visto la película también les pasó, es la escena en la que el abuelo mantiene una conversación con Mia mientras ella está en coma, tiene una carga emocional muy significativa, aquí en España encima disfrutamos de la actuación del actor de doblaje Ricardo Solans, que pone voz a Stacy Keach.
Otro de los personajes es la música, el encargado de ella ha sido Heitor Pereira, en una película cuyos protagonistas son músicos hay que saber darle la importancia que tiene y más teniendo en cuenta que cada personaje tiene un gusto, Mia adora la música clásica y Adam, y la familia de Mia, el rock, se han sabido mezclar muy bien estos dos géneros y se ha hecho una buena elección de los temas musicales que aparecen.
Claro que esto es sólo mi opinión.